"El Guardián" (4x01)

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Príncipe Mehmed.

La brisa del viento acompañada por el sonido de los árboles chocando entre sí, me obligan a abrir apenas mis ojos, y al ver todo oscuro, deduzco que ya es de noche. Mis brazos duelen mucho y todo mi cuerpo también.
Siento humedad en mi frente, al tocar suave con los dedos veo sangre en ellos, intento ponerme de pie pero mis energías no me lo permiten.

Estando acostado en el suelo, puedo ver hacia arriba un montón de árboles, el suelo está muy frío, el balcón de mis Aposentos está alto y muy lejano.

Pienso en darme ánimos, con todas mis fuerzas y jadeando logro incorporarme por fin, para arrastrarme hacia un árbol y apoyarme. Mi brazo me duele mucho, no veo heridas pero no puedo moverlo.

Sentado apoyado de espaldas al tronco cierro mis ojos y vuelve todo a ser negro.


¡Por qué Mehmed, por qué! —Escucho una voz conocida.

Puedo sentir cómo jalan de mi cuerpo y cómo los movimientos me hacen tocar el suelo y luego unas telas.
Oigo la voz de mi Madre y escucho muchos susurros, todos hablan, todos ellos hablan.

Puedo sentir el va y ven de la camilla, me están tocando, los médicos me tocan, mi Madre está llorando, se acerca a hablarme pero no puedo responderle.

Es apenas que logro abrir mis ojos, y lo primero que veo es a Jennet Kalfa junto a mi Madre.

¡Mehmed! ¡Por qué lo hiciste! ¡Qué rayos te sucede! —Mi Madre me jala de las ropas provocando que me duela la cabeza y el cuello.

Quiero ver a Iskender. —Digo en su rostro sintiéndome adolorido. –¡Maldita sea dónde está Iskender!

Mi Padre hace aparición por la puerta muy agitado y angustiado. Intenta darme calma.

¡Quiero ver a Iskender! ¡Qué le hicieron!

–Cálmate hijo. —Toma mis manos y mi Madre se apoya en sus hombros –Debes tranquilizarte. Iskender está en prisión.

–¿Prisionero? Iskender es inocente, el sería incapaz de lastimarte Papá, él jamás hubiera asesinado al Maestro, él quería ser su aprendiz de Medicinas, ¿Por qué lo haría?

–Lo lamento por ti hijo, pero los Jenízaros deben ya haber terminado su trabajo.

¿Qué dices? —Me incorporo en la camilla.
¿Mamá qué está diciendo? ¿A qué se refiere?

Jennet está cabizbaja y mi Madre me aparta la vista con los ojos cristalizados.

Ya díganme, por favor respóndanme.

–Lo estuve analizando unos días y ordené la ejecución de Iskender.

Puedo sentir todo mi mundo desmoronarse, ese golpe de energía que tuve al abrir mis ojos comienza a desvanecerse poco a poco, si mi corazón fuese este Imperio, un incendio estaría devorando el Pueblo completo y un millón de catapultas estarían bombardeando el Palacio. Sentir mi corazón dividido en dos, y que una mitad le pertenezca a Iskender, era lo que me mantenía vivo, y continuar sin él no es una opción.

¡Él es inocente! ¡Son unos malditos!
Forcejeo con mi Padre que evita que salga de allí.

El trabajo ya está hecho Mehmed, no hay vuelta atrás.

–¡Te odio! ¡Los maldigo a todos! ¡Que la ira de Alá caiga sobre este Palacio y todos sufran! ¡Todos morirán y sufrirán! ¡Me quitaste a la única persona que me ha amado de verdad! ¡Iskender iré por ti te lo prometo!

–¡Cállate! ¡Pero qué estas diciendo!
Responde molesto. –¡Deberías oír lo que dices!

¡Iskender me ama Padre, él me ama mucho más que cualquiera de todos ustedes! Y tú me lo quitaste, mi única razón de seguir con vida.

En un solo movimiento mi Padre pone su mano en forma de puño y me golpea con todas sus fuerzas el rostro.

¡Pero qué dices! ¡Eres una deshonra! ¡Qué significa que Iskender te ama! ¡Qué cosa te hizo ese malnacido! ¡Eres una verdadera escoria para este Imperio ojalá nunca hubieras nacido!

–¡Yo estoy enamorado de él!

Su puño se dirige a mi rostro un par de veces más, provocando que la sangre me impida respirar bien y sintiendo mi cuerpo apagarse lentamente, viendo cómo todo se oscurece, alejándome del molesto rostro del Sultán Ahmed, entre insultos suyos y llantos de mi Madre.



Tarkan Iskender Aga.

Cada vez que escucho pasos en el interior del lugar, mi mente me hace pensar en los verdugos que acabarán con mi vida.

Perdí la cuenta de los días que llevo encerrado aquí, deben ser tres, o cuatro, o quizás cinco.

¡Si vienen a ejecutarme háganlo pronto! ¡Ya no lo soporto más! ¡Mehmed ven! ¡Te lo suplico traigan a Mehmed!

Les grito hacia el pasillo, pero solo oigo cómo retoman su camino, sea quien sea que esté pasando por ahí.
Por un momento, comienzo a sentir una mirada en mi, y por eso busco en la oscuridad divisar a alguien, y es Dilruba quien aparece por la esquina.

Así es como te quería ver, Aga. —Sonríe y choca ambas palmas con suavidad, simulando que aplaude. –Me alegro tanto de por fin haberte sacado del camino, nadie nunca creerá lo que dices, todos aquí te consideran la peor escoria que ha llegado al Palacio.

–¿Todo fue parte de tu plan?

–Esto le sucede a todos aquellos que molestan a mi familia o a mi, nunca debiste meterte con nosotros, Iskender, ahora Mehmed quedará deshecho cuando te ahorquen, y no podrá si quiera ser considerado apenas como un posible Sultán, que sea Mustafá u Osmán, yo gozaré de mis privilegios, jamás pierdo.

–Te felicito víbora, te felicito.

–Ahora si me disculpas, hay un Sultán que envenenar. Tú y Mehmed no son un problema.

¿Qué le hiciste a Mehmed? ¿Dónde está?

–Nadie lo sabe, él escapó del Palacio hace días, nadie lo ha vuelto a ver, él te abandonó aquí a tu suerte.

–¡Yo sabía que Halime y tú tenían que ver con todo esto! ¡Mi Mehmed no me dejó, él no lo hizo! ¡No me abandonó!

–Pero nada puedes hacer, estás tras las rejas, en cualquier segundo dejarás de respirar. ¿Pensaste que tu final sería en un lugar tan deprimente? Los Jenízaros están afuera alistando la soga que pondrán en tu cuello, lamentablemente no me permiten verlo, espero que grites mucho antes de asfixiarte.

Príncipe Mehmed. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora