Capítulo 21

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Al día siguiente todos esperaban en el campamento a la pediatra con impaciencia. Isabel paseaba nerviosa de un lado a otro. Habían quedado temprano, mucho antes de la hora fijada para la llegada de las máquinas, con la intención de tener todo preparado y estar organizados por si se producía algún problema más allá de los que presuponían.

La detective había llamado a Natalia en varias ocasiones, pero, aunque daba llamada, no le cogía el teléfono. Fernando había hecho lo propio con la mima suerte, la Pediatra no respondía. Laura y Alba permanecían expectantes. Sonia, había llamado, se encontraba mal y no iría a trabajar. Fernando, que había hablado con ella tenía la sensación de que mentía, pero no podía creer que fuera así, Sonia sabía lo que se jugaban ese día y nunca le fallaría a Natalia. No entendía cómo podía faltar ese día, pero la socióloga se había mostrado esquiva ante su recriminación y había prometido llegar en cuanto se encontrase mejor.

Isabel intentaba una y otra vez contactar con sus hombres, pero la radio parecía no funcionar. Finalmente, llamó a Josema y le pidió que contactara con ellos. El joven tuvo mejor suerte y pudieron enterarse que iban de camino. Natalia se había detenido en la Clínica, de ahí que llegara unos minutos tarde.

Al cabo de un cuarto de hora la pediatra hacía acto de presencia y todos respiraban aliviados. Isabel corrió hacia ella con la intención de pedirle explicaciones, había llegado con más de media hora de retraso y sin que hubiese llamado para comunicarlo, pero el móvil de Natalia comenzó a sonar y se detuvo, en espera que contestase a la llamada, manteniéndose en una discreta distancia. Los demás que habían salido a recibirla hicieron lo propio y entraron en el pabellón.

Natalia colgó el teléfono con cara de preocupación. Se quedó unos segundos con la vista puesta en él, pensativa. Y finalmente, entró en busca de sus compañeros. Fernando, que no había quitado ojo de la pediatra, preocupado por su gesto se acercó a ella.

- Buenos días, ¿algún problema?

- No... no – respondió distraída – buenos días.

- Si... necesitas marcharte, por mí no hay inconveniente – le dijo exonerándola de su promesa de estar allí toda la semana junto a Alba – podemos encargarnos de todo nosotros – propuso creyendo que era eso lo que la frenaba.

- ¿Sabes si Isabel está en su despacho? – preguntó sin escuchar lo que le decía el médico, mirando hacia donde se encontraba la detective la última vez que la viera.

- Creo que antes la vi pasar hacia la parte de atrás – intervino Laura – hoy han llegado los nuevos "novatos", como ella los llama y antes ha dicho que debía recolocarlos. Que por cierto, ¡vaya día para mandarlos!

- Desde luego, que a quien se le ocurre mandar aquí policías en prácticas – intervino Mónica.

- Voy a buscarla – interrumpió Natalia, sin participar en la conversación que se generó hablando de la policía. La pediatra se dirigió a la puerta con aire ausente. Fernando no dejaba de observarla, la conocía bien y sabía que le ocurría algo.

- ¡Nat! – la llamó Alba, que vio como ella se giraba de nuevo – ten cuidado – le pidió con voz entrecortada y dando muestras de agobio. Los demás la miraron con asombro, la enfermera aparentaba estar muy asustada y la situación no parecía que fuera para tanto. Natalia asintió y salió al exterior.

- ¿Qué ocurrirá? – preguntó Laura – porque está claro que ocurre algo ¿habéis visto la cara de Nat?

- Sí, yo también creo que pasa algo.

La ClínicaWhere stories live. Discover now