"Tormento De Iskender" (3x01)

658 85 9
                                    

Tarkan Iskender Aga.

Mehmed se encuentra sentado en una esquina de la cama viendo fijo el suelo. Mis rodillas alcanzan a tocar mi pecho y mis brazos las rodean.

El silencio es un verdadero enemigo asesino. Es como si cada zona de aire en los Aposentos fuese un silenciador de todos los sonidos posibles del exterior.

Su espalda está recta y sus manos se tocan una a la otra intentando quitar el sudor de sus palmas, aun que éste, continúa saliendo en forma de reflejar su nerviosismo.

Comprendo que fui un tonto por hacer eso. No correspondía, Mehmed me estaba ayudando a lidiar con la muerte de mis hermanos mayores, y yo sin pensar actué así.

Me atreví a sujetar su cabeza para tenerlo más cerca de mí, casi forzándolo.

Cada vez que intento decir una palabra mi boca solamente se abre pero ningún sonido logra salir. Pongo todo mi esfuerzo por emitir una simple oración.

Mehmed... —Me atrevo a decir finalmente. –Yo... Lo hice sin pensar, en serio lo siento.

–¿Creíste que hablabas con Gokhan?
Dice sin voltear, sonando molesto. –Con él podías hacer esta clase de actos pero no conmigo Iskender, yo soy un Príncipe.

–Gokhan no tiene que ver en esto.
Respondo ofendido ante su remarco de estatus.

–Sin embargo con él hacías esto y más en la arboleda del jardín. Lo pensé ese día y lo pienso ahora mismo, eres un traidor de las buenas costumbres de este Palacio.

–No me insultes Mehmed, yo estaba fuera de mis pensamientos.

–No intentes culpar a tus hermanos por lo que hiciste, no te atrevas, yo solo quería cuidarte y consolarte, pero tú cruzaste una delicada línea que ni yo sabía que existía entre nosotros. Creí que éramos amigos, confidentes, yo te abrazaba y hasta dormías conmigo, tú eres el esposo de mi hermana.

–Basta Mehmed. —Respondo llorando en silencio. –No sabía que te ibas a molestar tanto.

–Por supuesto que me molesta. —Dice apenas viéndome a los ojos. –Nos tenemos cariño y nos queremos, pero no de esta forma, te equivocaste enormemente y me involucraste.

–Yo creía que lo que sentía por ti podría ser normal, eres mi amigo y disfruto estar contigo, casi siempre me tomabas la mano y me recordabas lo feliz que te hago.

–Somos felices juntos por que somos amigos, y tu mano la tomaba por el anillo que te mandé a forjar, pensaste todo mal, que decepción me provoca vivir esta situación, jamás si quiera pensé que fuera posible.

–¿No piensas perdonarme? Ya te dije que lo siento, estoy lidiando con muchas cosas ahora mismo, tengo odio por Safiye y Dilruba, no sé qué hacer con ellas, y esta distancia colosal que acaba de formarse entre tú y yo me está lastimando mucho más aún.

–Por favor no me pidas alguna cosa por ahora, necesito pensar, no me encuentro en condición de ayudarte con tus hermanos por hoy, necesito que busques consuelo en otro lugar, no aquí, no conmigo, al menos por esta noche.

Sin decir una sola palabra y con mi rostro lleno de lágrimas me levanto de su cama quedando inmóvil sintiendo el suelo del frío. Me dirige una mirada que logra quebrarme y hacerme caminar hasta él, arrodillándome como siguiente acción y tomando sus manos.

No me hagas sentir mal, Mehmed. —Seco mis lágrimas con un mi hombro. –Te prometo que no lo haré otra vez, pero no me apartes de tu lado, yo te necesito cerca de mí, me encuentro tan solo y aterrado aquí, eres lo único que tengo.

Sus ojos me muestran toda la incertidumbre y preguntas que rondan en su cabeza, luce alterado y a la vez temerario. Levanta una de sus manos llevándola con suavidad directamente hacia mi mejilla.

¿Por esto te enojaste cuando dije que sigo enamorado de Meleksima? —Pregunta calmado. Asiento con la cabeza. –¿No quieres que yo tenga una esposa, Iskender? ¿Qué sucederá cuando yo me case y tenga hijos? ¿Qué estarás haciendo tú? Deberías encargarte de hacer feliz a mi hermana, tengan hijos, pues es de ella de quien estás casado.

–Confundí las cosas, Mehmed, pero no es de tu hermana de quien disfruto su compañía o de oír su voz, eres tú, yo prometo ser tu compañero y no interferir en tu vida, te apoyo en todo lo que tú decidas, pero déjame estar contigo, por favor no me alejes otra vez.

–No lo sé Iskender, yo jamás había tenido esta cercanía con algún otro muchacho de este Palacio. Fue muy extraño sentirte, tocarte. Quizás estamos pasando mucho tiempo juntos. Quizá debamos alejarnos un poco.

Está culpando al tiempo. Cuando el error cometido fue mío.
¿Por qué me molesta todo esto? ¿Acaso me molesta su rechazo? Yo actué y no medí consecuencias, soy un irresponsable que no marcó un punto de retorno para detenerme, y es por eso que me encuentro suplicando de rodillas.

No sé qué pensé que sucedería, fue un acto reflejo el querer tener sus labios en mí, tengo mucho aún por llorar por mis hermanos, y estoy aquí, a punto de perder a Mehmed otra vez.

Tomaré mis cosas y me iré de aquí. —Digo poniéndome de pie.

No seas tan drástico, no es necesario que te vayas del Palacio.

–Digo que tomaré mis zapatos e iré a dormir solo, a mis Aposentos.

–Oh, bueno. Hasta mañana. —Asiente con la cabeza.

–Hasta mañana.



Mirando mi rostro en el espejo puedo notar el decaimiento de mis ojos y también de mi tristeza. La luz del Sol ingresa por las ventanas y llegar directo a mí.

Haga lo que haga, siempre saldrá todo mal.
Susurro a mi reflejo.

Me repito una y otra vez que Safiye me atacó en un punto débil, del que yo no estaba preparado para defender, pero tengo una presión sobre mi pecho que no me permite pensar con claridad.

¿Qué se supone que voy a decirle? ¿Qué se supone que les haré?
Mi sed de venganza está desapareciendo extrañamente, y solo Mehmed está ocupando mis pensamientos casi en su totalidad.

¿Tanta es la importancia de Mehmed en mi vida? O en mi actual vida, querré decir.

Escucho que tocan la puerta y doy la orden de entrar.
Es Murad.

   –Hola Iskender. —Me acerco a él y respondo su saludo con una palmada en su cabello.
¿Está todo bien? Todos están muy tensos, Osmán peleó con Meleksima y vi a Mehmed muy pensativo caminando, y el único que me habla con franqueza eres tú.

Murad siendo tan pequeño debe soportar ver todas las desgracias de este Palacio.
A su edad yo era un niño feliz, corría por la pradera hasta llegar a la cabaña de mis Padres, completamente mojado luego de haber ido a nadar al lago.

Nunca disfruté ir a cazar con mi Padre y hermanos, siempre me quejé. Aquel día en el que me secuestraron, se suponía que no debíamos estar allí, era una semana de cacería y regresamos dos días antes solo por mí. Yo los convencí de regresar a la cabaña y luego llegaron esos hombres a buscar jóvenes para llevarme con ellos.

Hubiesen estado mi hermana y mi Madre solas y solamente se hubiesen ido. Yo no tendría que estar aquí. Y mis hermanos no tendrían que estar colgados en esa Plaza siendo apedreados y tratados como viles rufianes, ellos jamás han tomado algo que no les pertenezca. No lo merecían.

Príncipe Mehmed. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora