Capítulo 59

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Alba entró en los baños con precipitación y se acercó al lavabo, mojó el pañuelo y, en silencio, se lo pasó por la frente y la cara, limpiando los restos de sangre seca y mostrando en su expresión el miedo y la preocupación que sentía.

- Ven – le dijo con cierta brusquedad – Germán quiere que te tome la tensión y la temperatura.

- Pero... ¿para qué! ya os he dicho que estoy bien.

- ¿Para qué va a ser Nat? – respondió cortante – deja de quejarte y déjame que haga lo que tengo que hacer – habló con seriedad y el ceño fruncido.

- Ni tengo fiebre, ni tengo la tensión alta, ¡si lo sabré yo! – exclamó con una sonrisa conciliadora que no obtuvo la respuesta que deseaba.

- Sí, tú lo sabes todo, por eso te pasa lo que te pasa – refunfuñó entre dientes y la pediatra no pudo evitar una sonrisilla de satisfacción, sabía que esa actitud solo era muestra de su preocupación.

- Alba... - comenzó a decirle pero la enfermera la silenció con decisión.

- Chist, calla y no te muevas – le ordenó quitándole el peto y apretándole la goma en el brazo – ya veremos si tienes o no razón.

Natalia la observaba con cara de circunstancias, sabía que estaba enfadada con ella por haber desobedecido y sabía que le había hablado con brusquedad y se arrepentía de haberlo hecho, además no soportaba la idea de discutir con ella o de que Alba se enfadase de verdad. La veía tan agobiada y molesta que se decidió a hacerla cambiar de humor.

- Cariño, no me mires así – le pidió con una leve sonrisa – no lo soporto.

- No te miro de ninguna manera – respondió secamente quitándole la goma del brazo.

- ¿Qué? ¿tenía razón? – le preguntó en voz baja.

- Si - musitó teniendo que dar su brazo a torcer aunque profundamente aliviada de que así fuera – la tensión est{a mejor que ningún día.

- Lo sabía, si cuando la tengo alta....

- A ver deja que te limpie las manos – la interrumpió.

- No te enfades, por favor – volvió a pedir melosa levantando las manos hacia ella y dejándola hacer - solo es una pequeña hemorragia, es algo normal, me ha dado demasiado sol, tomo anticoagulantes, solo es eso, no te preocupes.

- ¿Cómo quieres que no me preocupe? – preguntó entre molesta y asustada quitándole el termómetro – tampoco tienes fiebre – la miró satisfecha.

- Estoy bien, de verdad – repitió con tranquilidad y una sonrisa que entontecía a la enfermera.

- Eso me dijiste antes y mira lo que te ha pasado por no hacernos caso...

- Tienes razón, pero Nadia me pidió que saliera con ella, ¿has visto cómo estaba la explanada? – le dijo conciliadora – y vosotros teníais que entrar en quirófano, y Sara... – se calló a punto de revelar lo que sabía de ella – no iba a poder con todo... y yo ya había descansado y comido un poco.

- ¿Has comido?

- Si – sonrió – pensaba haceros caso y quedarme dentro, de verdad, pero... ¿qué podía hacer?

- Pues negarte, Nat, que cuando quieres bien que sabes decir "no" – le dijo con genio, pero luego más suave y mostrando toda su preocupación continuó - aún no estás bien.

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