"Desahogo De Ruzgar" (6x17)

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Tarkan Iskender Aga.

Me resulta increíble que Mehmed se haya indignado y se haya limitado a marcharse en silencio dejando mi pregunta en el aire. Al parecer comportarme comprensivo con él no me ha dado buenos resultados.

Le será muy difícil asumir que sí siente algo por alguien más que no sea yo. Hemos sobrevivido lo suficiente como para seguir con rodeos. Cualquier cosa que sucediera preferiría escucharlo de él. Me sería verdaderamente difícil perdonarle el enterarme de algo por mi cuenta.
No hay tiempo para rodeos, es tiempo de decisiones y actuar. Nuestros enemigos no han desaparecido, es solo un momento de tranquilidad y paz para recuperar fuerzas y continuar la Guerra. Nada es seguro.

Desde medio día que he recorrido el jardín, pasando junto a la laguna hasta la arboleda de Gokhan, ida y vuelta, unas veinte veces. Al parecer Mehmed no piensa regresar a hablar conmigo y aclarar la situación.

Mientras doy vueltas por la laguna, veo a un pequeño Aspirante a Jenízaro aparecer desde las grandes puertas de la muralla desde el Jardín Imperial. Me toma por sorpresa su aparición y por suerte lo veo, ya que uno de los guardias lo detiene bruscamente. Corro para acercarme pronto a ellos.

   –Está todo bien, yo solicité su presencia, gracias. —Digo amable. –¿Todo bien Ruzgar Aga?

Los guardias se miran entre ellos y se retiran continuando su ronda de vigilancia. Ruzgar y yo caminamos por el sendero de piedras de regreso a la laguna.

   –¿Todo bien Iskender? —Pregunta su voz infantil.

   –Si. —Respondo serio. Ruzgar deja de caminar y le regreso la mirada. –No.

   –¿Quieres contarme? —Pregunta inseguro. Asiento con la cabeza y me indica que caminemos juntos por el camino de piedras. –Cuéntamelo mientras caminamos.



Estuvimos sentados junto a la laguna, luego en el césped y después nos apoyamos en el tronco de un árbol de la arboleda de Gokhan. El cielo pasó de celeste a rojizo y luego a negro estrellado. Ruzgar y yo hablamos toda la tarde de diferentes cosas, totalmente conectados en los intereses de temas de conversación que no había tenido con alguien más. Su presencia en el palacio fue muy grata para mí. Mi cabeza se distrajo de todo el asunto de Mehmed, hasta lo había olvidado.
Mencionó que todo el cuartel se dirigió a las montañas a entrenar. Él decidió no ir.

   –¿Te escabulles de tus deberes y vienes al Palacio? No conoces lo que es el miedo entonces. —Río.

  –Yigit no quiso acompañarme y Eren ni Bulent tampoco.

   –O tú no quisiste acompañarlos.

   –También puede ser. —Ambos reímos. –Gracias por la conversación Tarkan, me divierto mucho contigo.

Sin previo aviso se abraza a mi cintura cual niño abrazando a su Madre. Me sujeta con fuerza y apega su cabeza a mi pecho hundiéndose a más no poder.
Pensé en quitármelo de encima o en preguntarle que hacía, pero al escuchar su nariz sorber supe de su llanto y lo rodeé con mis brazos. Permaneciendo así largos minutos.

   –Perdón. —Dice retirándose y secando sus ojos.

   –Somos amigos, está bien que te desahogues conmigo, está bien, de verdad está bien. —Repito.

   –Lo siento. —Sorbe su nariz con fuerza.

   –¿Ahora es tu turno de contarme qué sucede? Sé que por la hora debes irte pero, mejor cuéntame, yo te ayudaré.

   –Está bien, de acuerdo, te lo diré, pero mañana, ya que si me descubren me castigarán, y no quiero volver a estar bajo el cargo de Berker y los demás.

   –¿Qué sucede con eso?

   –Él, eso es lo que sucede.

   –No entiendo de qué me hablas.

   –Pues... Berker es el Aga que abusa de mí, y por lo que sé, también de Bulent, dijo que ya te lo había mencionado antes.

–¿El nombre del Aga que abusa de ustedes es Berker?

–Si, es mayor que nosotros, al menos dos años.

Después de todo lo sucedido con la lucha de Sultanas, la batalla por el Trono y las osadías que hemos vivido, olvidé completamente la vida de Bulent. Aquellos abusos en las caballerizas que había mencionado pero que no presté mucha atención.
Todo eso me lo dijo hace varios pares de semanas.
Quizás debimos acusar a aquellos que lo lastimaban y castigarlos con la horca. ¿Cómo pude olvidarme?

   –Son viles personas que no merecen vivir, merecen la horca.

   –¿La horca? ¿Cuándo te volviste cruel? No sé si es para tanto, pero últimamente se han detenido, sobre todo Berker, ya no incita a los demás, quizás posó sus ojos en otro Aspirante.

   –¿Y eso te da calma? Que desnude a la fuerza a otro chico Aspirante en lugar de a ti...

   –Así es la vida Tarkan, un constante abuso que se traspasa de persona a persona. Cada quien debe soportar lo que vive.

   –¿Dices eso y yo soy el cruel?

   –Solo digo que no es necesario que interfieras.

   –De acuerdo, está bien, no lo ahogaré con la almohada mientras duerme.

Ruzgar ríe y me golpea el brazo son suavidad. Luego de unos segundos viéndome en silencio y serio, se acerca un paso y me dedica una sonrisa leve.

   –¿Vas a estar bien Tarkan?

   –Si, voy a estarlo aun que tenga que obligarme a ser feliz. ¿Tú vas a estar bien?

   –Supongo que si, insisto con lo que dije, han estado tranquilos el último tiempo.

   –Sabes que puedes contar conmigo, pídeme que interfiera y lo haré, no tengo limites.

   –¿No tienes limites? —Lo repite un poco asombrado.

   –Cuando se trata de mis amigos, no. La lealtad es muy importante para mí, y también la confianza. Pudiste contármelo por que me tienes confianza y yo te debo lealtad por eso, te defenderé de quien sea Ruzgar, eso te lo prometo.

   –¿Tengo tu palabra?

   –Tienes mi palabra, amigo.

Sus ojos reflejan todo el asombro y admiración que guarda en su interior. No por mí, si no por las palabras de valentía que le dije. Entiendo que Ruzgar desearía ser osado y directo, pero aún es un niño, no puede obligarse a no temerle a las personas.
Existe mucha crueldad en este mundo, y todos lo comprobamos tarde o temprano.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now