Capítulo 118

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En el coche, con Natalia conmocionada a su lado, Isabel conducía a toda velocidad. Para abrirse paso había puesto la sirena, pero ni aún así, la pediatra parecía salir de su ensimismamiento. Ni siquiera había hecho ademán de buscar su teléfono las dos veces que había sonado. La observaba de reojo, seguía meciéndose adelante y atrás, y no respondía a ninguna de sus preguntas. No podía creer que Natalia hubiese intentado ocultar aquella verdad, aunque lo cierto era que no le faltaban motivos, si todo se supiese podía hacerle mucho daño y no solo a ella, a todo el proyecto. Su experiencia le decía que se había equivocado al obrar así, intentando enterrar sus errores, intentando evitar que se supieran porque la verdad siempre acababa saliendo a la luz. Suspiró con tristeza, le dolía verla así, pero mucho se temía que todo iría a peor, porque una vez que esa verdad se hiciera pública, lo que Natalia había intentado evitar no tendría contención, siempre habría personas que sufrían por ella, mientras otras se regodearían en el daño que provocaba. Quizás eso es lo que le ocurría a la pediatra, que una vez que era consciente de que todo saldría a la luz, no era capaz de afrontar las consecuencias, no era capaz de enfrentarse a aquellos que se alegrarían de verla hundida.

Natalia guardaba silencio con la vista al frente, e Isabel ya no sabía que más decirle para hacerla regresar a la realidad como Vero le había explicado. Nada de lo que se le ocurría parecía sacarla de ese profundo ensimismamiento. Ni siquiera se inmutó cuando le habló de la cita que tenía esa noche.

El coche afrontó la recta que conducía a la entrada de la Clínica. Hacía unos minutos que Isabel silenció la sirena y desde entonces Naatlia parecía algo más tranquila. No respiraba tan agitada y había dejado de mecerse, pero seguía sin dar muestras de escuchar nada de lo que le decía, seguía en su mundo de sombras, un mundo en el que la culpabilidad se abría paso por encima de todo lo demás, Juanito había muerto por su culpa, no era capaz de recordarlo, pero ella conducía aquél coche, ese informe era muy claro, había matado a su familia, y ella también debía estar muerta, era lo justo, de hecho, ya lo estaba, estaba muerta por dentro. ¿Y Ana? ¿cómo estaba Ana? no se acordaba, intentaba recordar, pero no podía, la oscuridad reinaba en su memoria y ella solo anhelaba saber, ser capaz de recordar si todo aquello era cierto. No, no podía serlo, ella nunca conduciría borracha y menos con el niño y Ana en el coche. Ana. Ana lo sabía todo, tenía que verla, tenía que hablar con ella, ella le diría la verdad. Si estaba borracha, ¿por qué la dejó conducir Ana? No, no podía ser, ella no iba en ese coche, era absurdo, sus padres le habían contado una y otra vez que se encontró mal, que se desmayó en plena calle, que estuvo varios días inconsciente...

La voz de Isabel llegó a ella en la lejanía, ya lo había hecho en otras ocasiones, pero no conseguía saber qué le decía y mucho menos era capaz de reaccionar y responder. Ni siquiera le interesaba lo que pudiera decirle. Su mente no dejaba repetir las imágenes que viera en el despacho del comisario, como fogonazos cegadores y punzantes veía una y otra vez a Ana, a Juanito, se veía ella y no podía dejar de repetirse una pregunta ¿por qué la habían engañado? ¿por qué sus padres le habían hecho creer que ella no estaba en ese coche? ¡Asesina! ¡asesina! ¡asesina! se decía una y otra vez, ¡sí! ¡lo era! era una asesina, aquella pintadas tenían razón, aquellas notas que la amedrentaban estaban cargadas de justicia. Nunca podría pagar, ni siquiera con su propia vida, el daño que había hecho. Sentía una fuerte presión en sus sienes, el pecho le dolía y solo podía pensar en que Ana tenía las claves de toda la verdad. "Ana", "Ana", "Ana"...

- ¿Qué dices, Nat? – Isabel la miró de reojo y sintió un profundo alivio al escucharla murmurar, aunque no entendía qué decía – ya estamos llegando a la clínica, ¡mira! Ahí nos están esperando.

Claudia y Vero aguardaban como le habían dicho en la puerta principal. A esas horas apenas había vehículos en el parking y la detective detuvo el vehículo junto a ellas. Las dos acudieron a la par, mostrando su preocupación y nerviosismo.

La Clínicaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن