Capítulo 159

314 20 21
                                    



Buscó entre los sobres la última carta, aquella que debía haberle escrito poco antes de decidir ir hasta allí. Y lo hizo con una repentina luz en su mente, con una especie de intuición que la conducía hacia ella. Con manos temblorosas la extrajo del sobre.

"Hola, Alba.

Es la última carta que te escribo. La próxima vez que te cuente algo espero que sea cara a cara.

No sabía si contártelo porque quería que fuera una sorpresa, pero... no ha sido solo idea mía, para ser sincera, Adela me ha convencido. ¡Está como una cabra! Pero si no llega a ser por ella estos meses hubieran sido un infierno. Verás he estado haciendo unas averiguaciones y aún está a la venta vuestra casita, ¿la recuerdas? ese terreno junto al lago que me enseñaste la primera vez que me llevaste a la aldea de Yumbura y que me decías que Germán y tú bromeabais con que era vuestro. Voy a comprarlo. Tenías razón ¡es perfecto! ya lo he puesto todo en marcha, reformaré la casa y construiré una pequeña carretera de acceso, también tengo las solicitudes para que llegue hasta allí el tendido eléctrico, y para poner una bomba de agua. ¿Qué te parece si me meto a plantar té o caña de azúcar y criar cabezas de ganado? ya sé, ¡es una locura! pero ¿qué quieres que te diga? ¡me siento viva y con ganas de hacer locuras!

Me he hecho muchas preguntas, por supuesto con pocas respuestas, y creo que me veo perfectamente en ese ambiente por unos años... No sé, ¿qué te parece a ti? ¿me crees capaz? No me vayas a decir que no, que llevo mentalizándome para enfrentarme otra vez a las cucarachas gigantes. ¡Se me eriza todo el bello cada vez que las recuerdo!

Estoy mareada de tanto pensar, pero como dice Ade, ya era hora de liarse la manta a la cabeza. Y tiene razón, los próximos que cumpla son los cuarenta, la mitad de la vida, y ya está bien de perder el tiempo. Por fin he conseguido escapar, escapar de todo el miedo que me atenazaba para romper con todas las ataduras y reconocer que lo único que en verdad anhelo es pasar el resto de mi vida contigo. ¿Qué me dices? ¿podrás perdonarme y aceptarme? Bueno, a mí sola no porque llevo compañía, ¡no te lo vas a creer! Pero te escuché cuando me echaste en cara lo de Mara. Para ser sincera Adela también ha influido mucho. Hace tiempo que acariciaba la idea y al final me decidí a solicitar su acogimiento temporal y comenzar los trámites de adopción. Así es que ya ves, ¡nos presentamos allí ¡dos en lugar de una! Pero no te vayas a agobiar que quiero que todo salga perfecto. Ya te contaré mis planes, pero eso será en persona.

Quería decírtelo antes de presentarme allí por sorpresa, te he llamado, te he llamado muchas veces, unas he colgado y otras ha sido imposible establecer la comunicación, Adela tampoco lo consigue, está claro que no os ha llegado la radio o que Grecco no la entiende. O quizás la situación ha empeorado desde que salimos de allí, ya sabes que aquí las noticias llegan con cuentagotas y la mayoría ni llegan. Quizás sea yo la que llegue antes que esta carta y quizás cuando lo haga me mandes a paseo. Aún así te entenderé.

Una cosilla más, esta carta no va sola, te envío un pequeño sobre dentro de ella, no puedes abrirlo hasta no leer esto, pero como te conozco y sé que lo abrirás, antes de nada, te he escrito una nota en él y para que veas que esta vez no me olvido de lo más importante ¡el anillo! Espero que te esté bien y te guste.

Tengo unas ganas inmensas de verte mi amor. ¡No imaginas cuántas! Un beso, donde tú ya sabes.

P.D.: lo del beso es solo si has dicho que si"

Sonrió. No pudo evitarlo. Natalia había sido capaz de arrancarle una sonrisa cuando más derrotada estaba. Suspiró nostálgica y se levantó. "Tú si que no imaginas cuánto me hubiera gustado compartir mi vida contigo, mi amor. Ser felices juntas", murmuró entre dientes.

La ClínicaWhere stories live. Discover now