Capítulo 155

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Natalia se encontraba en su despacho acariciando la idea de marcharse a casa antes de la hora. El día había sido agotador y estaba a punto de terminar el informe económico del mes. Quería dejarle a Cruz todo en orden antes de que el juez distase sentencia. No podía evitar sentir algo de nerviosismo, al pensar que su vida estaba en las manos de una única persona. Su abogada le daba ánimos y le decía que todo había ido muy bien a pesar de todo, pero ella no podía evitar sentir pánico ante la idea de que un solo hombre pudiese decidir lo que sería de ella. Podía condenarla al infierno o dejarla marchar en pos de su libertad. Pensando en ello, sintió la repentina necesidad de hablar con Alba, no podía explicarlo pero era una sensación angustiosa, como si supiera que algo no iba bien. Refrenó ese deseo y hundió la cara entre sus manos. ¡Seis meses sin saber de ella! Seis meses sin recibir respuesta a sus innumerables cartas ¿cuántas les habría mandado? Al menos dos por semana. Cada vez que se sentía desfallecer recordaba todo lo que vivió con ella en Jinja y se repetía que aquellos días no pudieron ser una farsa, que podían volver a ser una realidad y que solo necesitaba tiempo y hablar con ella. Pero luego estaba la triste realidad y todas sus ilusiones y sus esperanzas se desvanecían en el mundo de los sueños. Aunque ella había estado haciendo todo lo que estaba en su mano para que esos sueños se hicieran realidad, lo cierto era que el desaliento, la rabia, incluso el desamor, se apoderaban de ella de vez en cuando.

Adela entró en ese momento en el despacho y se sentó frente a la pediatra, que levantó la cabeza al escuchar que abrían la puerta.

- Ade... me has asustado.

- ¿Qué pasa, nena? ¿has terminado ya?

- ¿Aquí se termina algún día?

- ¡Uy! Te veo un poco... hastiada.

- Sí, tienes razón, estoy cansada pero no solo de esto, ¡de todo!

- Han sido días complicados, con el juicio y... todo, pero anímate mujer, que ya te quedan pocos días de incertidumbre.

- Sí – suspiró.

- Y hablando de eso... ¿qué tal va lo otro? ¿cómo van los preparativos?

- Todo casi ultimado. Pero que ahora tengo la sensación de que todo va a ser inútil, un error.

- Pues a mí me apetece que demos un giro a todo esto, y creo que tu idea es brillante. No te arrepientas ahora, que yo ya he hablado con todos.

Natalia sonrió cansada.

- Si no fuera porque te he embarcado en todo esto... ya me habría echado atrás.

- Eso ya lo sé yo por eso lo hice. A ti te pasa algo más ¿has vuelto a discutir con Vero?

- No. Creo que por fin tiene claro que yo sigo enamorada de Alba.

- Ya te dije que era un error meterla en tu cama.

- Solo fue una vez. Y le dejé muy claro que no significaba nada.

- Para ti, pero para ella...

- Dejemos de hablar de Vero ¿tú has acabado?

- Yo llevo aquí dos horas de más.

- No te las voy a pagar – Natalia la miró burlona y Adela sonrió.

- No pretendas que me rinda a la primera con un par de sonrisas, ¿qué te pasa?

- Nada – suspiró de nuevo – lo de siempre, que no tengo tan claro como vosotras que el juez...

- Ya escuchaste la decisión del jurado ¡y no tardó ni un día en deliberar! Y mira que Alba te lo puso difícil.

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