Capítulo 107

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Media hora después Teresa estaba en recepción ordenando el correo a toda prisa. No quería que Natalia llegase y no haber terminado. No dejaba de darle vueltas a la cabeza, estaba hecha un lío. No sabía si contarle todo a la pediatra o darle un voto de confianza a Alba. En la cena del sábado la había visto tan feliz e ilusionada con Natalia que se le hacía muy difícil creer que al mismo tiempo estuviese manteniendo una relación con Raúl, pero ¡lo había visto! sus ojos no podían mentir. Lo había besado. Había sido un beso en toda regla. Quizás lo mejor sería hablar primero con Alba, quizás estaba sacando las cosas de quicio. Y luego estaba esa conversación telefónica, ¿con quién estaría hablando? fuese quien fuese era alguien en quien confiaba hasta el punto de contarle aquello que nadie sabía, quería volver a África. ¿Y si no era así? ¿y si Alba estaba en duda y solo estaba tanteando a Natalia? No, no debía de meterse entre ellas. Pero por otro lado... ¿y si lo dejaba estar y Alba volvía a jugársela a Natalia? Estaba convencida de que Natalia no iba a soportar que se repitiera todo otra vez. Recordaba lo mucho que había sufrido cuando Alba se marchó sin darle explicaciones y ella no iba a dejar que eso volviera a repetirse.

La puerta de entrada se abrió y Natalia entró en recepción con tal sonrisa que Teresa no pudo evitar pensar que estaba radiante. Hacía mucho que no la veía con esa cara de felicidad, y sus dudas se acrecentaron, ¿tenía ella algún derecho a estropear todo, a borrar esa felicidad?

Unas risas le dieron la respuesta. Laura salía de la cafetería acompañada de Raúl que traía abrazada a Alba. Ambos reían a carcajadas con complicidad y camaradería. Natalia se había detenido observando la misma escena que la recepcionista, y su cara cambió. Teresa se percató de ello al instante, ¡Natalia también recelaba de Raúl!

La pediatra frunció el ceño, sintiendo que saltaban todas sus alarmas. El brazo de Raúl rodeaba los hombros de Alba que parecía muy divertida y cómoda con la situación hasta que vio a Natalia allí plantada frente a ellos.

Teresa soltó unos expedientes con rapidez y dejó colgar sus gafas de la cinta que las mantenía a su cuello, segura de que allí iba a ocurrir algo que ella no estaba dispuesta a perderse, mirando a todos con preocupación. La cara que se le había quedado a Natalia no presagiaba nada bueno y a un tiempo la ayudó a decidirse, hablaría con ella.

- Buenos días – Natalia los saludó afable y los tres respondieron al instante.

Alba se zafó de inmediato del brazo de Raúl.

- ¡Laura! Pero no te incorporabas la semana que viene.

- Estaba cansada de estar en casa y ya estoy bien.

- No vayas a salir del campamento, aún es pronto para que hagas esfuerzos, quédate con Fernando.

- Sí, no te preocupes, Nat. Ya lo hemos hablado, saldrá Raúl en mi lugar. Yo organizaré con él los próximos viajes.

- Sí yo iré con Mónica a las chabolas – intervino el chico.

- Muy bien – Natalia respondió tajante. No estaba hablando con él.

- Tenemos que irnos – dijo Raúl y Natalia asintió mirando a Alba que la observaba detenidamente. Conocía ese tono de Natalia y esa mirada, estaba molesta por algo.

- Sí, Nat, se nos está haciendo tarde – apuntó Laura, tirando de Alba que solo dejó escapar de su labios un "hasta luego, Nat"

- Hasta luego – se despidió de ellos.

Pero cuando estaban a punto de salir por la puerta Natalia alzó la voz.

- ¡Alba! perdona, ¿puedes venir un momento?

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