Capítulo 162

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Natalia notó como sus ojos también se humedecían, emocionada con sus palabras. Tendió la mano por debajo de la mesa y las entrelazaron un instante, luego Alba la soltó para acariciar su palma con uno de sus dedos y juguetear con ellos, sin dejar de mirarla a los ojos, unos ojos que pasaron de gritarle el amor que sentía a brillar con un fuego desmedido. La enfermera sonrió, ella también deseaba abrazarla, besarla, sentir su cuerpo...

- ¿Y si nos vamos al hotel?

- Mejor nos quedamos aquí.

- Pero... yo quiero irme ya... - le pidió insinuante.

- He hablado con Flatar, hasta mañana por la noche no vuelve a abrir y hasta las cuatro de la tarde no estará de vuelta. Nos ha preparado la mejor habitación. En un rato no habrá nadie en todo el local y tú y yo, estaremos solas.

- Pero... ¿solas aquí? ¿sin nadie del servicio?

- ¿Qué servicio Nat? Hasta que no llegue la temporada alta de turismo, el hotel no está abierto, solo el restaurante y ya te he dicho que solo los fines de semana.. En un rato nos quedaremos completamente solas.

- ¿Cuánto es un rato? Porque lo mismo llegamos antes al hotel. ¡Tiene jacuzzi! – le recordó con una explícita insinuación.

- Flatar me deja las llaves. Así es que podemos subir a la habitación cuando quieras. Así te ahorras un viaje de más de media hora en coche. Sé que te duele la espalda, conozco ese gesto tuyo cada vez que te echas hacia atrás, y Adela me ha pedido que cuide de ti. Me dijo que debes descansar y tener cuidado...

- No estaba yo pensando precisamente en descansar.

- Pues es lo que debes hacer. Y en cuanto terminemos el postre te subes a dormir – le dijo autoritaria.

- No sé... en el hotel... ¡es la suite de lujo!

- Y ésta la mejor habitación y... ¿crees que yo te metería en cualquier lugar?

- No, supongo que no.

- Confía en mí, Nat, aunque solo sea esta vez. Te va a gustar.

- ¿Todo esto para nosotras? – preguntó casi convencida.

- ¡Todo! – sonrió – te mereces mucho más, pero... – abrió los brazos y apretó los labios en una mueca.

- Anda, vamos a comer esa tarta... - suspiró dejándose vencer – si es lo que tú quieres... nos quedamos.

- No es que quiera dormir aquí, lo que quiero es amanecer aquí, a tu lado.

- ¿Por qué aquí?

- Mañana lo sabrás – respondió misteriosa.

- ¡Cuando se va a ir todo el mundo! – exclamó impaciente al ver que de otra habitación salían más personas pero que continuaban escuchándose algunas voces en el interior.

Alba soltó una carcajada al leer el deseo en su mirada. Le sirvió un pequeño trozo, consciente de que la pediatra no comía demasiado. Poco después se marchaban los últimos clientes y Flatar, tras recogerles la mesa, y servirles una copa de un licor local que Natalia rechazó, se apresuró en dejar todo dispuesto para el día siguiente, luego les entregó las llaves del pequeño hotel-restaurante.

- Ya he cerrado atrás, y ya sabes dónde está todo – le tendido las llaves a Alba– estáis en vuestra casa.

Abrazó a Alba con cariño y se dirigió a la puerta. La enfermera fue tras ella, cruzaron unas palabras y luego Natalia escuchó como Alba cerraba con llave.

La ClínicaWhere stories live. Discover now