"Noche Eterna" (2x16)

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Príncipe Mehmed.

Maldita sea Iskender, dónde rayos estás.
Revisé cada Aposento cercano al mío, la cocina, el Harén y hasta los baños. Ninguno de los oscuros pasillos me falta por recorrer.

Me dirijo hacia la zona de la Torre, veo a Jennet discutiendo con alguien mientras viste ropa de dormir.

¡Jennet! ¡Jennet! —Me detengo frente a ella sosteniendo uno de sus brazos. –Por favor dime que has visto a Iskender, dime si lo viste pasar o lo viste con alguien.

–Príncipe, yo... No lo sé, sigo algo confundida por el fuerte estruendo que se acabo de oír.

–Vamos Jennet por favor concéntrate.
Pone su mano en un oído y cierra los ojos. Hatchi aparece detrás mío.

El Sultán dió la orden que todos deben salir al Jardín Imperial, no estamos seguros aquí dentro, no hasta que apaguen el fuego, debemos evacuar.

–¿Fuego? ¿Dónde se incendió el Palacio?

–Escuché el rumor que es en el Jardín del otro lado, aquel en el que está la salida a la Mesquita y la Torre.

–¡Iskender debe estar allí! ¡No puede ser!
Dejo a ambos en el pasillo y emprendo la carrera más veloz que alguna ves corrí.


Abro ambas puertas gigantes al final del pasillo y me encuentro a muchos Agas intentando apagar la llamarada más enorme que he visto, la Torre completa desapareció, no es más que un pilar de fuego ardiente que a veces resulta encegecedor, pero es lo único que ilumina esta oscura noche.

Gritos distraen mis pensamientos y con la mirada más que concentrada recorro el lugar, viendo muchos hombres corriendo con cubetas con agua y también telas gruesas para azotar el fuego.

Mis oídos sienten un sonido muy agudo para luego relajarse y escuchar su voz. Entre todo aquel bullicio lo distingo a él, pidiendo ayuda, junto con los gritos desgarradores de alguien más.

¡Iskender dónde estás! —Grito con todas mis fuerzas, algunos Agas voltean a verme.

¡Mehmed! Escucho su voz y veo sus brazos a lo lejos haciendo señas para que lo reconozca entre el humo.

Me apresuro en acercarme a él rodeando el fuego y llegando a unos arbustos hechos cenizas.

Iskender, qué sucedió, ¿Estabas aquí? —Él llora arrodillado tocando el suelo y una ruma de telas mezcladas con tierra.

¡Ayúdame Mehmed, le duele mucho!
Llora y acaricia las piedras del suelo.

¿Te duele algo Iskender? ¿Te encuentras bien? —Me agacho y cubro su espalda con mi brazo. –Vamos Aga, háblame.

–Es Ayse... —Continúa llorando. –Ella no tenía culpa alguna de esta situación, cuando fuimos nosotros los que iniciamos todo esto... —Apega su cabeza en mi hombro. –Es lo que quedó de ella... Estas telas de ropa quemada y sus recuerdos... Los Médicos se la llevaron.
Voltea hacia mi. –Ella se quemó Mehmed, su rostro ya no es el mismo.

Sus lágrimas al bajar por su rostro estremecen todo mi cuerpo. Según Iskender, Ayse estaba con él, ella se quemó, ¿Qué sucedió aquí?
Me sorprende que aún tiene lágrimas para llorar, él es un chico fuerte, pero está frágil y necesita apoyarse en alguien.

Yo estoy contigo Iskender, nunca dejaré que algo te suceda, nadie te lastimará. —Me rodea con ambos brazos.

Con ese movimiento caigo hacia atrás, quedando sentado contra un arbusto y con Iskender abrazándome.


Abro mis ojos, sensibles por la luz del Sol entrando a través de las cortinas mal cerradas.
Hago un recorrido por mi cuarto, recordando y analizando todo lo sucedido anoche, la cual fue una Noche Eterna y horrible, muchas cosas sucedieron.

Siento el vacío en mi Aposento, desperté y no está Gokhan entrando con bocadillos ni jugo.
Ayse tendrá un amanecer doloroso, sus quemaduras fueron verdaderamente graves, y si sobrevivió fue con la ayuda y bendición de Alá.

Anoche llevé a Iskender a sus Aposentos.
Me pidió quedarme con él y que le hablara sobre cualquier cosa.
Le recordé aquella vez en la que nos atacaron en el Pueblo y yo fingí no reconocerlo, pues su expresión fue tal, que jamás podría olvidarme.

Tanto tiempo fue el que todos ellos nos separaron, tantas situaciones vivimos juntos en tan poco tiempo, pero son esas mismas las que me dan alegría cuando me acuerdo.

Le dije que no debía quedarme a dormir con él, pues su esposa, mi hermana, está gravemente herida siendo atendida por los Médicos.
Y ese espacio vacío en su cama le corresponde a ella, no a mí.
Cuando me fuí me tomó de la mano y me dijo que fuera a verlo apenas me despertara.
Le dije que sí.

Todo el Jardín se encuentra en proceso de aseo, todas las plantas de mi Madre están llenas de cenizas, y nos exigieron abrir todo lo que sea ventana o puerta, el olor a quemado es muy fuerte y están lavando las paredes y murallas con otro líquido más apestoso aún.

Abro silencioso las puertas que me llevarán hacia Iskender. Y allí está.
Durmiendo profundo, con la cama perfectamente estirada, como si no se hubiese movido ni un poco.

Cierro las puertas tras de mi y me acerco a él.
Verlo dormir tan cómodo, insisto en que luce como un niño pequeño.
No logro comprender qué es esta energía guiada por Alá, que siempre me trae de regreso a él, y a él lo trae a mí.

Al despertar pienso en ir a visitarlo y hablar, o al estar solo, pienso en que él me haga compañía, y comer juntos.
Siempre Iskender es la primera persona en la que pienso cuando de hacer algo se trata, e incluso para hacer nada, como estar sentados en el balcón.

Su rostro luce cansado, su piel sigue sucia por el fuego.
Me acerco a su cabello y lo olfateo despacio. También huele a quemado.

¿Acaso te acabo de ver olfatearme mientras duermo? —Dice con ambos ojos abiertos.

¡Ah, Iskender! —Me levanto y doy unos pasos hacia atrás. Se sienta en la cama y se apoya en el respaldo. Luce un poco serio.

Es horrible Mehmed, todo lo que pasó...

–Por favor ya no llores. —Me adelanto a su acción. Viendo que su rostro estaba a punto de contraerse para soltar lágrimas otra vez. Pongo mi mano en su mejilla y me siento en la cama, quedando frente a él. –No quiero verte sufrir, por favor, siento que todo fue culpa mía, es a mí a quien quieren quitar del camino por Osmán, no a ti.

–Estamos juntos en eso Mehmed, no me apartes. —Dice sin pestañear, pudiendo apreciar todo el cansancio en su interior.

Te tengo estima, Aga.

–Y yo a ti, Príncipe del Gran Imperio Incendiado. —Suelta una pequeña risa.

Acto seguido ingresan las concubinas con desayuno para Iskender. Frutas y panes dulces con jugos y té.

Príncipe Mehmed. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora