"De Sultana A Villana " (6x01)

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Príncipe Mehmed.

Cada palabra que sale de mi boca pareciera ser un sonido extraño para ella. Me mira con cautela y desafío, como si mis oraciones y frases fuesen un mensaje en código y ella planea descubrirlo.
Sus ojos recorren cada mínimo detalle de mi rostro, cada vez que una palabra sale de mi boca o cada vez que me detengo para que ella hable. El ambiente en mi Aposento solo con nuestras presencias se siente realmente pesado. Como si el aire se hubiese ido y nos dificultara respirar.

Hande forcejeó lo más que pudo para liberarse, y suplicó tanto como le permitieron antes de golpearla en la cabeza. Ella será ejecutada, no lograré salvarla para que confiese y pueda contar la verdad sobre Meleksima. Que envenenó a mi Iskender y que planea sacarnos a todos del Palacio para gobernar con libertad.

   –Yo no tengo la certeza de que si nos vamos, tú nos dejarás en paz. —Digo viéndola a los ojos.

—Inclina su cabeza. –¿Por qué pondrías en duda mi palabra? Te digo que hagas lo que exijo y dejaré vivir a tu Aga. Hazme caso Mehmed, te conviene.

   –No puedo creer que me hagas escoger considerando la vida de los demás.

   –Así son las cosas Príncipe. —Dice en tono de burla. –Deberás adaptarte a mis términos.

No puedo simplemente ir a suplicar ayuda con Osmán, él jamás me escucharía. La única en quien puedo confiar y correr a sus pies para arrodillarme y suplicar su ayuda, es a la Sultana Kösem, mi Madre. Solo ella sabe qué hacer y qué no hacer cuando es el momento indicado.
Puedo confiar plenamente en su sabiduría. Asumo que entenderá el error que cometió al permitir el ascenso de Mustafá y luego de Osmán. Más allá de eso, todo lo ha hecho lo mejor posible.

   –De acuerdo, convenceré a mi Madre de irse, te lo prometo bajo el juramento de Alá.

   –Antes de convencerme, quiero que te convenzas a ti mismo de que lo harás, hasta entonces, ya nos veremos. —Da media vuelta dispuesta a irse.

El ahogo retoma mi pecho. Libero un pequeño sollozo y al intentar avanzar caigo de rodillas ante ella. Jalo su vestido y detengo su caminar. Ella voltea a verme con cierta expresión de disgusto, o tal vez asco. Me mira sin bajar el mentón, demostrando su superioridad.

   –Por lo que más quieras Meleksima, no permitas que él muera... —Cierro mis ojos con fuerza y los abro liberando muchas lágrimas. –Mi hermana Ayse está embarazada de Tarkan, no permitas que ese bebé crezca sin un Padre.

Ella abre los ojos sorprendida y se cubre la boca.

   –¿Qué dices? ¿Tu hermana espera un hijo?

   –Así es, por favor no permitas que Tarkan muera.

   –Yo... No tenia conocimiento sobre eso, no soy un monstruo, solo encárgate de hacer lo que te exijo y te daré lo que quieres, no permitas que suceda lo peor.

   –¿Qué? ¿Cómo se supone que haga eso tan rápido?

   –El tiempo avanza, Mehmed, mejor date prisa.

Golpea mis manos con suavidad haciendo que suelte las telas del vestido. Se aleja de mi viéndome fijo y voltea para salir por las puertas.



Corro a toda velocidad subiendo la colina intentando alcanzar a todos los demás en la ceremonia. Mi corazón pareciera estar a punto de estallar y el sudor cae por mi frente. En la distancia veo a mi Madre, junto con Ayse, y también a los cuatro Aspirantes, a Yigit, Bulent, Ruzgar y Eren.

¡Madre! ¡Madre! —Grito acercándome. Todos voltean asustados a verme con preocupación.
Madre, tenemos que hablar, es importante. —Digo intentando recobrar el aliento.

Hermano. —Ayse me sostiene por los hombros, al borde del llanto. –Iskender no está en este féretro, él no lo está, Iskender ha desaparecido...

Regresa caminando lento junto al cajón vacío mientras cubre su boca con las manos preocupada, permitiendo que me acerque a nuestra Madre y le hable en voz baja.

Debo decirte algo importante Madre, acompáñame.



Mira con preocupación el horizonte. Hacia abajo se aprecia el lugar de la ceremonia y también el valle. El Palacio resalta en una de las colinas lejanas, sus muros y las torres rodean toda la edificación. Mi Madre apoya sus manos en la cintura a modo de decisión, pero puedo notar la inseguridad en su mirada.

¿Qué pruebas tenemos de lo que me dices, hijo?

–Soy un príncipe, Madre, lo que yo diga debe ser abalado con fé, ¿O no es así?

–No es tan fácil acusar a Meleksima de todo esto, sobre todo si ella puede salvar a Tarkan, donde sea que esté, uno de los Aspirantes menores a Jenízaros llegó y volteó el féretro vacío, supongo que son tus aliados.

–Ya no tenemos tiempo, Madre, te lo suplico, has algo para salvar a Tarkan.

Siento debilidad en mis piernas y caigo rendido al suelo, quedando apoyando contra un árbol de tronco grueso y liso. Mi Madre se arrodilla junto a mí ensuciando en partes su vestido con tierra y polvo.

   –Ya eres bastante grande, hijo mío, estás creciendo a pasos agigantados y yo ni cuenta me había dado. Estás haciendo tu vida paso a paso, escogiendo a quiénes quieres que te acompañen en el camino. Mismo que es un tanto duro y largo, para llegar a encontrar la felicidad. Meleksima está jugando sucio, pero Alá proveerá, y nos dará la razón, pero debemos ser pacientes, yo me encargaré de todo, ¿Está bien, mi León? Rescataremos a Tarkan y tú y él deberán evitar cruzarse en el camino de Meleksima, mientras no sean una amenaza para ella y el Trono de tu hermano Osmán, los dejarán en paz. Somos guerreros, todos los males que otros nos han hecho nos han corrompido el interior y quitado nuestra inocencia y dulzura, pero no quita el hecho de que aún queda en nuestro interior, el querer, y el amar. Antes estaba cegada por la situación pero ya lo veo con claridad, y tu lugar está con Tarkan, él es tu felicidad.

   –¿Qué estás diciendo Madre? —Pregunto con lágrimas en los ojos, las seco con mi mano.

   –Estoy diciendo que estoy de tu lado hijo.

   –¿Pero Ayse y su embarazo?

   –Eso es un arreglo que haré con tu hermana y Tarkan, no te preocupes del tema y déjalo pasar.

Doy un largo suspiro y siento cómo mi mirada se pierde en el fondo del valle.

   –Las cosas siempre se ponen cuesta arriba una vez que siento la firmeza bajo nuestros pies con respecto a nuestros planes de vida, verdaderamente es una larga vida de tristezas vivir en el Palacio junto con todos nuestros títulos, ¿No es así?

   –Nadie jamás dijo que sería fácil, gozar de tus privilegios es algo que muchos desearían, pero todo tiene un costo en esta vida, y es un precio que en cualquier momento se deberá pagar. Regresemos al Palacio, yo misma hablaré con Meleksima sobre este asunto. Con lo avanzado del tiempo, dudo que podamos encontrar a Hande Hatun en algún lado, ya no podemos contar con ella.

   –¿Qué planeas hacer Madre? Por favor cuéntame el plan, para saber en qué apoyarte.

Ambos nos levantamos y sacudimos nuestras ropas. Comenzamos a descender en la colina en dirección al Palacio de Tormentos.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now