Capítulo 88

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Volvieron dentro. Natalia hizo a Alba sentarse en el banco corrido del interior de la ducha, y volvieron a besarse. Le encantaba su piel sedosa, se inclinó y comenzó a besar sus rodillas, fue subiendo beso a beso por sus muslos, suaves y tiernos, hasta llegar a su ingle. Alba gimió y se retorció presa de la excitación. Unas voces las hicieron detenerse y agudizar el oído.

- ¿Sara y Gema?

Alba asintió recuperando su postura sentada. Natalia buscó de nuevo sus labios, mientras sus manos se metían por debajo del vestido de la enfermera, acariciando sus costados, buscando sus pechos. Alba se echó hacia atrás, inquieta sobre el banco, y se mordió el labio inferior. Sus caricias la enloquecían y no quería perder el control y que las descubriesen.

- Vamos a la cabaña, Nat – le susurró.

- Chist – la silenció.

No estaba dispuesta a ceder. Notaba su excitación, ella misma se sentía muy excitada, leía el deseo en sus ojos y eso la volvía loca. Metió sus dedos por la goma de sus braguitas y las deslizo por sus piernas hasta quitárselas. Alba contuvo la respiración, mirándola expectante, ya no le importaba que pudiera entrar alguien, a todos sus sentidos estaban puestos en Natalia y en lo que le estaba haciendo. La pediatra se detuvo con una maliciosa sonrisa, disfrutando de su gesto impaciente que se contradecía con la calma con que aguarda, mirándola aquella cara traviesa que tanto le gustaba a la pediatra.

- ¡Vamos! – le pidió impaciente.

Natalia obedeció, comenzando a recorrer su cuerpo con sus manos y ahora, también, con su boca. Sentía su sabor dulce y salado a la vez, escuchaba sus suspiros, notaba como se estremecía, y todo ello lograba excitarla a ella aún más. Tras una pequeña parada en la que la enfermera le suplicó con la mirada que continuase, Natalia se dedicó a ella en cuerpo y alma, con suavidad se cernió sobre su presa, sintiendo que la deseaba más que nunca y regocijándose en la idea de que sería suya para siempre. Alba dejó escapar un gemido que Natalia se apresuró a silenciar, cesando en sus caricias, incorporándose para besarla.

- Chist, que nos van a oír.

- Nat... no seas mala.

Le sonrió pícaramente, si inclinó de nuevo y continuó por donde lo dejara, para detenerse de nuevo.

- Pero no chilles.

- Yo no chillo, esa eres tú – casi jadeó al sentir de nuevo su lengua buscando ahora sus profundidades – Nat... Nat...

Sabía lo que le pedía, sabía lo que anhelaba y se entregó por completo a satisfacer ese deseo. Instantes después su respiración se aceleraba ante el evidente síntoma de que iba a terminar. Natalia aceleró levemente sus caricias y la enfermera no pudo contenerse más. Elevó sus piernas rodeando a la pediatra, con un estremecimiento y un grito ahogado se entregó a ella presa del orgasmo, mientras Natalia no dejaba de acariciarla, con tal suavidad que Alba no quería que dejara de hacerlo, estremeciéndose una y otra vez, hasta que recuperando las fuerzas se incorporó del banco y se abrazó a ella, besándola con ternura. Siendo ahora ella la que la desnudaba, la que la recorría con parsimonia y fruición.

- ¿Vamos a la cabaña? – insistió Alba segura de que allí Natalia no podría.

- No.

A esas alturas Natalia se encontraba tan excitada y deseosa que estaba convencida de que el lugar y sus incomodidades no le serían un impedimento. Alba no dijo nada más. Se recrearon en los juegos de caricias y besos. Alba conocía todos sus puntos débiles y se dedicó a ellos uno tras otro, logrando que la pediatra disfrutase de la experiencia una vez más, sintiendo crecer de nuevo el deseo dentro de ella, hasta que Natalia se aferró a ella con fuerza comenzando a temblar. Permanecieron así, abrazadas unos minutos. Alba no encontraba el momento de levantarse de sus rodillas. Era inmensamente feliz de estar allí, recostada en sus brazos, refugiada en esas caricias leves y continuas, que Natalia permanecía regalándole, notando como su corazón aún galopaba espoleado por lo que ella la hacía sentir. Sin pronunciar palabra alguna, solo se besaban y sonreían y volvían a besarse y a sonreír.

La ClínicaWhere stories live. Discover now