"Cielo Negro" (2x14)

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Sultana Ayse.

La luna pareciera estar escondida esta noche. En el cielo negro solo se aprecian los resplandores blancos de las estrellas, de nuestros antepasados que nos vigilan y protegen, o al menos eso se dice.
Si tan solo pudieran decirme dónde ha estado mi esposo. Si tan solo pudieran interferir en nuestras decisiones y pensamientos, pero solo permanecen allí, como espectadores que lo ven todo pero no advierten ni animan.

   –¿Jennet? —La intercepto en el pasillo del Harén. –¿Has visto a Iskender hoy?

   –No... No mi Sultana. —Responde nerviosa.

¡Rayos Iskender!
Regreso indignada a mis Aposentos dejando detrás a las concubinas que me seguían.

   –¿Dónde has estado Iskender? —Pregunto al aire apretando mis puños con todas mis fuerzas.

Estando tan sumergida en mis pensamientos fijo mi vista sin querer en un cajón semi abierto. Yo jamás permito que alguien se meta en mis cosas o las ordene.
Me acerco rápidamente y reviso todo cerciorando que esté en orden.

Una pequeña caja se cae dejando ver una carta con insignia del Palacio marcada en el papel.
Dudo en tomarla y leerla. Pues claramente es de Iskender.

   "Iskender

   Tanto es el tiempo del que nos han negado     que ya nada puede impedir que nos reunamos.
Necesito verte, quiero verte.
Estaré esperándote mientras limpio el desastre que dejamos durante nuestra pelea.

Mehmed."

¿Mi hermano e Iskender se reúnen?
Pero dónde puede ser ese lugar de pelea...
Debo ir a buscar a mi esposo y traerlo de vuelta. No corresponde que ellos estén allí.


Rondando por el Palacio y por cada uno de los pasillos comienzo a sentir presión en mi pecho y un poco de ahogo. Me dispongo a salir a tomar aire fresco. Choco mi hombro con una persona.

   –Disculpe mi Sultana. —Me reverencia y se disculpa.

   –¿No deberías estar con Mehmed?

   –¿Por qué Sultana?

   –Se supone que eres su confidente, Gokhan, eso es algo obvio, ¿O debo explicarte?

   –Tiene la razón de su lado, Sultana, enseguida iré a sus Aposentos a acompañarlo. —Hace una reverencia leve y continúa su camino.

   –No lo encontrarás allí, vengo de sus Aposentos y Mehmed no está. —Él me mira serio y pensante. –Estoy buscando a mi esposo, ¿Lo has visto? Lleva un rato desaparecido.

   –No Sultana Ayse, por favor discúlpeme, recordé que debo hacer algo.

Se marcha deprisa doblando en el pasillo.
¿Por qué pareciera que sabe algo y me lo oculta? Gokhan lo sabe y no me lo ha dicho.

¡Malditos hombres! Siempre con mentiras y secretos.

Comienzo a seguir al Aga de mi hermano a través de los pasillos intentando que él no se de cuenta.
Cada ves que dobla en una esquina, yo avanzo en la otra, llegando así finalmente al Harén y otros pasillos.
Veía sus ropas avanzando entre los lúgubres pasadizos y en un momento no logro alcanzarlo y lo pierdo.
Al fondo del gran pasillo principal se encuentra una enorme puerta doble que da hacia el Jardín.
Asomo mi cabeza sintiendo el frío fresco de la noche en mi rostro. A lo lejos veo una sombra entrando a la Torre de la Justicia.

Aquella Torre que ha visto tantos funerales de Príncipes, Sultanas y Sultanes, de todas las edades. Tantos muertos han paseado frente a ella, sin embargo sigue ahí, esperando, para ver morir a muchas más personas.

Me adentro lento en el lugar cerrando la puerta tras de mí, está todo iluminado con velas hacia arriba. Escucho gritos, como si de una pelea se tratase.

Con una mano apoyada en la baranda y con la otra sosteniendo mi largo vestido, me dispongo a subir silenciosamente para escuchar con quién discute Gokhan. Aun que esa voz me resulta demasiado similar a la de Iskender no logro escuchar bien.

Es apenas unos escalones los que alcanzo a subir, antes de ver la escena más horrorosa y espantosa que mis ojos han visto hasta ahora.
Una vista tan indescriptible y tan difícil de remover de mi mente, que aseguro que quien más pudiese venir a verlo, no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo.

Ver a Gokhan reventado contra el suelo y con mucha sangre saliendo de la punta de sus dedos y pies me hace entrar en pánico.

   –Mehmed, Iskender. —Dice teniendo convulsiones cada unos segundos. –Mehmed, Isk...

Cubro mi boca con ambas manos intentando evitar que algún ruido se me escape, para que quienes asesinaron al confidente de mi hermano no sepan que lo vi todo.

Jamás pude pensar en ver la muerte tan de cerca. Siento mi cuerpo helado y apenas puedo hacer movimientos, mis manos y pies no me responden, y no me atrevo a acercarme a él, pues creo que sigue con vida.

Bajo los pocos peldaños que alcancé a subir de una manera muy lenta para no emitir ruido.

   –¿Gokhan? —Susurro. Sus ojos están cerrados y al oírme los abre asustado.
¿Puedes levantarte? ¿Me puedes oír?

Abre su boca intentando que salgan palabras pero solo logra escupir sangre y más sangre.

Cierro mis ojos intentando eliminar esa imagen de mi memoria para nunca jamás recordarlo.
Es en ese momento en el que oigo pasos bajar. Abrir la puerta es muy riesgoso podrían verme o escucharme.

Recorro el cuarto rápidamente y me apresuro a entrar en unas cajas de mercadería vacías que hay detrás de la escalera.
Los pasos se acercan y se detienen.
Asomo mi cabeza fuera de la caja y lo veo a él de pie en el último escalón. Con sus ojos más que abiertos y totalmente rojos, con la respiración agitada y con una mano en la boca. A mi hermano, Mehmed.

   –Oh por Alá, Gokhan. —Se acerca unos pasos.

   –Tú me hiciste esto, ustedes... —Gokhan apenas habla.

   –No nos culpes, esto es resultado de tus decisiones y tus mentiras.

   –Saldré de esto, Mehmed, ya verás. —Escupe sangre por la boca y sale un poco de sus oídos. –Safiye se enterará de esto y los asesinarán a los dos.

   –Con Iskender con te metas. —Dice Mehmed con la voz quebrada, siento temor en sus palabras. –Por favor a él déjalo en paz, no lo toques.

   –Me encargaré de que lo ahorquen primero, para que lo veas morir... —Intenta arrastrarse pero sus brazos y manos lucen blandas. Como si ya no hubieran huesos dentro.

   –Sabes que no puedo permitirlo. —Mehmed se arrodilla junto a él y le sostiene el rostro con ambas manos. –Nadie le hará daño a Iskender, nadie lo separará de mi, jamás.

Da un largo suspiro y viendo hacia arriba por las escaleras, como asegurando que nadie está viendo, hace presión en el cuello de Gokhan girando su cabeza, quebrando así su cuello y terminando con su vida.

Cierro mis ojos con fuerza, pensando en no respirar muy notorio y que mis lágrimas y mi mucosidad no me delaten.

Mis manos tiemblan y mi pecho se contrae.
Quiero llorar, quiero gritar, quiero salir de aquí, quiero correr. Acabo de ver a mi hermano asesinar a alguien y yo solo puedo cerrar mis ojos y pensar que nada es real. Nada de eso es real.

Mehmed no acaba de hacerlo, Mehmed es bueno, él nunca lo haría.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now