Capítulo 132

389 19 34
                                    


Adela se encaminó a la habitación de la enfermera dispuesta a comprobar cuál era su estado. Claudia insistía en que era demasiado pronto para determinar nada, pero Natalia estaba literalmente desesperada por saber cómo se encontraba y ella había aprovechado que pasaría toda la mañana con Claudia y Cruz haciéndose pruebas para visitar a Alba y poder darle a su amiga información de primera mano. Llamó y sin esperar respuesta abrió la puerta. Rafi y Vero se volvieron hacia ella.

- Hola – las saludó sorprendida por la presencia de la psiquiatra – venía a ver cómo está.

Rafi acudió a su encuentro con una sonrisa de circunstancias. Y Vero la siguió. Cerraron la puerta a su espalda.

- No me dicen qué es lo que va mal. Solo que es pronto para decir nada. Pero... yo sé que hay algo que... no está bien. ¿No podría usted ayudarme?

- No sea pesimista, Rafi. Lo importante es que ha salido del coma. Y que pronto la tendrá usted en casa. Si Claudia le dice que hay que esperar es porque es así.

- Eso mismo le estoy diciendo yo, que Alba está en buenas manos. Y lo que debe hacer es irse a casa a descansar y dormir un poco. Alba ya está fuera de peligro y ahora lo importante es que todos la ayudemos a recuperarse y para eso, Rafi, usted debe estar descansada.

- No voy a dejar a mi niña sola.

- No estará sola. Aquí siempre hay alguien pendiente de ella – Vero hablaba con calma y amabilidad.

- Y si hace falta cualquiera de nosotras se queda con ella o la misma Teresa si usted se queda así más tranquila.

- No sé...

- Que sí mujer – Vero se mostró ahora autoritaria – no podrá ayudar a su hija si usted enferma, y lleva ya aquí muchos días. Yo voy para el centro, si quiere, la dejo en su casa.

- No sé.

- Hágale caso, Alba estará bien. Yo misma me quedo con ella un rato.

- Está bien. Pero solo porque quiero ir a recoger algunas cosas para ella, para cuando la sienten, que no va a estar con ese camisón de hospital ¡qué se le ve todo!

Adela y Vero sonrieron y la psiquiatra esperó a que Rafi recogiera su bolso para marcharse con ella. Adela, cumplió su palabra y entró dispuesta a acompañar a la enfermera. Se acercó a la cama despacio. Alba permanecía con los ojos abiertos y la cabeza ligeramente inclinada al lado contrario de la puerta.

- Alba... hola...

La enfermera no se movió ni hizo ademán de haberla escuchado.

- Alba... - Adela rozó su brazo levemente – Alba...

Parecía no darse cuenta de su presencia ni notar el roce de sus dedos. Sin embargo, a su cerebro llegaba lejanamente aquella voz, llamándola con suavidad. Instantes después, Alba giraba la cabeza lentamente hacia el lugar de donde creía que provenía esa voz. Sus ojos se fijaron en Adela, escudriñándola con lentitud. Como si necesitara tomarse un tiempo para recordar de quién se trataba. Adela, al ver que la miraba le sonrió.

- Hola – repitió el saludo.

Y Alba respondió con una leve sonrisa.

- ¿Cómo te encuentras? – le preguntó cogiéndola de la mano y apretándosela con cariño.

Alba no respondió. Cerró los ojos manteniendo la sonrisa en sus labios y pareció quedarse dormida. Adela paseó la vista por la habitación donde un par de ramos de flores estaban en el suelo, sonrió imaginando que eran cosas de Gimeno. Ese hombre se saltaba cualquier norma existente. Justo en ese momento el médico entró y Adela se levantó al instante, contenta de tenerlo allí, así podría preguntarle por su evolución.

La ClínicaWhere stories live. Discover now