"Batalla" (1x18)

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Iskender

Solo quise ver si estabas bien...

Cuando Iskender escuchó esa voz cerca suyo, abrió los ojos asustado. No había nadie en el cuarto con él, las cortinas y la puerta de entrada estaban cerradas. Se giró en la cama y continuó durmiendo.

Pasaron un par de horas cuando nuevamente escuchó una voz hablarle. Se giró en la cama y buscó a la persona junto a él, estaba solo. De pronto, la puerta se abrió. Iskender cerró sus ojos y fingió estar dormido.

Cerraron la puerta con cuidado y se acercaron en silencio a su cama, él podía escuchar el sonido de su calzado contra el piso.

   –¿Cómo es que no se muere? —Era la sultana Dilruba, le estaba hablando a alguien junto a ella. –Solo te acompañé para asegurarme que harás bien el trabajo. Mis guardias no permitirán que nos interrumpan.

   –¿Por qué no lo haces tú misma? —Le respondió Gokhan Aga.

   –Ya te lo dije.

   -"Soy una sultana y ni me ensuciaré las manos" —La imitó con voz graciosa. La sultana le golpeó el brazo y lo miraba molesta. Le hizo un gesto para que actuara pronto. –Está bien, le pondré un fin a esto.

Gokhan Aga tomó una almohada y la sostuvo con fuerza. La sultana Dilruba miraba fríamente la situación. Gokhan se acercó a Iskender con intención de asfixiarlo, cuando la tela entró en contacto con la piel de su rostro, Iskender reaccionó.

Lo golpeó en el estómago y lo hizo caer hacia atrás. Gokhan se quejó y cayó en los pies de la sultana. Ella lo miraba asustada.

   –¡Intentabas matarme! —Gritaba Iskender. Se puso de pie de la cama y retrocedió hasta la pared más lejana. –¡Querías asesinarme!

La sultana y el aga se miraban fijo a los ojos. Gokhan se levantó del suelo y corrió hacia Iskender. Le cubrió la boca con su mano y puso una daga en su cuello.

   –Cierra la boca o te cortaré el cuello. —Lo amenazó viéndolo de cerca. Se acercó a su oído. –Quédate en silencio, yo sé que puedes.

   –Qué rayos les hice a ustedes como para que me hagan esto. —Iskender los miraba asustado y con tristeza.

   –Tú comenzaste esto el día que llegaste. —Le respondió la sultana con desprecio.

   –¿Qué hice yo? Solo fui traído para cuidar de un príncipe. Jamás tuve otras intenciones...

   –¿Crees que eres inocente? —Le preguntó Gokhan con una sonrisa en el rostro. –No lo eres, y pagarás las consecuencias. Tal vez no hoy, ni mañana, pero lo harás. La sultana se encargará de eso.

   –No hables en mi nombre, aga. Conoce tu lugar, mocoso. —La sultana Dilruba miraba a Gokhan Aga con las cejas apretadas. –En algo tienes razón. Por esta vez te salvaste, pero no vivas tan tranquilo. Cualquiera puede caerse de un caballo o asfixiarse en los baños. Recuérdalo.

Los dos atacantes caminaron hacia la salida y cerraron por fuera. Iskender permaneció de pie, quieto, mirando a la nada. Las lágrimas corrían por sus mejillas, no entendía nada. Estaba frustrado, tenía miedo. Su respiración estaba agitada, se deslizó por la pared y abrazó sus rodillas. Estaba intentando darse consuelo, se repetía una y otra vez que todo era un mal sueño y que estaba en su cabaña.
Y así, esperó que la noche avanzara hasta llegar el amanecer.



Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now