"La Fuerza De La Amistad" (7x22)

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Bulent Aga.

Nos adentramos en la cueva alumbrando con la antorcha la sofocante oscuridad. Haciéndole el quite a aquellos cuerpos de chicos que no lo lograron, que se encuentran tumbados en cualquier posición en el suelo. Notablemente tienen sus extremidades quebradas, es algo horroroso de ver.

Ten cuidado, no los pises. —Le ordeno a Bekir. Él asiente.

¿Puedo tomar tu mano? —Pregunta tímido.

¿Por qué lo haría?

–Tengo miedo Bulent.

–Yo también estoy asustado, pero no busco consuelo de esa forma, prefiero apegarme a mis convicciones de que todo saldrá bien.

–Me dejaste dormir abrazado a ti y luego tomar tu mano, ¿Por qué cambias ahora?

Dejamos de caminar y volteo para mirarlo de frente.

Tal vez estás confundiendo las cosas Bekir, no soy como crees, no tengo esos gustos, no podría mirarte de esa forma.

–¿Esa forma?

–Yo noto cómo me miras, cuando hablo, cuando comemos, cuando trabajamos, cabe destacar que trabajo sin camisa, vi cómo me veías cuando te entregué mi camisa para la antorcha.

–¿Me alejas de ti por creer que estoy enamorado?

–¿Qué no es eso?

–No Bulent. —Responde ofendido. –Te quiero tanto como a Volkan, pero no de esa manera, estás equivocándote conmigo, quiero estar siempre contigo y te seguiré donde sea que vayas, por que nadie más me tomó en cuenta en la Fortaleza hasta que tú y Volkan me acogieron, ustedes son mis hermanos, hermanos no de sangre, pero si de supervivencia, son mi familia ahora y siempre estaré para ustedes.

Trago pesadamente mi saliva y doy un suspiro de frustración. Ofender así a Bekir en una situación como esta fue ridículo de mi parte, cerrar mi boca debería ser una práctica un poco más habitual.

Lo siento, yo, creí que...

–¿Que estaba enamorado de ti? Al principio si lo creí también pero luego me di cuenta que es amor de hermanos, tú eres mi hermano mayor de otra madre, así es como te veo, nunca podría mirar tu torso y pensarte con otras intención, espero que te quede claro. Aún puedes bañarte tranquilo delante de mí. —Suelta una pequeña risa.

En serio lo siento, no quise ofenderte. —Me disculpo. Él solo responde con un cierre de ojos. Me quedo callado un momento y volteo a verlo –¿Hermano mayor? Creí que teníamos la misma edad, cumplí catorce hace dos meses.

   –¿Dos meses? Quiere decir que los cumpliste en la Fortaleza. —Dice retomando la caminata. –Cumpliré catorce dentro de cuatro meses.

   –Cumplí un año más de vida, en la caminata desde la Capital hasta la montaña, justo después de ser trasladado a la Fortaleza.

Doblamos en una especie de pasillo, que se divide en tres, y encontramos otra habitación. Al iluminar el cuarto veo los pies de alguien recostado en el suelo, Bekir sube la antorcha iluminando mejor.
Es Volkan, recostado junto a Derrick, y Cihan del otro lado.

Creo que están durmiendo. —Dice Bekir.

Entramos a paso lento al cuarto, pasamos por encima de sus piernas con cuidado de no despertarlos. Duermen muy profundamente. Volkan está en posición fetal contra un rincón en la pared, cuando siente nuestra presencia, abre los ojos y se levanta rápidamente a abrazarnos. Derrick nos mira aún sentado en el suelo. Cihan respira con pesadez.

¡Chicos, creí que habían muerto, creía que los había perdido a ambos! —Dice Volkan al borde del llanto. –Me alegra tanto verlos, ¿Tu brazo está bien? ¿Están ambos bien?

–Si, si, si, Volkan, lo estamos. —Lo tranquilizo. –¿Cihan está bien?

Le pregunto notando que realmente le dificulta respirar. Un poco de sangre brota por su boca.
Derrick le sostiene una mano.

Le cayeron rocas encima, muchas... Es grave Bulent, muy grave. —Dice Volkan acercándose a él.

Nos arrodillamos junto a él, Bekir apoya la antorcha con varias rocas cuadradas puestas en la base del palo. Con su mano toca el pecho de Cihan, el cual baja y sube notablemente blando, como si no tuviera huesos.

Sus costillas están echas trizas, chicos, apenas puede respirar, el peso de las rocas rompió todo dentro. —Bekir sorbe su nariz. Lo miro y noto un par de lágrimas cayendo de sus ojos. –Es cuestión de minutos, no va a sobrevivir.

Derrick llora desconsolado y se apega a Cihan, abrazando su torso y apoyando su cabeza en su hombro. Cihan respira con mucha dificultad, cada vez peor. Levanta una de sus manos temblándole, estira uno de sus dedos señalando hacia la puerta.

¿Hay algo ahí Cihan? ¿Quieres que vaya a la puerta?

Camino hacia la puerta intentando no alejarme de la luz de la antorcha. Esfuerzo mi vista, la zona de poca oscuridad en el pasillo, y veo la tablilla de piedra de Cihan. El retrato de él y su familia.

¿Eso es lo que quería? —Dice Bekir apareciendo tras de mi.

Regresamos al cuarto y nos acercamos a ellos.

Mira Cihan, encontramos tu tablilla, ¿Es eso lo que querías ver?

Volkan se acerca a Cihan, y con dos dedos le cierra los ojos. Derrick llora en silencio junto a él.
Bekir se acerca y se arrodilla abrazando a Derrick.

Caigo sobre mis rodillas por el repentino partir de Cihan, que no alcanzo a apreciar su tablilla por última vez. Las lágrimas caen por mis sucias mejillas y lloro con fuerza botando toda la tensión y angustia de la situación en la que nos encontramos.

Noto el temblor de mis manos cuando las acerco a mi rostro para secarme los ojos. Sin querer libero jadeos, Bekir se da vuelta a mirarme. Camino hasta una de las paredes y me apego a ella de espaldas, para luego bajar hasta el suelo y permanecer sentado.

La incertidumbre me hace colapsar, me angustia la idea de pensar que no pude proteger a mis amigos, mi familia, no tener la certeza si saldremos de aquí con vida o si es que lo logramos, que sea con todos vivos, y luego, para contar esta historia.

Me obligo a mantener alejados los pensamientos que me inundan el interior, me atormenta pensar que no lograremos vivir después de esto. Que será nuestro final.

Príncipe Mehmed. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora