Capítulo 100

479 28 33
                                    


La pediatra no respondió, pero para Alba no hacía falta una respuesta, comprendió que había sido así.

- Nat... siento... haberte acusado de algo que... no has hecho.

- No te preocupes – le sonrió abierta mente y amplió su sonrisa cuando la mano de Alba por fin buscaba la suya. Natalia se aferró a ella con un suspiro de alivio - Yo de ti también me hubiera enfadado.

- No era solo enfado, estaba defraudada y decepcionada.

- ¿Y cómo puedes pensar que si a ti te pasa algo a mí me da igual?

- No sé, quizás porque... no es fácil para mí todo esto.

- Pero... ¿ya no estás enfadada?

- Sí, sigo enfadada, que hayas estado aquí no borra esa rueda de prensa.

- Lo sé, pero no te preocupes ahora por eso, solo debes descansar y reponerte. Cuando estés bien hablamos. Pero no te preocupes por nada y no escuches nada de lo que te digan, todo está bien cariño y... lo que he hecho lo he hecho por... una razón... de peso.

Alba suspiró, deseaba más que nada en el mundo creerla, deseaba que la convenciera con sus palabras y desapareciera esa tristeza que embargaba su alma. Pero eso no iba a ocurrir, ¿qué razón de peso podía tener? ninguna que no fuera no dar un escándalo, ni que todos descubrieran la relación que mantenían.

- Cariño... tengo que irme – le dijo echando la silla hacia atrás.

- Quédate un poco más, quiero... que... hablemos... necesito... tengo que... decirte algo... que...

- Chist, cierra los ojos y descansa – la silenció – ya tendremos tiempo de hablar.

Natalia le acariciaba la mano y Alba ahora sí se dejaba acariciar. Las dos guardaban silencio Natalia con los ojos puestos en sus manos entrelazadas, pensando en cómo afrontar todo lo que se le venía encima, en cómo lo haría si Alba no quisiese seguir a su lado.

- Nat...

- ¿Sí?

- Estás... muy seria y pareces muy cansada, ¿qué pasa? ¿ha sido un mal día?

- El peor.

- ¿Ha ido mal esa comida de trabajo? – le preguntó recordando la respuesta que la pediatra le dio a Héctor minutos antes.

- No. No es por lo que tú imaginas, no tiene nada que ver con el trabajo.

- Entonces... ¿es por mí?

- Sí – suspiró.

- ¿Tan mal estoy? – intentó bromear.

- No, claro que no – sonrió – te vas a poner bien.

- ¿Es por mi madre? ¿es eso? me dijo que no estaba dispuesta a que entrases a verme, pero yo creía que se refería a en el hipotético caso de que te dignases aparecer.

- No es por tu madre. Ya estoy acostumbrada a ella.

- ¿Ha sido muy desagradable contigo?

- Nooo – mostró su impaciencia - No te preocupes por eso.

- Nat, contéstame, ¿qué te ha dicho?

- Nada.

- Nat... - protestó ante su continua negativa - vale, no me lo digas.

- Es que no tiene importancia, Alba, y sí la tiene el que estés tranquila y descanses

La ClínicaKde žijí příběhy. Začni objevovat