Capítulo 1

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Natalia se movía nerviosa por su despacho, ¡por fin iba a ver cumplido su sueño! había llegado el día, el gran día. Su mente volaba de un detalle a otro, repasándolo todo con minuciosidad, debía salir perfecto. Unos golpes en la puerta interrumpieron su repaso.

- ¿Se puede? – dijo Claudia asomando la cabeza por la puerta con una enorme sonrisa.

- ¡Claro! pasa, pasa – respondió igualmente sonriente - ¿qué? Me vas a dar una alegría o tendré que suplicarte un poquito más.

- Bueno... si piensas seguir sobornándome con cenitas, viajecitos y regalitos quizás tarde en darte una respuesta un par de semanitas más.

- ¡Claudia! – protestó – no juegues conmigo que hoy estoy muy, pero que muy nerviosa.

- Pero ¿por qué! si está todo a punto. Mónica está haciendo un trabajo excelente, la verdad es que acertaste en proponerle ser tu socia, yo nunca hubiera creído que... - se interrumpió al escuchar que abrían la puerta, Mónica entró como una exhalación.

- Nat, Nat esto no puede seguir así – dijo con nerviosismo – esta tarde inauguramos y mañana el servicio debería estar activo y seguimos sin enfermera para el segundo equipo, nos falta personal en neurología, en pediatría también hace falta alguien al menos hasta que tu... – dudó un instante y cambió el discurso- me prometiste que hoy estaría todo solucionado y...

- Por lo de neurología no te preocupes que acabo de aceptar vuestra oferta – dijo mirado a Natalia y guiñándole un ojo.

- ¡Menos mal! – exclamó Mónica aliviada - ¿qué vamos a hacer con la enfermera! no todo el mundo está dispuesto a participar en algo así y, o estamos dos equipos al completo, o no vamos a poder desarrollar el proyecto y sabes que si no lo hacemos...

- Si, si, lo sé, Mónica, nos quedamos sin subvención – la interrumpió preocupada

– Déjame un poco más de tiempo, estoy en ello, estoy en ello.

- Bueno, yo os dejo que tenéis mucho trabajo – interrumpió Claudia levantándose - ¿te recojo para comer o ya tienes plan?

- Si, recógeme, por favor – dijo sonriendo – tenemos que hablar de tu contrato.

- De acuerdo, ¿a las dos está bien?

- Si, perfecto.

- Bueno Nat ¿qué hacemos? – preguntó tras ver como Claudia cerraba la puerta.

- En primer lugar, tranquilízate, que te va a dar algo, y en segundo lugar, deja que me encargue yo de la enfermera y de la plaza de pediatría.

- Pero Nat... no tenemos tiempo.

- Lo sé, lo sé – dijo mirando impotente hacia abajo – en esta mañana lo de pediatría puede quedarse resuelto, lo de la enfermera es más problemático.

- Pero es que lo de la enfermera es lo que más prisa corre – protestó – Fernando dice que no puede organizar el departamento solo conmigo, y Laura aún no ha llegado.

- Bueno, tranquila – respondió – Laura llega en una hora y me aseguró que estaría aquí esta tarde y...

- Teníamos que haber retrasado la inauguración una semana al menos – suspiró cansada.

- Ya... - dijo pensativa – pero Mónica ya sabes que yo...

- No me hagas caso – la interrumpió – sé que lo arreglarás y que saldrá todo perfecto – añadió sonriendo, se levantó y se acercó a darle un beso – voy para abajo que quedan cosas por organizar.

La ClínicaWhere stories live. Discover now