"Oportunidad De Vida" (8x23)

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Bulent Aga.

La sensación de pesadez en mi cabeza me obliga a despertar. Abro mis ojos con todo el esfuerzo de mi cuerpo, siendo enceguecido de inmediato por una luz blanca encima mío. El Sol brilla como nunca y siento arena caliente en casi todo mi cuerpo. Me incorporo y noto la ausencia de vida silvestre a mi alrededor. El terror me invade por completo y me pongo de pie de un salto.

A mi alrededor no hay más que arena, un cielo azul muy fuerte en color y el Sol, que pareciera que brilla con el doble de intensidad que de costumbre. ¿Será que llegué por mi cuenta a este desierto? ¿Caminé desorientado... después de la explosión? ¡La explosión! Las gemelas... Volkan, Bekir y Derrick...

Mi cabeza da vueltas en los pensamientos e ideas que van surgiendo de todos los rincones de mi cerebro, para comprender qué ocurre. Intento gritar sus nombres y mi voz pareciera no existir. El Sol desaparece en un parpadeo de ojos y un cielo nocturno reemplaza el anterior azul. Escucho gritos horribles desde detrás de una duna de arena muy alta. Vienen por mi, son muchos animales y personas que vienen por mí, debo huir, ¡Debo correr! Mientras más lo intento, más me hundo en la arena. Grito por ayuda pero sigue sin salir mi voz. Cierro mis ojos con fuerza resignado a ser enterrado hasta asfixiarme. Si no es la arena que me sepulta, serán los pobladores y sus animales quienes me quitarán la vida.

Finalmente todo se va a negro. Dejo de respirar, y cuento los segundos para que mi llama de vida se extinga.

Abro los ojos sintiendo la brisa helada de la madrugada. Jadeo y toso luego de recobrar el aliento, y al ver a mis amigos y a las gemelas alrededor mío caigo en cuenta de mi estado de inconsciencia y desmayo.

   –¡Bulent! ¡Sigues vivo! ¡Habías dejado de respirar! —Exclama Bekir secándose las lágrimas.

Todos lucen bastante tristes. Emma abraza a Melis, Volkan a Derrick y Bekir se apega a mi torso.

   –¿Qué sucedió? —Pregunto sintiendo alivio de aún tener voz. Todo aquello en el desierto y la persecución que tanto terror me provocó fue en realidad un sueño. Un sueño y nada más que eso.

   –Explotó todo, y todos lo vimos. —Relata Volkan. –Pero tu... tu lo viviste, ya que volaste por el aire y caíste donde estás ahora, por suerte la arena negra te permitió caer blando, aun que caiste de cara a ella, pero llegamos a tiempo para hacerte respiración y devolverte a la vida.

   –Nos diste un gran susto, torpe, debiste alejarte más. —Dice Melis regresando la mirada al campo de batalla. –Me da gusto que estés vivo.

   –¿Es lo que creo que dices? Estás feliz de que siga junto a ti. —Digo sonriendo.

   –¿Bulent acaba de hacer una broma? No eres como te recuerdo. —Añade Bekir.

Se levantan del suelo limpiando sus rodillas y me ayudan a incorporarme.
Delante mío se encuentra el desastre máximo que han visto mis ojos. Hasta el momento había ignorado el sonido de toda la gente ayudando a apagar el incendio. En la tierra se aprecian los enormes agujeros que dejaron las explosiones subterráneas.
Por lo menos un par de docenas de pobladores se encuentran lanzando tierra a las llamas que consumen un ala de la Casona.
Las llamas iluminan el cielo nocturno. Regreso la vista a las gemelas que nuevamente se abrazan contemplando la destrucción de su hogar.
Además de perder a sus ancianos Padres, acaban de perder su hogar físico. Podrían vivir en cualquier otro lugar... Pero jamás será igual a estas tierras.

   —El estruendo de la explosión debe haber llegado hasta Veles, en cosa de minutos apareció toda esa gente y nos ayudaron. —Me habla Volkan.

    –Toda esta tragedia no se puede ignorar, pero si cabe destacar que ya no existe la organización de las tierras. —Dice Melis.

   –¿Te refieres a los que querían expulsarlos de aquí y usar el terreno? —Le pregunta Volkan a Melis.

   —Hablé con los guardias del Pueblo y confirmaron la identidad de los hombres que si pudieron ser reconocibles. Dijeron que se trataba de sus líderes. Sin planearlo desintegramos su organización y sus planes, ya no existen. —Responde con cierto orgullo en sus palabras. Con una mano seca sus lágrimas y con la otra arregla sus ropas.

Una vez extinguido el fuego, los pobladores les dan buenos deseos y sus lamentos a las gemelas, y emprenden su marcha de regreso a Veles.
Emma y Melis se acercan unos pasos a la dañada construcción y se abrazan. Melis voltea hacia nosotros.

   –No sé hacia dónde se dirigían, Bulent, cuando nos conocimos. Pero si en este corto periodo llegaron a tomarnos un mínimo de aprecio, a Emma y a mí, quiero pedirles que nos permitan acompañarlos. Sé cazar, construir, puedo dormir en la intemperie y pelear.

Su mirada cristalizada muestra el dolor que intenta ocultar tras esa apariencia ruda que tanto se empeña en demostrar. Las miradas de Volkan, Bekir y Derrick se posan en mí, dejando toda la carga de la decisión en mis hombros. Doy un largo suspiro mientras recuerdo la pesadilla que tuve en el desierto. Lo que me aterró no fue la idea de ser cazado, o de perderme en un desierto árido. Mi terror fue el morir solo. Perder la vida sin nadie más a mi alrededor, y abrir mis ojos y encontrar a mis amigos y a las gemelas junto a mí, me hizo recobrar el ánimo de seguir adelante y sentir lo que queda por vivir.

   –Ustedes no irán a ningún lado. —Digo tajante. Puedo notar la desilusión de Melis en sus ojos y cómo le acababan de doler mis palabras de rechazo. –Y nosotros tampoco. Si nos fuéramos de aquí, les permitiría ir con nosotros y nos cuidaríamos entre todos. Ahora, ustedes sabiendo eso, yo les pregunto, si decidiéramos quedarnos aquí con ustedes, ¿Nos permitirían estar con ustedes? —Bekir mira la Casona destruida y los terrenos llenos de ceniza y agujeros mientras escucha mis palabras. –Reconstruyamos todo, cosechemos, trabajemos los animales que sobrevivieron, y estaremos en paz. Todos juntos, nos protegeremos. Nosotros les tendemos una mano, y ustedes a nosotros. —Señalo a los chicos a mi lado. –Ellos son mi familia, y espero que ustedes tengan intención de ser parte de nosotros.

Melis se queda viendo a su alrededor teniendo a su hermana Emma de la mano. Da el giro completo contemplando la destrucción que la rodea, finalmente su mirada se detiene en mi. Suspira y deja rodar una lágrima por su sucia mejilla. Ambas se acercan a abrazarme con todas sus fuerzas. Bekir y Volkan gritan junto a nosotros a modo de celebrar, Bekir molesta a Derrick abrazándolo a la fuerza, quien después de forcejear un momento termina cediendo.

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⏰ Last updated: Apr 21 ⏰

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Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now