Capítulo 17

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Natalia y Alba se situaron en la puerta de la primera chabola, al hacerlo un olor nauseabundo llegó hasta ellas. La pediatra no pudo evitar hacer un gesto de desagrado.

¿A qué olía allí! no quería ni imaginarlo.

- ¡Buenas tardes! – gritó Alba asomando la cabeza - ¿podemos pasar? – preguntó.

Una mujer bajita y regordeta salió a su encuentro. Al ver a Natalia sonrió afable y empezó a limpiarse las manos ennegrecidas en una especie de delantal que llevaba puesto.

- Ay, señora – dijo tendiéndole una mano que Natalia estrechó reticente – la Sonia me dijo que vendrían hoy y estaba aljofifando todo.

- No hacía falta – dijo Natalia devolviéndole la sonrisa y con una tentación enorme de taparse la nariz – solo venimos para vacunar a los niños.

- Un momento que voy a tirar las cubas – dijo y cogiendo dos cubos llenos de excrementos salió corriendo de la vivienda.

- ¿Eso es...? – le preguntó Natalia a Alba levantando las cejas sin dar crédito.

- Sí, Nat, es eso – le susurró.

Alba sonrió, al ver la cara de espanto de la pediatra, con complicidad le hizo una graciosa seña con los ojos sin pronunciar palabra, para que no las escuchasen desde el interior, pero Natalia estaba ya concentrada en contener su estómago y tratando de centrarse en disimular con el objeto de no ofender a aquella mujer cuando volviese. Y lo cierto es que le estaba costando mucho trabajo. La enfermera puso un gesto burlón, estaba claro que por mucho que Natalia hubiese intentado cambiar, que por mucho que se hubiese movido por el poblado, había cosas a las que nunca se acostumbraría. La idea de Natalia en Jinja cruzó por su mente y no pudo evitar sonreír imaginándola allí.

- ¿Se puede saber de qué te ríes? – le preguntó en un susurro.

- De ti y de la cara que tienes puesta – se sinceró.

- No lo soporto – confesó angustiada - Vamos a terminar pronto porque si no...

- Voy a ir preparando las cosas y así terminaremos antes – le dijo colocando la mochila encima de la mesa y preparándolo todo - ¿Vas a examinarlos?

- ¡Qué remedio! – exclamó suspirando – aunque... te juro que estoy tentada a no hacerlo.

- Nat... - la recriminó burlona.

- ¡Dios! Alba, no aguanto esto – reconoció - ¿tú no...?

- ¿Yo? si supieras lo que he aguantado yo en Jinja, no preguntarías – bromeó - ¿quieres que te saque un rato mientras vuelve? – le preguntó al verla cada vez más pálida.

- No, yo también puedo aguantar – se negó pensando en que ella no iba a ser menos. Alba que le captó el gesto, torció la boca en una mueca burlona y, conociéndola, se decidió a comenzar con uno de aquellos juegos que tanto añoraba.

- Hay un truco para no notar tanto el olor – le susurró al oído con la intención de que nadie pudiese escuchar lo que le decía, estaba claro que en el interior había más gente que permanecía escondida.

- ¿Si! ¿cuál? – preguntó esperanzada.

- Respira por la boca – rio – claro que así te la vas a tragar toda, porque esto se masca – le sonrió moviendo la mano de arriba abajo, indicándole que "vaya tela".

Natalia solo con imaginarlo no pudo contener una arcada y la miró furiosa. La enfermera sonreía burlona lo que molestó aún más.

- Alba... - protestó – si lo que pretendes es hacerme vomitar lo vas a conseguir.

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