Capítulo 74

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Cuando regresaron con las bebidas junto a los demás, ya tenían montadas un par de mesas plegables y habían sacado algunos embutidos y conservas. Germán estaba haciendo bocadillos para todos. También habían situado en pequeños platos de plástico algunas frutas frescas que acababan de comprar y trocear. Todos permanecían en pie junto a ellas, con la intención de comer rápidamente y continuar el viaje.

- Esta noche cenaremos mejor – le dijo Nancy a Natalia en lo que le pareció a la pediatra que era un intento de excusarse por la frugalidad de lo que habían preparado – pero para viajar es preferible ir ligeros.

- Por mí no hay problema, no tengo hambre – dijo con rapidez mirando a Germán que ya había fruncido el ceño y le tendía el primero de los bocadillos – y estoy totalmente de acuerdo, para viajar es mejor no comer demasiado – ratificó cogiendo lo que le tendía el médico – ¿de qué es?

- De atún – la miró señalando con la cabeza a la enfermera para que supiera de quién era la idea, sonriendo al ver que Natalia respiraba aliviada.

- Me ha comentado Alba que estás deseando ver animales salvajes – volvió a dirigirse a ella Nancy, estaba claro que pretendían que se sintiera a gusto en el grupo donde ella era la única extraña.

- Bueno... me ha llamado la atención que sea tan difícil verlos, tenía... otra idea de todo esto.

- Pues... tranquila que te vas a cansar de ellos – le dijo Annie – lo que nos queda de camino era muy diferente, pronto abandonaremos la calzada y entraremos en los caminos de tierra, ya verás, con un poco de suerte desde el jeep podrás ver hasta leones.

- ¿De verdad? – preguntó con cierto temor.

- Sí, Nat, ya mismo entraremos en territorio del Parque Nacional y habrá que tener cuidado.

- Además si os apetece antes de llegar a Marchisson nos paramos en el Ziwa Rhino Sanctuary.

- ¿Qué es? – preguntó Natalia.

- Una reserva creada para reintroducir rinocerontes en Uganda, pasaremos de camino. Y Jack y Rosanna estarán encantados de atendernos, están haciendo un fabuloso trabajo.

- ¡Sí! – exclamó Alba ilusionada – yo no he estado y será estupendo poder ir.

- Pero se nos va a hacer demasiado tarde y hoy deberíamos descansar bien – intervino Germán – mañana nos espera una larga jornada de ascenso. Además, el objetivo es ver los gorilas, ¿no?... y... yo creo Alba que cuanto antes....

- Yo también quiero ir – intervino Natalia, interrumpiéndolo al ver la cara que iba poniendo la enfermera, sonriendo a Alba que la miró agradecida por su apoyo.

- Pole, pole – le dijo Annie con una afable sonrisa y una cariñosa caricia en su brazo. Natalia miró desconcertada a Alba, no entendió qué quería decirle con pole, pole. Alba se agachó para susurrarle al oído.

- Poco a poco en Swahili – enarcó las cejas y ambas leyeron los ojos de la otra riéndose en silencio. Natalia entendió que Alba le decía que Annie era así, de pronto hablaba en inglés, de pronto en un dialecto e la zona o de pronto en español, formaba parte de su peculiar forma de ser.

- Venga Germán ¡que no se diga! – bromeó Nancy – no me digas que has dejado en aquel campamento tú espíritu aventurero.

- No es por mí, es que... Lacunza... - se calló al ver la mirada que le lanzaba la pediatra – que... bueno que sí, que nos paramos a verlos.

La ClínicaWhere stories live. Discover now