"El Paraíso" (8x10)

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Eren Aga.

Luego de un largo día de acostumbrarse al lugar y entender cómo funcionan las cosas, caímos rendidos en la cama, el cansancio fue tal, que Sam y yo dormimos en mi habitación por que cerramos los ojos más de la cuenta mientras conversábamos.

Despertamos por la mañana y reíamos de lo absurda de la situación, cada uno con su habitación propia, sin embargo, dormimos en mi pequeña cama.

Hablábamos sobre la llegada a la Isla y lo agradable que es el pueblo y sus construcciones. Hasta que un chico tocó mi puerta y se anunció como mensajero de Iskender.

El Señor de Isla Refugio desea verlos en su mansión, si tuviesen la cordialidad de visitarlo tan pronto sea prudente él se los agradecerá. —Dice con un tono parejo.

Sam y yo nos miramos y aguantamos la risa. Aceptamos la invitación y nos disponemos a ir.

¿Iremos así? —Dice Sam.

¿De qué hablas? No tenemos más ropa.

–Me refería a nuestro aspecto, estamos super mal olientes además.

–Tienes razón, ¿Qué propones?

–La Playa. —Dice con malicia.

Corremos por el pueblo esquivando a las personas. Adelanto a Sam y escucho sus reclamos de que estoy haciendo trampa. Luego escucho su risa y quejas nuevamente. Pasamos la Plaza Principal y un par de tiendas improvisadas con frutas en unos canastos, algo así como un mercado de verduras. Tal vez ni si quiera las venden, dudo que se ocupe el oro en Isla Refugio.

Llegamos a la arena, y contemplamos la larga playa que se pierde de nuestra vista en ambos extremos de la forma circular que toma por la bahía. Nos quitamos el calzado para sentir la arena directamente. Sam cierra sus ojos y la toca con sus manos arrodillándose.

Este lugar es el paraíso Eren, es el paraíso.

Volteo a ver a mi amigo, y puedo sentir cómo me inunda de alegría el ver su sonrisa en el rostro. La forma en que disfruta la arena y como ríe, me recuerda lo jóvenes que somos y lo mucho que hemos sufrido. A pesar que desconozco la historia de Sam en su totalidad, puedo asumir que sufrió cuando fue raptado y obligado a estar más de una semana con comida mínima y en la suciedad de esa bodega del barco.

Pensar en ello, me trae a la mente nuevamente la conversación que tuve con Iskender en la cabina. Sobre su plan y el futuro. En realidad vivir aquí y disfrutar el lugar y la vista, si es ser salvado de ese tormentoso lugar del que cada uno viene.

El plan de Iskender, de que todos vivan así, en todo el Mundo, acaba de iluminarse en mi mente y por primera vez comparto su pensar y sus ideales, todos deberían poder vivir así.

Apoyo a Iskender, Sami.

–¿Qué a caso estuviste en su contra?

–En un comienzo si, lo estuve, pero acabo de entender su visión de mundo, no imagino cómo fue que llegó hasta aquí y organizó todo esto.

Volteamos a mirar el Pueblo que se levanta entre los árboles y las malezas, por debajo de las colinas.

Algunos edificios son nuevos y otros relativamente viejos, de seguro tuvo que conquistar el lugar o habrá llegado a algún acuerdo con los lugareños.

Sami tiene sus manos en la cintura y sus piernas bien separadas y firmes en la arena. Como si se tratase de alguien que contempla sus logros frutos de su esfuerzo.

¿Por qué luces tan orgulloso Sam?

–Supongo que mi historia de vida acaba de cambiar drásticamente, si soy sincero, creí que moriría de hambre o de alguna enfermedad, sin embargo aquí estoy, pisando una Isla luego de ser rescatado por el mismísimo Señor de Isla Refugio.

Caminamos en dirección al Mar y nos sentamos a un par de pies de donde terminan de chocar las olas.

Fue algo traumático, todo lo acontecido en anterioridad en la vida de Iskender. —Le digo a Sami. –Y también lo fue mi vida, pero yo no sé algo que me de conocimiento sobre tu pasado Sami, y espero que no te cierres ante mi, por que realmente quiero conocerte.

Su mirada se pierde en el horizonte del Mar. El sonido de las olas chocar contra la arena es lo único que se percibe. Se aprecian grupos de aves sobrevolando la Isla y al fondo de la bahía un montón de barcos atracados en orden uno junto al otro. Supongo que es un momento adecuado para saber sobre Sami y cómo fue que llegó a aquel barco.

¿Cuánto has recorrido de todo el territorio? —Voltea a mirarme. –Yo, lo suficiente. Mi hermano fue secuestrado hace un tiempo y se suponía que iría a rescatarlo, si es que lo encontraba con vida.

–¿Y... lo hallaste?

–No, aún tengo la esperanza de que lo encontraré en algún lugar, llegué hasta la Capital, investigué mucho, dormí en callejones y pasé hambruna, y cuando finalmente creí que lo hallaría, en el Cuartel dijeron que había sido escoltado hacia otro lugar, una Fortaleza en las Altas Montañas, lo describieron como un lugar inhóspito y siniestro, lleno de frío, poca luz y mucha neblina, y que si iba hacia allí moriría antes de llegar a la edificación.

–Si, también he oído de ese lugar, aun que jamás tuve la oportunidad de ir ya que escapé antes de que hicieran las asignaciones.

–Me encontraba camino a ese lugar, suponía que debía usar algo abrigado, y robé un par de telas a unos mercaderes en el puerto, lograron atraparme cuando pasé por un pequeño poblado, el herrero del lugar casi me asesina a golpes, me pusieron un saco en la cabeza y me llevaron en carreta hasta el barco, y luego de una semana te conocí.

–Y no lograste llegar a la Fortaleza...

–No, no lo hice.

Baja su mirada y puedo notar la pena en sus ojos.

¿Cuál es su nombre?

–Cihan, es algo torpe y le es difícil integrarse como la gente común. Si dicen que la Fortaleza de la Montaña es tan siniestra como he escuchado, no es lugar para mi hermano, no permitiré que viva así, no cuando toda nuestra familia nos espera.

–¿Dónde está tu familia ahora mismo?

–En casa, todos se resignaron a que Cihan no volvería pero yo no, y escapé para buscarlo.

–Eso habla muy bien de ti, Sami, me enorgullece saber que mi amigo tiene tales convicciones.

–¿Somos amigos? Nos conocimos hace dos días.

–Si, ya lo somos, hemos dormido juntos y escuché tus ronquidos. —Ambos reímos.

Aprecio esta conversación Eren, pero debemos ir con Iskender. Démonos un baño antes.

Nos quitamos con rapidez las vestimentas y nos adentramos en las aguas de la bahía, sintiendo refrescar nuestros cuerpos y quitando todo el exceso de mugre posible.

Príncipe Mehmed. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora