"Paredes Que Observan" (7x07)

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Príncipe Mehmed.

Por la mañana me levanté más que rápido, apenas el Sol comenzaba a asomarse en el Cielo ya estaba vestido y peinado de pie frente a la ventana. El desayuno lo tragué y salí velozmente. Bajé las escaleras y crucé los pasillos. Abrí las puertas hacia el Jardín.
Y me dispuse a observar la edificación del Palacio desde afuera, apreciando casa ventana y puerta.

Las últimas horas me han sido de ayuda para formar una imagen mental del Palacio. Mis piernas tienden a dolerme un poco aún ya que cojeo con mi pierna afectada.

Me esfuerzo por recorrer el interior con mi mente, estando aún de pie frente al lugar, para intentar imaginar cómo llegar hasta la dicha muralla que me atormenta.

¿Qué los problemas me seguirán siempre? Le rezo a Alá que me de una vida tranquila y en paz, al menos desde el exterior, por que en mi interior los tormentos son pan de cada día. Podría perfectamente demostrar que llevo una vida sana y de mucha dicha, no tendría problemas en ocultar toda la carga que llevo en mi interior, no puedo borrar mi memoria, pero si puedo aprender a vivir con todos mis traumas y recuerdos. Es algo difícil, incluso para mi, que las cosas tienden a importarme poco en algunas ocaciones.

El recuerdo de los Aspirantes llegando en cuarteto al Palacio y saludando a la distancia aparece en mi mente provocándome una inmensa melancolía.
Nunca supe qué sucedió con Eren luego de las declaraciones y los testigos de los incidentes.
No me animé a visitar el Cuartel preguntando por él, estuve demasiado ocupado llorando y sufriendo por mi Tarkan Iskender.

Aún de pie frente a la pared de la edificación, miro el balcón de mi Aposento, que queda directamente en la pared opuesta de la muralla del agujero. Camino un poco hacia mi derecha y doblo en la esquina donde termina la edificación. Significa que aquella ventana con abarrotes del segundo nivel debe dar a algún pasillo, y entre ese pasillo, la ventana y mi Aposento, hay algún espacio vacío ya que desde afuera no se ve alguna ventana o alguna puerta en el interior que de hacía allí. Ese es el lugar que he estado buscando, ese es mi objetivo final por ahora, encontrar el escondite, y creo que acabo de hacerlo.

Regreso rápidamente al interior del Palacio, cuidando de no caerme al cojear. Cada vez que paso junto a una concubina, Aga o guardia, intento verme lo más natural y cordial posible para no levantar sospechas, no quisiera que me viesen correr por ahí cual lunático desesperado. De por sí ya debo tener muy mala fama en el interior del Palacio. Además cualquiera de ellas puede estarme espiando en la privacidad de mis Aposentos, eso pronto lo sabré.
Es extraño suponer enseguida que es una espía en femenino, y no en masculino, al parecer ya se ha hecho costumbre cruzarme con hombres con mis mismas inclinaciones y me hace sentir un poco extraño tanta presencia en nuestro Pueblo, creo que me sentía más seguro cuando creía que era solo yo.

Me detengo en el último peldaño intentando recobrar el aliento. Decido sentarme en el suelo apoyado contra la fría pared, respirando lento y constante para calmar mi mareo. Supongo que a veces me introduzco tanto en mis pensamientos que me olvido cómo respirar correctamente. Mis manos tiemblan, las apego al suelo helado intentando recuperar el control de ellas.

Estando aquí sentado, al fondo del pasillo diviso la ventana que vi desde el exterior y sigo la pared hasta mi punto de interés doblando en la esquina. Me levanto jadeando por la fuerza de mi brazo lastimado, y camino despacio en aquella dirección.

Palpo las paredes para ver si alguna de ellas es hueca en el interior, pero nada, todas son firmes.
Mi Aposento se encuentra del otro lado del pasillo, pero esta zona del Palacio no se conecta con esa área. Abro una puerta que da a una pequeña bodega.

   –Mi Aposento se encuentra justo del otro lado.
Le hablo a la nada.

Entro al pequeño cuarto y observo con detención la pared colindante con mi cama. Con fuerza desplazo un mueble con repisas de esa pared, quedando al descubierto un pedazo faltante en la pared de forma cuadrada cerca del suelo. Me agacho y entro por el pequeño espacio, llegando a un espacio intramuros, en el que apenas podrían haber tres personas sin sentirse aplastados entre ellos.
La oscuridad del lugar se ve atravesado por un rayo de luz que sale desde un diminuto agujero en la pared de enfrente, viene de mi Aposento.

Asomo mi ojo y veo con claridad todos los rincones del cuarto. Mi cama, mi balcón, la puerta, todo. Si estuviese desnudo se vería todo con claridad también.

Estando erguido de pie, con mi mano intento medir la altura de mi cama. Tengo intención de hacer un agujero pequeño en la altura de mi almohada, para que cuando me acueste, pueda mirar desde mi cama hacia el interior de la muralla y ver las piernas de mi espía para saber si aún se encuentra aquí. Si mirara directamente al agujero de su ojo, él o ella notaría enseguida que ya estoy advertido de su presencia y de su actuar.

Utilizo la punta de mi daga para abrir dicho agujero, creía que todas las paredes de mi Aposento eran de mezclas duras con piedra, pero pareciera ser que una zona específica de este muro, es de una especie de madera con tapiz encima, nunca me lo hubiera imaginado, creo que jamás me dediqué a palpar todas las paredes.

Termino mi misión con el corazón acelerado y las manos sudorosas. El agujero quedó perfecto y no se notará. Me apresuro en salir pronto de allí, re acomodando el mueble ocultando la pequeña entrada cuadrada y cerrando la puerta de la bodega.

Bajo las escaleras con prisa para regresar a mis Aposentos ansioso de mi avance, ahora solo queda esperar que en algún momento aparezca mi espía.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now