"Eres Un Error" (1x10)

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Iskender.

En el transcurso de la tarde, estaban regresando el palacio. Iban somnolientos y sucios. Los guardias se habían disculpado con el príncipe por haberlo perdido de vista y no poder defenderlo del intento de secuestro. Solo ellos sabían lo que realmente había sucedido.
Ya regresando al Palacio al atardecer, Mehmed señala unos pañuelos que envuelven algo.

Había una pequeña caja en el asiento. Iba junto a Iskender. El príncipe la señaló.

   –¿Quiere que se lo alcance? —Iskender tomó la cajita y estiró sus brazos.

   –Es tuyo Iskender. —Le sonrió.

Se enrareció por el gesto. El príncipe miraba ansioso a que la abriera, y eso lo contagió a él con el sentimiento. Levantó la tapa y había un pañuelo blanco cubriendo lo que estaba dentro.

Mehmed lo detuvo tocándole la mano. —Quiero que sepas estoy agradecido por tu leal ayuda.

Nunca pensó en ver al príncipe Mehmed sonreír con tanta naturalidad. Ese día en especial lo había visto comportarse más genuino que nunca. Ambos ya comenzaban a sentirse cómodos en compañía del otro, y se evidenciaba con la naturalidad con la que conversaban.

   –Lo agradezco mi príncipe.

Levantó el pañuelo y se encontró con una daga. La cuchilla era brillante, se podía ver en el reflejo, estaba completamente nueva, como recién forjada. Tenía detalles muy minuciosos en los bordes del mango, de inicio a fin. Se detuvo a leer un pequeño grabado que tenía en la empuñadura: "Iskender Aga"

   –Ordené que la hicieran para ti. Es única en el mundo.

   –Príncipe esto es un trabajo muy refinado, no puedo aceptarlo.

Cerró la caja y se la entregó a Mehmed. Él lo detuvo en el acto y le tocó la mano otra vez. Hizo un poco de fuerza y regresó la caja hacia Iskender.

   –Por favor no me rechaces... —Lo miró con las cejas arqueadas. Sacudió la cabeza y carraspeó. –Digo la daga, no la rechaces.

Se quedaron mirando por un rato. Mehmed le suplicaba con los ojos que la aceptara, e Iskender seguía dudando. Ninguno quería hacer sentir mal al otro. Finalmente aceptó la daga y se lo agradeció con un apretón de manos.



El viento fresco del exterior recorría los pasillos del palacio. Las antorchas estaban encendidas y flameaban con brusquedad. En el pasillo por el que iba caminando Iskender, tenía de decoración un montón de cortinas en los muros, que colgaban desde los altos techos.

Caminaba con una torpe sonrisa en el rostro, recordando el regalo de Mehmed. Estaba contento de lo sucedido, sentía que cada paso que daba, era para acercarse más a su príncipe.

Escuchó que lo llamaban desde atrás, se volteó y encontró a Meleksima Hatun corriendo ansiosa hacia él. Lo abrazó dando pequeños brincos.

   –¡Pero qué sucede Meleksima! —Le preguntó abrazándola con energía.

   –¡Ay, Iskender! Tengo noticias, muy buenas noticias.

Príncipe Mehmed. (Gay)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα