Capítulo 92

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Natalia se quedó pensando un instante la miró y sonrió echándose hacia atrás.

- Vamos a dar una rueda de prensa.

- Pero... ¿estás segura?

- Sí, creo que es lo mejor.

- ¿Y qué vamos a decir?

- Vamos a decir la verdad. Todo lo que quieren oír de mí y de la clínica.

- Nat... no sé si es buena idea.

- Yo tampoco, pero un día Teresa me dijo una cosa y creo que es el momento de ponerla en práctica.

- ¿Teresa?

- Sí, Teresa – sonrió de nuevo - yo le recriminé que estuviera cotilleando a mis espaldas y se defendió.

- Acabáramos.

- ¿Acaso es mejor que sigan diciendo que blanqueo dinero, que financio negocios sucios, que me muevo en el tráfico de drogas y dios sabe de qué más?

- ¿Ya te has enterado?

- Sí. No he leído los artículos, pero... sé de qué van. Mi madre se ha encargado de ponerme al día – volvió a sonreír irónica.

- Nosotras... no queríamos preocuparte...

- Voy a dar esa rueda de prensa, voy a contar la verdad. Si quieren hablar que lo hagan, pero se acabaron las especulaciones, en cuanto tengan la verdad acabarán cansándose.

- O no, estos son como un perro de presa, cuando cogen a alguien no lo sueltan.

- Pues tendremos que hacer que suelte, ¿no crees?

- No sé cómo...

- No te desanimes, verás cómo cuando me vean y me tengan delante acabarán aburriéndose y les dará por otra persona.

- Has vuelto muy animada y... ¡me gusta!

- ¿Te encargas de convocarla?

- ¿Yo? me iba para el campamento otra vez... esta noche me toca guardia.

- Bueno... sí, vete, ya me encargo yo.

- Gracias, Nat.

- Anda ve, que Fernando estará ya echándote en falta.

- ¡A la que ha echado en falta es a ti! No veas el dossier que te está preparando.

- ¿Al final me lo dará hoy?

- Creo que sí, aunque cuando yo me he venido no lo había terminado.

- Entonces... - miró el reloj – me esperaré a que llegue.

- Si tienes que irte...

- No. Pensaba quedarme hasta tarde, pero... estoy algo cansada.

- Normal tía, es el primer día.

Natalia sonrió, asintiendo. Mónica se levantó y cuando se disponía a salir Cruz abrió la puerta.

- No sabía que estabas aquí – miró a Mónica con sorpresa.

- Ya me voy, os dejo que tendréis mucho de qué hablar – dijo la enfermera saliendo del despacho y cerrando la puerta tras ella.

Cruz ocupó el sillón en el que instantes antes se sentara Mónica y observó a Natalia con atención, esperando ver signos de cansancio o preocupación, segura de que Mónica ya la había puesto al día. Sin embargo, Natalia la recibió con una amplia sonrisa.

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