DURAZNOI HANTAO

Capitulo 118

Luo Hongfeng agitó el humo de sus ojos mientras tosía. Apretó los dientes y sacó las pocas agujas doradas de pavo real que lo habían perforado. Cuando vio que el enorme palanquín se alejaba flotando, inmediatamente saltó hacia adelante para perseguirlo. Cuando aterrizó en la orilla del lago, la sangre brotó repentinamente de su boca.

Anteriormente, había intercambiado muchos golpes con Dan Yi y resultó herido en esa pelea. Acababa de forzar sus heridas. Algunos de los discípulos de la secta Huangshan yacían en el suelo junto a él. Los ojos de estos discípulos se abrieron repentinamente y gritaron como locos mientras cargaban hacia Luo Hongfeng. Algunos discípulos de la Secta Liuhe llegaron justo a tiempo para echarlos.

—Líder de la secta, ya no podemos mantenerlo bajo control: ¡La cantidad de locos está aumentando demasiado rápido!— Dijo el discípulo de la Secta Liuhe, limpiándose la sangre de la cara. Había lágrimas en sus ojos mientras hablaba. El shidi con el que había crecido había sido mordido cuando intentaban someter a los discípulos enloquecidos, y aunque originalmente estaban cuerdos, ahora también se habían vuelto locos, y un anciano de la secta de la montaña Yandang había acabado con ellos con un solo corte de su espada.

Luo Hongfeng se limpió la sangre de la comisura de la boca y miró a su alrededor. Las Sectas Qi al norte y las Sectas Espada al Oeste estaban todas sangrando y heridas, con más muertos a su alrededor. En el sur, los artistas marciales independientes se habían precipitado y huido.

"¡Cling clan cling!" En una plataforma de piedra yin-yang en el centro del lago Sixiang, Li Yuhan y Huang Huacan se enfrentaron en una feroz batalla.

—Li Yuhan, ¡¿Realmente decidiste ponerte del lado de las Sectas Arcanas ?!— Huang Huacan gritó enojado.

La espada adornada con la borla de tres capas de la Secta Lushan absorbió fácilmente el golpe de la hoja de Huang Huacan. Sus espadas cruzadas se alzaron en alto y luego bajaron en una danza mortal, destellando plata en el aire. Li Yuhan ejecutó un elegante movimiento de revés y forzó la espada de Huang Huacan tan atrás que presionó contra su cuello.

—Le debo la vida de alguien— dijo Li Yuhan, su rostro tan tranquilo como un estanque profundo.

En la juventud de Li Yuhan, siempre había pensado que el propósito del manejo de la espada era el manejo de la espada en sí mismo: Mejorar cada vez más en el arte por el bien del arte. Fue solo cuando le arrebataron a Ah Mu que se dio cuenta de que había estado gravemente equivocado; lo más importante como espadachín era poder proteger a sus seres queridos. No había podido proteger a Ah Mu hace diez años, pero no dejaría de proteger a Chen Ziqi hoy.

La gente del Ala del Águila se transformó en águilas y voló justo al frente, abriendo el camino, y los dieciséis portadores del palanquín que llevaban el palanquín los siguieron constantemente, flotando más y más lejos de los terrenos de competencia.

Lan Jiangxue estaba de pie al lado del palanquín, mirando en silencio por la ventana con ojos vigilantes, tratando de asegurarse de que nada los tomara por sorpresa. Lan Shanyu estaba a la cabeza de los miembros de las Sectas Arcanas que también abandonaban el área del lago Sixiang, siguiendo de cerca el palanquín del Maestro del Palacio a pie.

Dan Yi se reclinó en un diván mientras Chen Ziqi vendaba sus heridas. El palanquín estaba bien provisto de medicamentos para el tratamiento de heridas. Chen Ziqi recogió una botella de polvo medicinal y con cuidado derramó un poco sobre la palma sangrante de Dan Yi.

—Nm...— Dan Yi gimió suavemente, su cuello se estiró hacia arriba involuntariamente. Sus delgados labios de repente se pusieron blancos.

—Usar este polvo medicinal significará que tu mano tendrá una cicatriz cuando sane— dijo Chen Ziqi, sosteniendo esa mano delgada y elegante entre las suyas. Le dolía el corazón cuando sopló sobre la herida para quitarle el dolor. Ese polvo se usó para detener el sangrado y no tuvo más remedio que usarlo.