Capítulo 156

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La pediatra se encontraba en el portal de la casa de Rafi. No podía evitar cierto nerviosismo siempre que se enfrentaba a aquella mujer. Temía meter la pata, hacer o decir algo que la molestase y que todo volviera a ser tan difícil como antes. Era la segunda vez que se plantaba allí, pero en esta ocasión no venía a pedir nada, a reclamar nada, sino a llevarle la mejor de las noticias y eso la tranquilizaba un poco. ¿Qué pensaría Alba cuando se enterase que su madre y ella habían enterrado el hacha de guerra? ¡Estaba deseando saberlo! Y ya se había encargado de disponerlo todo para que pronto fuera así.

Llamó al timbre y aguardó con paciencia, pero nadie acudía a abrir la puerta. Llamó de nuevo e insistió un poco, quizás Encarna se encontraba en el fondo del piso y no oía el timbre o estaba en el baño. Recordaba que Alba un día le había hecho un comentario acerca de que su madre estaba perdiendo oído y volvió a insistir, pero nadie abría. Buscó su teléfono móvil. Debía haberla llamado antes y no escuchado a Vero. Así habría evitado tener que hacer esa visita en balde y hubiera estado de regreso en casa, a tiempo de cumplir su promesa a Mara, de leerle un cuento. Ahora eso no sería posible. Rafi tampoco respondió a su llamada y Natalia comenzó a inquietarse. ¿Le habría sucedido algo? Vero tenía razón y aunque Rafi no era muy mayor si que la vida la había castigado. Las sabias palabras de Adela la tranquilizaron "Nena, ¿siempre tienes que ponerte en lo peor? ¡piensa en positivo!" Desterró la idea y decidió esperar unos minutos más, lo más lógico es que Encarna hubiese salido y que volvería pronto porque ya era algo tarde..

Estaba a punto de marcharse cuando del ascensor salió Rafi cargada de bolsas.

- ¡Rafi!

- ¡Natalia!

Las bolsas se estrellaron contra el suelo de inmediato y la madre de Alba corrió hacia ella.

- ¿Qué sabes? ¿y mi hija?

- Tranquila, no se alarme que...

- No me digas que me tranquilice, no estarías aquí si mi hija... ¿dónde está? ¿cómo está?..

- Rafi – Natalia sonrió y la tomó de una mano – la han encontrado y está bien...

- ¿De verdad? ¿Mi niña está bien? ¿no me engañas?- sus ojos se llenaron de lágrimas, llena de emoción.

- No la engaño.

- Ay, ay, mi niña está bien.

- Debería entrar y sentarse.

- No, no – se negó rehaciéndose – pero dime... cómo está, qué le ha pasado...

- La están trasladando al hospital de Kampala. Está un poco deshidratada y van a hacerle pruebas. Me llamarán en cuanto sepan algo más.

- ¿Pero está sola? ¿quién está con ella?

- Germán la acompaña en el helicóptero y Sara la está esperando en el hospital.

Ellos cuidarán de ella. No está sola. Sara es muy buena amiga suya...

- Sé quién es... tiene un niño pequeño, mi hija me mandó una foto.

- Ya... - Natalia apretó los labios, ella imaginaba que ya habría dado a luz, pero nadie le había dicho nada y no pudo evitar sentir un pellizco de envidia y dolor al ver que Alba no había hecho nada por comunicarse con ella.

- ¿Vas a ir a verla? – Rafi la miró con una expresión que Natalia no supo interpretar y la pediatra se quedó callada. Sin saber cómo se tomaría Rafi el que lo hiciera o el que no lo hiciera. Tras la conversación con Vero y con su abogada mientras iba en el coche no tenía muy claro si debía salir del país, porque las consecuencias podían echar al traste todos sus planes.

La ClínicaWhere stories live. Discover now