Capítulo 97

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El avión despegó sin problemas con destino a Madrid. Apoyó la frente en la ventanilla y clavó sus ojos en el exterior. Odiaba volar, pero no había tenido más remedio que hacerlo, y lo hizo deprisa y corriendo apenas Cruz le comunicó que podía marcharse a casa a descansar. "Descansar" pensó con una mueca que pretendía ser una irónica sonrisa. No había tenido tiempo de hacerlo. Se había ganado la bronca de todos, y la peor la de Alba. Había leído la decepción en sus ojos, no soportaba discutir con ella y menos marcharse sabiendo que se quedaba enfadada, pero la llamada de su madre diciéndole que Ana tenía una recaída la decidió a acudir a Sevilla, en contra de la opinión de Cruz.

"Ana", pensó. Desde que volvió de Jinja había estado dándole largas a la idea de ir a Sevilla, pero cuando su madre llamó y Teresa la informó de lo que sucedía, no lo dudó. Sabía que Alba no la entendía. No comprendía porqué anteponía todo a su salud, pero no podía evitarlo. No se perdonaría que a Ana le pasase algo y ella no hubiese estado allí, junto a ella, por última vez. Se lo debía. Por suerte, todo había quedado en un susto como las veces anteriores y apenas estuvo ingresada un día, aunque lo cierto es que ella veía a Ana cada vez más consumida, cada vez con la mirada más vacía y ausente, por eso no se había atrevido a hablar con sus suegros, ni con sus padres, aunque sí lo había hecho con Ana y eso la llevaba atormentando desde la noche del sábado, cuando se sentó a su lado y le abrió su corazón.

La voz del comandante la devolvió a la realidad. Estaba deseando llegar y hacerle caso a Cruz. Tenía que descansar porque le esperaba la peor de las semanas. Ya era hora de que se encargase de todo con decisión, ya estaba bien de descargar sus responsabilidades en Cruz, confiaba en ella plenamente, pero era el momento de dar la cara ante la prensa y ante todos aquellos que cuestionaban su gestión. Tenía que lograr que todo saliese bien, y que las cosas comenzasen a cambiar de signo. ¡Sí, esperaba que todo saliese bien! incluidas aquellas pruebas que le faltaba hacerse y que Cruz insistía en que debían ser cuanto antes.

"Cruz", musitó pensando en la punción que le había practicado. Lo único que había salido bien en los últimos días, eso y la mejoría de Ana. No podía creer lo de Alberto, ¡hasta las llaves de su coche le había dejado en alguna ocasión! Isabel tenía razón era alguien cercano a ella, y lo peor de todo es que seguían sin tener nada claro. Los interrogatorios de Teresa y de los vigilantes jurados no habían aportado casi ningún dato de utilidad para Isabel. Adela no se había equivocado al señalar a su agresor como parecido a Alberto. Isabel descubrió sustanciosos ingresos en su cuenta. Estaba claro que había dejado las notas en sus bolsillos, en su despacho y en su coche. Tenía acceso fácil a todos los sitios, pero también estaba claro que su acosador no era él. Le habían pagado para hacer aquello y lo peor eran las sospechas de Isabel, esas que la tenían en vilo y que la habían obligado a viajar con guardaespaldas. No quería pensar en ello, pero no podía evitarlo, Isabel estaba convencida de que el asesinato de Alberto solo indicaba una cosa. El acosador se había convertido en asesino, había cruzado la barrera, y en esa espiral muy pronto buscaría la ocasión de acabar con ella. Isabel había sido tan brusca y clara que hasta Cruz se había molestado con ella. Si pretendía meterle el miedo en el cuerpo lo había conseguido.

Le dolía la cabeza. El vuelo no duraría más de media hora y cuando aterrizase quería llamar a Alba, necesitaba hablar con ella de lo que había ocurrido. Su mente volvió a Ana. Era inevitable asociar las ideas. Necesitaba contarle todo a Alba, necesitaba hablar con ella, pero llegaría tarde y no estaba segura de si Alba querría verla a esas horas, quizás debió habérselo pedido antes, pero estaba hecha un lío, y Alba estaba enfadada con ella por haberse marchado sin escucharla ni a ella ni a Cruz. Suspiró dudosa. No tenía ganas de que Alba la interrogase sobre Ana, y al mismo tiempo deseaba ser sincera y contarle todo lo que había pasado, no quería cometer los mismos errores que ya cometiera en el pasado. Pero... ¿cómo decirle a Alba que no había sido capaz de hablar con nadie, que no se había atrevido? ¿cómo contarle lo que había pasado con Ana?

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