Zarak

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La estatua era tan dominante que incluso Li Shuma sintió que su cultivación estaba sellada.

Sin embargos sus ojos se llenaron de furia.

“Tu… eres la bestia que me hizo un cultivador ¡Te odio!” Por alguna razón sentía un gran rencor hacia esa bestia.

La cultivación podría ser buena para otras personas, pero para Li Shuma fue casi una maldición, por alguna razón al volverse un cultivador toda su vida se volvió más complicada.

Su padre se volvió también un cultivador, por lo que el también se le complicaría más la vida.

“Aun así te agradezco, sin ti yo seguiría en esa montaña esperando algún tipo de iluminación para cultivar” Hizo un gesto de agradecimiento.

La estatua por alguna razón se sentía más viva y incluso en sus ojos parecía haber vida.

“¡Herencia…!” Una voz antigua y dominante resonó por toda la cueva.

Li Shuma se detuvo y sintió que en su pecho, justo en su corazón la esencia de sangre se estaba volviendo más agitada.

Su inteligencia hizo que pudiera deducir sobre lo ocurrido, esta estatua era del linaje de la bestia que lo volvió un cultivador.

Ahora el tenía el linaje de esa bestia, un linaje de raíz espiritual. Por lo que esa estatua estaba de alguna forma conectado a él.

Los ojos de Li Shuma por alguna razón destellaron de una forma misteriosa y tuvo una idea magnífica.

Se acerco a Mishu, reviso que no estuviera herido. Solo estaba algo embobado por la estatua.

“Aquí será mi gran progreso… Esas bestias no creo que me molesten si estoy cerca de esta estatua” Sonrió y se sentó en el suelo.

Y volvió a intentar cruzar al siguiente nivel.

Tres meses después…

Era un día soleado, muy hermoso a simple vista y la energía espiritual era más densa de lo normal. Se podría decir que un día perfecto para el cultivo.

El anciano Jun se encontraba en su salón. En este no había ningún estudiantes, no era raro. Ya que el único estudiante era Li Shuma.

“Oh pequeño Li, por que no has vuelto? ¡Me siento tan solo!” Sonrió de forma amarga y volvió a buscar más formas de dar clases para cuando volviera Li Shuma.

Un mes después…

El anciano Jun estaba impaciente por lo que simplemente salió de la secta y empezó a buscar por todos los alrededores con su sentido divino.

“Pequeño Li… ¡¿En donde demonios estas?!” Su ira se volvió preocupación y siguió buscando por los alrededores.

Casi terminaba de buscar por algunas cuevas cuando sintió fluctuaciones  de energía espiritual.

“Oh…” El anciano Jun sonrió un poco y con su sentido divino escaneo la cueva.

En el corazón de esta cueva había un joven sentado con las piernas cruzadas, al lado de él un pequeño fénix se encontraba durmiendo.

La energía espiritual en toda la cueva se estaba dirigiendo hacia él, era como un agujero negro sin fondo.

“Sigues en la tercera etapa, pero tu técnica está mejorando ¡En ocho meses volveré por ti quieras o no!” Después de eso lanzó algunas píldoras al lado de Li Shuma.

Estas píldoras estaban hechas especialmente para la cuarta etapa de la cultivación de Qi.

Aparte de eso venía una vez a la semana para revisar el estado de Li Shuma, a veces incluso rompía piedras espirituales para que la energía espiritual en la cueva fuera más abundante.

Esto era muy raro, ya que los ancianos de la mayoría de sectas sólo le darían este tipo de tratamiento a los elegidos, no a los discípulos internos o externos.

¡No hablemos de los sirvientes!

Normalmente cuando se le da un permiso a algún sirviente para irse de forma temporal a la secta, se espera que no vuelva ya que no es de mucha importancia para la secta.

Aun así el anciano Jun cuidaba muy bien de Li Shuma, lo veía como a un hijo que nunca tuvo.

Su base de cultivo era desconocida, pero su apariencia ahora era de un hombre de cuarenta años, su barba estaba más cuidada que antes y su túnica lo hacía parecer un sabio.

“Deduciendo el tiempo que te está costando significa que no está por pasar un solo nivel… puede que pases dos o tres de un momento a otro, si no es esto, tu cuello botella es por algún factor que yo desconozca” Se acaricio un poco su barba y sus ojos se iluminaron.

“Ya estas en la cuarta etapa, solo que entraste en algún tipo de coma espiritual… ¡Que suerte!” Sonrío y dejó de preocuparse.

El coma espiritual era una espada de doble filo, una vez que estas  dentro de este estado es muy difícil salir, tu cuerpo queda indefenso a cambio de salir de ese estado tu cultivación se vuelve mucho más fuerte.

Todo depende de la fortuna de la persona en ese estado, también de la energía espiritual en su alrededor y el tiempo que dure en este.

Muchas cosas pueden pasar, pero siempre es una gran fortuna si intentas hacer un avance.

No es muy raro este estado, suele pasar de forma poco común pero si les pasa.

Solo que normalmente lo hace cuando están en algún lugar poco seguro y causa miles de muertes.

“Esa estatua que tiene al lado emana algún tipo de aura que ahuyenta a las bestias… No lo atacaran” Sus ojos se iluminaron de forma gélida y miró a su alrededor.

“Lo único peligroso para él, son los otros cultivadores” Sonrió y empezó a hacer guardia desde su salón.

Su sentido divino andaba rodeandolo por si algo malo sucedía y solucionarlo de golpe.

“Ahora que recuerdo, el compañero de Li Shuma ha salió de su meditación aislada. Ese chico también tiene talento ¡Si tan solo no fuera tan extraño!” Sintió amargura en su corazón pero se disolvió al pensar en su único alumno.

En ese mismo momento los ojos de Li Shuma se abrieron de golpe, dentro de esos ojos un rayo de color carmesí se miraba de forma  vaga.

“El gran círculo de la cuarta etapa…” Sonrió y su cuerpo se levantó del suelo.

Su cuerpo empezó a emanar fluctuaciones de energía espiritual, ya estaba por pasar a la quinta etapa.








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