DURAZNOI HANTAO

Capitulo 106

El invierno se convirtió en primavera, tres otoños pasaron en un instante.

Las hojas del árbol wutong cayeron y volvieron a crecer, y gruesas ramas muertas y hojas se acumularon en el suelo. En lo más profundo del bosque se oía un silbido claro, como el de un dragón saliendo del agua, lejano y prolongado. Las hojas muertas en el suelo fueron barridas por una ráfaga de viento, se arremolinaron en forma de dragón y rugieron, corriendo hacia adelante con una fuerza imparable.

Un hombre con un traje carmesí se elevó en el aire con la ráfaga de viento y, con una mano, dispersó al dragón de hojas muertas de la cabeza a la cola. El sonido claro del grito de un fénix resonó a través del cielo y la luz roja irradió de todo su cuerpo, su aura le dio la forma de un fénix extendiendo sus alas.

Las hojas muertas en forma de dragón fueron cortadas por la energía roja brillante como bambú roto. Al final de la cola del dragón, había un joven hermoso con grandes ojos de flor de durazno y una sonrisa astuta. El joven rápidamente empujó a un lado la palma de fénix que venía directamente hacia él y pateó el árbol wutong a su lado. Rápidamente se retiró como un bote rompiendo las olas, retrocediendo mientras ejecutaba movimientos. En un instante, se intercambiaron cientos de movimientos.

—¿Cuánto tiempo más necesitan?— Fuera del Bosque Wutong, Yuhu, que se había convertido en una chica grande, susurró a Linghe y Lingguan, que estaban preparando té.

—Todavía es temprano, tal vez otras dos horas— sonrió Linghe y le pidió a Yuhu que se sentara a tomar una taza de té, —pero como el señor del Palacio ha permitido que venga la señorita, debería terminar pronto.

Yuhu tomó la taza de té y le dio las gracias, luego estiró el cuello para ver la situación en el bosque.

Desde que fue expulsada de la Secta Suxin, Yuhu había estado viviendo en el Pico de Bambú en las montañas traseras del Palacio Guiyan, practicando "Taisu WuxinGong", y ocasionalmente cultivando con esas bellezas. En los últimos tres años, había hecho algunos avances en sus propias artes marciales y también les enseñó algunos movimientos a las bellezas. Desde que aprendieron Kung Fu, esas bellezas habían mejorado mucho en la agricultura y la excavación de insectos.

En el bosque Wutong, dos hombres extremadamente guapos lucharon entre sí. Hicieron movimientos, cambiaron, se adaptaron, rompieron movimientos en sincronía, cooperando sin problemas. Yuhu estaba un poco hipnotizada. Para aquellos que practicaban artes marciales, era muy beneficioso observar una batalla magistral.

Las dos personas en el bosque, uno vestida de rojo y la otro de turquesa, parecían el Dragón Azul y el Fénix Rojo enredados entre sí, era realmente hermoso.

El hombre de turquesa era, naturalmente, un Chen Ziqi adulto. Se había convertido en una figura delgada con huesos bien proporcionados. Su rostro rubio y apuesto ya no era tan infantil como cuando era más joven, mostrando líneas más angulosas. Solo el par de ojos de flor de durazno siempre sonrientes suavizaron su rostro, haciéndolo lucir amable.

Los dos lucharon de un extremo al otro del bosque. Chen Ziqi gradualmente perdió el ritmo y giró alrededor del tronco de un árbol y pateó el pecho de Dan Yi con su impulso.

Dan Yi se echó hacia atrás, evitando esa patada. De repente, había hojas muertas que volaban a una altura de zhang del suelo. Inmediatamente usó su fuerza interna para volarlos. Una mano hermosa salió de debajo de su entrepierna. Cuando se quedó sin fuerzas, Chen Ziqi comenzaba a jugar trucos clandestinos. Dan Yi agarró y torció su muñeca y empujó a este tipo salvaje al suelo.

—¡Perdí otra vez!—Chen Ziqi murmuró, sin aliento. La voz quebrada de la adolescencia había desaparecido hacía mucho tiempo, reemplazada por la voz de un joven melodioso y agradable. Había una nota de risa y cadencia en su voz habitual, pero en este momento, se mezcló un ligero jadeo, volviéndose extremadamente atractivo. El sudor se deslizó por sus mejillas, goteó en su cuello y desapareció bajo sus cuellos. Dan Yi se apoyó en su cuerpo y le hizo cosquillas con una mano: —Si luchas más fuerte, tal vez puedas ganar.