"Te Doy Una Mano" (4x02)

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Tarkan Iskender Aga.

Todos estos problemas son a causa de una gran estrategia planeada por esas víboras para sacarme del camino, son unas malditas, que la furia de Alá caiga sobre ellas y las haga pagar en ésta vida o en la otra, o incluso en ambas, tampoco me molestaría eso.

Puedo escuchar un gran alboroto fuera de esta torre, que ya comienza a recorrer los pasillos, Dilruba advirtió que vendrían pronto los Jenízaros. Escoltando al verdugo que tomará mi vida.

Las puertas se abren y un grupo de sujetos vestidos de negro y con su rostro cubierto se posicionan frente los barrotes.

   –¿Vienen a hacer el trabajo sucio? ¿Eh?

Recibo una nula respuesta de su parte, y es justo en el momento en que acercan la llave a la puerta y liberan el seguro, que comienzan a sonar gritos, cosas romperse y sonidos de metales colisionando otros metales desde el fondo del otro pasillo.

Dejando la puerta un poco abierta corren hacia el lugar para entender lo que sucedía, pero todos ellos cayeron hacia atrás siendo atravesados por flechas.

Un grupo de hombres acaba de atacar a los Jenízaros y los derrotó por completo.

   –¿Tú ser Iskender? —Pregunta el hombre más grande del grupo. Su cabeza llega al borde de la puerta y sus hombros son tan anchos como el marco.

Asiento con la cabeza y me sacan de allí con una capucha en la cabeza, me suben a un carruaje y nos marchamos a toda velocidad.


   –¿Dónde me llevan? —Pregunto preocupado, aún viendo todo negro. Me descubren la cabeza y veo el interior del carruaje lleno de hombres.
¿Quienes son ustedes?

   –Solo seguimos órdenes, no podemos decir algo. —Responde uno de ellos.

Avanzamos en el camino, alejándonos del Pueblo y del Palacio.
El Sol en el cielo avanzó casi 6 veces su tamaño, hasta que finalmente llegamos a una pequeña cabaña con sembradíos.

Me hacen descender y caminamos hasta la puerta, misma que se abre desde adentro.

   –Bienvenido Iskender, me alegro de verte bien Amor. —Dice dando un brinco para abrazarme.

Me quedo inmóvil ante mi sorpresa que no me deja decir una palabra o gesticular algo con el rostro.

   –¿No te alegra esta reunión? —Dice un segundo individuo apareciendo de detrás de la puerta.

—Luego de intentar responder a mis dudas y de dejar atrás mi estado atónito logro decir mis primeras palabras. –¿Ustedes dos qué hacen aquí?


Una vez ya de noche, sentados en la mesa comiendo y explicando todo el problema y las pocas soluciones que hay, acordamos un tratado entre los tres en caso de un problema mayor.

   –Mientras te esperábamos aquí, tu esposa me contó lo sucedido con el Aga de Mehmed en aquella Torre. —Dice Phelippe.

   –Le hablé de lo sucedido, cariño, espero no te moleste. —Añade Ayse.

Su cabello luce sano y su piel lastimada la oculta bajo una máscara blanca que cube la mitad de su rostro.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now