Capítulo 102

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Natalia regresó al interior del ático y Alba recogió todo con presteza. Luego se sentaron en el sofá, ambas aún con sus copas en la mano. Se quedaron un momento en silencio, pensativas. La pediatra aguardando a que Alba comenzara con el interrogatorio porque estaba convencida de que había llegado la hora y Alba calibrando si merecía la pena estropear la velada obligando a Natalia a contarle aquello que era evidente no deseaba revelar. De pronto ambas tuvieron la sensación de que la tensión se hacía patente entre ellas y Alba se decidió a terminar con la situación. Colocó una de las mantas en las piernas de la pediatra y le quitó a Natalia la copa de la mano, situándola en la pequeña mesita que había delante del sofá.

- Ven, échate en mí – le pidió situando un cojín sobre sus piernas sabedora de lo poco que le gustaba tumbarse después de comer – así entrarás antes en calor.

- Estoy bien, Alba.

- Pero así estarás mejor – la acarició con ternura.

- Ummm – se echó en ella obediente – la verdad es que la espalda me duele un poco.

- ¿Quieres que te de un masaje?

- No. Estoy bien así, se me pasa en cuanto estiro las piernas un poco.

- Es que eres una bruta, sabes que tienes que cambiar de postura con regularidad y nunca lo haces.

- No me regañes... - le pido melosa.

- Perdona - le acarició el pelo con suavidad.

Alba bebía de su copa y acariciaba a Natalia con la otra mano. Guardaba silencio mirando al infinito y con una extraña expresión en su rostro. Natalia elevaba sus ojos hacia ella a cada instante, sin atreverse a interrumpir sus pensamientos, pero deseando conocerlos.

- Cariño... ¿en qué piensas?

La enfermera suspiró y la miró dibujando una mueca que a Natalia le pareció de tristeza.

- En que me gustaría que este momento no se acabase y que no quiero ser yo la que termine con él.

- No tiene por qué acabar – elevó su mano posándola en la que Alba tenía perdida en su pelo.

- Ya... - entrelazó los dedos con ella – Nat... ¿tú crees que algún día tú y yo podremos hacer esto todas las noches?

La pediatra se incorporó, cogió sus piernas una a una y las dobló en el sofá para quedar sentada frente a Alba. Colocó un brazo sobre el respaldo del sofá y apoyó la cabeza en su mano, con una mirada divertida.

- Si lo hiciéramos todos los días acabarías hartándote - bromeó.

- Sabes lo que quiero decir – respondió con seriedad.

- Sí, y mi respuesta es que sí, que algún día tendremos esa oportunidad si es lo que deseas.

- Lo deseo.

- Pues lo tendrás – le aseguró cogiendo una de sus manos y estrechándola entre las suyas. Alba sonrió y bebió un sorbo de su copa.

- Nat... ¿no crees que ya es hora de que me digas algo?

- ¿Algo de qué?

- De Javier y... de esa rueda de prensa.

- Creo que ya conoces casi todo lo que pasó, le dije a Adela que me dejara a mí hablarte de ello, pero veo que no lo ha hecho.

- Si te llega a dejar, lo mismo tú y yo no estaríamos ahora aquí, cogidas de la mano. Disfrutando.

- ¿Qué quieres decir?

La ClínicaWhere stories live. Discover now