Capítulo 148

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Alba intentó disimular el daño que le había hecho su confesión. La inseguridad que le provocaba porque esa era una prueba fehaciente de que Natalia se sentía atraída por Vero, aunque no la amase. Pero lo habían prometido, y ella estaba firmemente decidida a cumplir su promesa, iba a olvidar a Vero y los celos que le provocaba. Se separó un instante y la miró, pensativa.

- Te has puesto seria – Natalia la observaba con atención - ¿ves? A eso es a lo que me refiero, que a las primeras de cambio... te cambia la expresión y yo... no te recordaba así. Por eso pienso que... me ocultas algo.

- Pues no – suspiró – supongo que he cambiado en estos años y... eso es lo que notas.

- Puede ser, pero... sigo creyendo que... te pasa algo.

- Solo me cansa que siempre hables de ella y que cuando ya hemos cerrado una conversación vuelvas a sacarla a colación. ¡Estoy harta de Vero!

- Tienes razón, perdona. Sigue hablándome de esa cabaña y de la playa ¿qué cosas malas hicimos allí?

Alba no respondió. Permaneció sentada, casi abstraída y aquella sombra que Natalia tanto temía volvió a adueñarse de su mirada.

- ¿Qué piensa mi princesa? – le preguntó mientras acariciaba su cadera.

Alba clavó sus ojos en los de la pediatra y sonrió con tristeza.

- Pensaba en... cuánto me gustaría que nuestra vida fuera diferente.

- Contigo aquí, puede serlo.

- Sí... claro – suspiró y se abrazó con fuerza a Natalia, que la rodeo con los suyos y la besó en la frente.

- Princesa... estoy lista para recordar... - la sonsacó – quiero que me cuentes todo.

- ¿Todo, todo?

- Sí y quiero que empieces por esas cosas malas – le indicó insinuante.

- ¿Ah, si? – besó sus labios y condujo la mano hacia el abdomen de la pediatra que comenzó a acariciar lentamente con la yema de los dedos.

- Sí, Ummm...

- Creo que es mejor que te las recuerde así – mordió el lóbulo de su oreja y recorrió con la lengua el cuello de Natalia hacia sus pechos.

- Si – jadeó – ¡recuérdamelas!

- ¿Recuerdas esto? – Alba besaba y lamía sus pezones mientras Natalia comenzaba a removerse inquieta bajo su cuerpo, presa de la excitación que comenzaba a crecer en su interior.

- No... creo que necesito... más...

- Con que más... - sonrió con malicia - ¿Y esto? – sus dedos se abrieron camino por la cara interior de su muslo y Natalia gimió entrecerrando los ojos.

- Perfecto... ummm. Albi... - se besaron con pasión y ambas supieron que se encaminaban de nuevo a la unión que tanto anhelaban y que sus cuerpos ya comenzaban a añorar.

En ese instante el teléfono comenzó a sonar. Natalia dio un respingo y se sentó en la cama, sobresaltada.

- ¡Mi móvil!

- Olvida tu móvil – tiró de ella para que se echara a su lado.

- ¿Qué hora es?

- Nat... ¿qué más da la hora? ven aquí.

- No puedo. He... necesito saber la hora.... había quedado.. - se sentó en el borde y miró angustiada hacia su silla – ¿puedes acercarme la silla, por favor?

La ClínicaWhere stories live. Discover now