"Un Todo Por El Todo" (8x18)

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Príncipe Mehmed.

Estando encerrado en mis Aposentos durante una semana, solo pudiendo comer, caminar de una pared a otra, y dormir, en mi mente han surgido pensamientos de todo tipo. Como un posible mundo en el que una sola decisión fue diferente a la realidad.

¿Y si Gokhan hubiese decidido ser leal a mi a pesar de todo?
Seguiríamos juntos, e Iskender no hubiese vuelto a ser mi confidente. Yo no le hubiera quebrado el cuello en la Torre de la Justicia aquella noche y Ayse no la hubiera incendiado, ella no se hubiera ido a Egipto y probablemente no se hubiera separado de Iskender. Y su hijo, el Príncipe Mustafá hubiera nacido.
Nadie hubiera traído a los Jenízaros cuando Mustafá ascendió al Trono, cuando Halime ordenó nuestra ejecución. Osmán no sería Sultán.
Además Berker no hubiera buscado venganza por la muerte de su hermano Gokhan, ni hubiese asesinado a Ruzgar y a Yigit. La cabaña no se hubiera incendiado y Eren y Bulent no se hubieran ido a quién sabe dónde. Y tampoco hubiera conocido a Baris, mi fiel Aga.

Me asombro en mi soledad, al armar una historia totalmente diferente, con solo una decisión de una persona en el pasado: Gokhan. Aun que supongo que él no es el detonante, si no, la llegada de Iskender al Palacio. La misma existencia de Iskender nos ha afectado a todos directa e indirectamente, supongo que cuando mi Madre dió la orden de traerme un confidente, cambió el rumbo de mi historia de vida.

Seguimos siendo jóvenes, pero no creo tener certeza sobre lo que sucederá, ni si quiera podría tejer una teoría ya que mil ideas me invaden la mente.
Escaparé con Baris, y luego, ¿Qué? ¿Trabajaré de herrero? ¿Seré jinete de caballos? ¿Venderé mercaderías?

No es momento de cuestionar el plan. Mientras más evito pensar, más ideas poco cuerdas aparecen en mi cabeza. Quitarme la vida antes que los verdugos de Osmán vengan por mi. Dejaría a Baris con un enorme sentimiento de frustración por fracasar en salvarme, no puedo hacer eso, ni a él ni a mi.

Desde la puerta suena cómo abren las cerraduras, se escuchan pisadas y se siente algo de prisa en ellas. Las puertas se abren y hace ingreso mi hermana Ayse junto con Tor y Baris.

Hola Tor, ¿Todo bien? —Le pregunto al oscuro gigante guardia personal de Ayse. Él no responde. –Justo eso creí.

–Te veo de buen humor, ¿Estás bien? —Me pregunta Ayse con notable preocupación.

No puedo quejarme, que la ansiedad me carcoma es parte del plan, supongo.

Traemos noticias, cierren la puerta. —Le indica a los guardias.

Caminamos hacia la puerta del balcón y ambos se inclinan hacia mí, para hablar en voz baja.

Puedes hablar cuando quieras. —Le digo para que se de prisa en contarlo.

Tu ejecución será dentro de unas horas, hemos venido a despedirnos hermano, oraré a Alá por que todo salga acorde al plan, tienes toda la seguridad que guardaré el secreto y jamás lo revelaré, todos los problemas del pasado fueron superados, y no guardo rencores, todo el camino recorrido nos ha llevado a este preciso momento, en el que somos más hermanos que nunca, por este acto de enorme confianza que estamos teniendo, espero volvamos a vernos Mehmed, no me quedaré después de esto, es mejor que no sepa donde te irás, y que tu no sepas dónde estaré.

–Respeto tu decisión, hermana, a pesar de que me gustaría saber donde te encuentras, pero es mejor así, espero que vivas tu vida feliz y larga junto con Tor. —Le dedico una mirada graciosa intentando calmar la triste conversación. Los ojos de Ayse se llenan de lágrimas igual que los míos. –También cuestioné el camino que tomamos, pero es lo mejor, no podemos cambiar el pasado, pero si intentar tener un mejor futuro.

Nos unimos en un fuerte abrazo. La rodeo con mis brazos y la siento temblar, escucho su sollozo cerca de mi oído y acaricio su espalda con mi mano abierta.

Nos separamos y Baris se acerca a abrazarme.

Recuerda el veneno. Confía en mí, así como yo confío en ti. Un todo por el todo, te quiero Mehmed.

Deja un cálido beso en mis labios y se van de prisa del lugar.
Las puertas se cierran de golpe y el sonido retumba en las paredes. La sensación de soledad que me rodea desde el instante en que salieron es abrumadora. Un tormento de ideas invaden mi mente e intento ignorarlas.
Dudas sobre si vale la pena todo esto, el seguir adelante.

Todos aquellos que estuvieron conmigo se han ido, ya ninguno existe aquí. Incluso ni sé si siguen con vida. Eren, Bulent e Iskender, y ahora partirá Ayse.
Solo tengo a Baris, es todo lo que me queda, y ya que me iré del Palacio, dudo que volvamos a encontrarnos con los demás en algún momento. El Mundo es enorme, cruzarnos es casi imposible. Siempre tendré en mi mente los mejores momentos, pero jamás podré olvidar los peores, ya que son parte de nuestra historia.



Me encuentro sentado en el piso con la espalda contra la pared, mis codos apoyados en mis rodillas y la cabeza hundida en mis manos. El temor de que el plan falle, y yo realmente sea ejecutado, me provoca temblor en todo el cuerpo, es miedo lo que siento.

Las puertas se abren de golpe y Suleyman Aga junto con otros cuatro guardias me invitan a acompañarlos. Mi momento llegó. Recorremos los pasillos a paso lento, le doy un último vistazo a cada detalle y cada rincón que antes no aprecié. Nunca volveré a pisar este lugar. Nunca veré este Palacio otra vez.

Llegamos hasta el cuarto del Consejo Privado, se puede mirar desde el pasillo hacia el interior a través de unas ventanas con diseño de ramas amarillas, y el Sultán Osmán me espera sentado.

Las puertas se abren y hago ingreso, quedando de pie frente a él, quien tiene la mirada clavada en la alfombra.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now