"Eres Solo Un Niño" (2x04)

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Iskender.

La Sultana Kösem continuaba hablando y gritando. Sin embargo yo continúo sin lograr quitar de mi mente el sonido de la voz de Mehmed preguntándome desde el borde del balcón, si yo deseaba acompañarlo y conocerlo, cuando prometimos estar juntos y apoyarnos.

Veo que no tienes interés alguno en escucharme, jovencito. —Kösem me hace regresar a la conversación en sus Aposentos.
¿Sabes algo Iskender? Yo tengo demasiados asuntos por resolver de este Palacio y las personas que viven aquí, Hatchi está ocupado con asuntos de planificación y Jennet ya no da abasto con el Harén. No voy a sobrecargarlos con el asunto de tus hermanos, pero lo que sí haré es... —Se acerca a mi. Posiciona su mano sobre mi hombro. –Permitir que puedas despedirte de ellos como corresponde. Pueden estar en este Palacio hasta que las antorchas sean encendidas. Pero tú no pondrás un solo pie fuera de estas murallas.


Ya en mis Aposentos, Erkan y Burak me abrazaron por largos minutos y me hablaron sobre cómo llegaron al Palacio. Hablaron con Ayse y hasta rieron. Las concubinas del Harén trajeron todo tipo de frutas y bocados para ellos.
Comíamos hasta que de pronto Ayse se levanta.

Escucha Amor, voy a dejarlos a solas para que tus hermanos y tú puedan hablar tranquilos. —Acaricia mi oreja y se marcha.

Erkan voltea. –¿Lo dices en serio? ¿Esa chica tan atractiva es tu esposa? ¡Pero mira esa cintura!

–¿Una Sultana? —Añade Burak. –¿Y qué se supone que eres ahora? ¿Un Príncipe? ¿Te secuestraron para que te casaras con la hija del Sultán?

Pensé una respuesta a esa última pregunta, y es mejor omitirla.

Es una larga historia. —Digo sonriendo. Me dirijo a Burak. –Por favor chicos, díganme, cómo están los demás.

–Pues preocupados por ti, Iskender. Mamá y Papá te buscaron en muchas Islas cercanas, nadie sabía tu paradero. Unos decían que estabas en el puerto pintando barcos, otros en las montañas talando, otros que estabas en la construcción de la Mesquita. —Da un largo suspiro. –En fin, te hallamos aquí, viviendo con lujo y muchas muchachas guapas. —Ríe. Me inclino sobre la mesa y me acerco un vaso con agua.

Y cuéntanos Iskender, ¿Ya sucedieron cosas con tu Esposa? —Comienzo a toser y dejo el vaso sobre la mesa intentando respirar con normalidad. –Oh, vamos, no seas así, ya mírate, eres todo un hombre, es más que obvio que el fuego ardiente en tu interior ya buscó ser apagado por las pasivas aguas de tu Sultana.

–¿De qué estás hablando ahora, Burak?

–Ag, ya nada, luego lo entenderás.


El Sol comenzaba a esconderse detrás de las colinas y las concubinas se alistaban para iluminar los pasillos del Palacio.

Mis hermanos y yo nos acercamos a las gigantes puertas de madera de las murallas.

Dale esto a nuestros Padres. —Le entrego una pequeña bolsa con pendientes y anillos que Ayse les obsequió.

Nos abrazamos por última vez, y emprenden camino de regreso a nuestro hogar, o bueno, al suyo.

No tengo ni la menor idea de qué tan lejos está nuestra casa desde el Palacio. No sé cuánto tardarán mis hermanos en llegar con mis Padres o incluso si lograrán llegar a salvo.
Llevan comida suficiente y agua para un viaje de 9 días. Por favor Alá, guíalos y cuídalos de los rufianes. Mis hermanos visten mis ropas, pueden pensar que son Príncipes y atacarlos y mal herirlos, o algo mucho peor.

Ellos desaparecen a lo lejos. Regreso caminando en la oscuridad del centro del jardín intentando olvidar esas terribles ideas de mi mente. Veo interrumpido mi caminar por un Aga de pie en medio del sendero de piedras.

¿Qué quieres Gokhan? —Pregunto sin dejar de caminar.

Vamos Iskender, no seas así.

–Si planeas volver a tocarme, no te permitiré que lo hagas otra vez. —Él inclina su cabeza y da un paso hacia mí. –Escucha Gokhan... Tú, en un momento de fragilidad creíste que debías tener esa cercanía conmigo, y desahogaste el fuego de tu interior en mis aguas, pero quiero que no lo vuelvas a repetir.

   –¿De qué fuego y cuáles aguas? —Frunce el ceño e inclina la cabeza. Ni yo entendí lo que se refiere esa frase. –¿Estás molesto?

–No es eso... Es solo que... No sé si deba decirte esto pero...—Hace gesto con las manos para que hable pronto. –Mi esposa Ayse vió cuando pusiste tus labios en mí, aquella vez en la arboleda.

¿Qué? ¡No puede ser cierto!

–Lo es, Gokhan. Por favor te pido que seas cuidadoso, y que ya no te acerques a mí, ella me encaró muy molesta pero no nos delatará. Debemos irnos, sería muy sospechoso que nos vieran a solas y en la oscuridad.

–Ella lo supo por que nos vió. Tú no le dijiste nada sobre lo que hicimos Iskender.

–¿Hicimos? Querrás decir hiciste.

–Claro que hicimos. ¿O tú crees que no sentí la presión de tu boca?

–No intentes enredarme Gokhan, no lo conseguirás, además no entiendo por qué lo hiciste.

–Aun que te lo explicara nunca entenderías, pero fue un simple impulso, te ví y simplemente lo hice, yo no me medí, pero tú me respondiste bastante bien. —Se burla.

Fue él quién comenzó todo y luego me incluye en sus acciones. Puedo sentir mis mejillas arder de nerviosismo. Qué sucedería si él repite eso ante otros Agas o cualquier persona.

N-no, ¡Te equivocas! —Digo con la respiración agitada. –Tú te acercaste a la fuerza a mí, yo soy inocente.

–Vamos Iskender, Alá está de testigo que tú te acercaste a mí primero.

–Yo te estaba consolando, Gokhan. —Estiro mis palmas como si le mostrase un retrato de esa situación. –Estabas llorando por un motivo que aún no entiendo, y tu respuesta fue poner tu cuerpo sobre mí e hiciste eso con tu boca.

–Ag, esta conversación es inútil, veo que sigues siendo un simple niño, Iskender. Ya deja de hacerte el hombre entonces, haces que todo sea menos interesante con respecto a ti.

Él se marcha en la dirección de la que yo venía y yo continúo mi camino hacia mis Aposentos.

Claro que soy un hombre. Ví a Mehmed y Osmán entrenar con espadas, y cuando quisieron atacar a Mehmed luché contra ellos, si soy un hombre. ¿Cómo puede tratarme de niño? Él es el enano que actúa como Príncipe cada vez que puede, yo sé cuidarme y también proteger a quienes quiero. Lo dijo solo por que me molestó sentir su boca en mí, viene y me insulta.

Gokhan debe sentirse seguro que guardé el secreto de esas cosas que le gusta hacer en la boca de los demás, y debe creer que he olvidado sus malas intenciones hacia mí en el pasado. Él y Dilruba deben seguir en contacto, junto a Safiye, claro.
En vista que Mehmed no está de mi lado debo buscar un aliado para retomar mi plan y atacar a ambas Sultanas, para recobrar así la paz en este Palacio.

Tengo un pergamino mental que guardo en el baúl de mayor prioridad dentro de mi cabeza, que es destruir a ellas dos, luego reparar todo con Mi Príncipe, y mejorar mi matrimonio con Ayse, y todo en este Palacio mejorará luego de eso, este Palacio de pesadillas dejará de serlo.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now