Conflicto

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La secta Luna Vacía estaba callada, el día era tranquilo y pocos sonidos estaban por toda la secta. Solo algunos sonidos naturales por aquí y por allá.

Los sirvientes estaban empacando sus cosas, algunos para sus misiones afuera de la secta y otros por que se estaban retirando.

Aunque la secta era estricta en el sentido de no desertar de forma fácil. Todos los sirvientes se escapan a diario. Después de todo estaban siendo entregados a las puertas del inframundo.

Li Shuma se preguntó si él debía hacer lo mismo, después de todo la secta no le ah dado nada que él no se haya merecido.

Solo ganó algunas píldoras, las cuales fueron por sus propios esfuerzos y nada regalados. Incluso sentía que la secta le debía a él.

"Si no fuera por el anciano Jun y Jogo hace mucho me fuera ido" Li Shuma soltó un largo suspiro, empaco todas sus cosas y salió de su habitación con un saco lleno de cosas.

Entre ellas carnes de bestias y algunas hierbas espirituales. Se estaba dirigiendo a su punto de encuentro.

La misión era sencilla, soportar todos los ataques hasta que los discípulos internos definan la batalla.

Ya no querían ocultar nada sobre la guerra que se avecinaba, aún así las recompensas que estaban dando no eran malas.

Si sobrevivían a este encuentro y demostraban una gran destreza en batalla serían ascendidos a discípulos exteriores.

¿No es esto algo llamativo?

Después de todo los sirvientes estaban soportando este trato solo por este ascenso, si lograban sobrevivir y llegar a este estatus sería como un salto hacia el poder.

Ah Li Shuma no le importo ser un discípulo exterior, después de todo las píldoras dejaron de ser efectivas en su cuerpo, solo las de aumento de físico le funcionaban. Las de poder espiritual eran inútiles.

* *

* *

Al llegar al lugar indicado Li Shuma fue puesto en el grupo doce, cada grupo estaba conformado por veinte sirvientes.

Cada sirviente en un grupo tenía un número asignado y una contraseña, para no tener espías.

Li Shuma fue asignado como el número siete, su contraseña era 'Pollo'

El que puso las contraseñas se encargo de dar algo simple, no quería gastar su fuerza mental en contraseñas complicadas. Después de todo no es muy probable que los sirvientes vuelvan de las misiones.

Igualmente esto pensaban los sirvientes, por eso algunos se iban de la secta y otros se quedaban.

Al grupo número doce se le fue asignado defender al grupo número cinco. El grupo número cinco tenía que llevar píldoras curativas a el cuartel.

El cuartel era el lugar de reposo para los discípulos exteriores y internos. Para los sirvientes era el paraíso.

Un discípulo interno les explicó como funcionarían las misiones y igualmente de terminar los preparativos, abrió un portal.

Este portal los llevaría a los campos de batalla, cada uno de los sirvientes entraron con las caras pálidas. Nadie sabía que pasaría al atravesar por ese portal.

Los portales son formaciones mágicas, usan piedras espirituales y coordenadas para llevarlos a lugares específicos.

Cada portal maneja una distancia diferente y una capacidad diaria, si un portal es destruido en plena función. Todos los que estaban dentro del portal serían asesinados

Al entrar en el portal Li Shuma sintió como su cuerpo era desgarrado por el espacio-tiempo. Esto era una señal mala.

¡BANG!

Li Shuma fue escupido por el portal, aterrizó de manera vergonzosa en el suelo. No obstante al ver a sus alrededores solo pudo ver cadáveres.

Su piel se puso pálida y se concentró en un cadáver en particular, este era un sirviente que Li Shuma había visto hace mucho tiempo.

Todos eran de diferentes sectas, el hedor putrefacto lleno sus fosas nasales causando el marea y las ganas de vomitar.

Li Shuma recordó la escena en la cual vio a Da Lu muerto, fue su experiencia con la muerte y la cual es la más profunda que ah tenido en toda su vida.

Los otros sirvientes que salieron del portal miraron lo mismo y incluso algunos se desmayaron. No es fácil ver tantos cuerpos sin partes por todos lados.

Sin embargo un discípulo interno el cual era el que dirigía el grupo salió entre todos y con unas palabras calmadas dijo.

"Bien, este fue un campo de batalla ¡Aquí cada muerte cuenta! ¿Tienen miedo? Este lugar no es para los frágiles ¡Si van a morir, por lo menos llévense al enemigo con ustedes!" El discípulo interno era alguien con una mirada fría y sombría.

Al parecer ya afirmaba que todos iban a morir y que deberían matar a algunos enemigos antes de ellos.

No le importaba que sus palabras dijeran directamente lo que paso con estos sirvientes, tan sólo dio órdenes y siguió con su camino

Los sirvientes lo empezaron a seguir, nadie se quería quedar en este lugar. Después de todo el hedor eran tan asqueroso que podría matar a alguien de envenenamiento.

Li Shuma cerró sus ojos y con su aura empezó a caminar hacia el discípulo interno, estaba alejado de él con solo diez metros de distancia.

No quería ver los cadáveres, ya que por alguna razón sentía ganas de ir a luchar a muerte contra cualquiera que se le avecinara.

"En los campos de guerra primordiales, miles de bestias morían a diarios ¡La extinción de alguna especie no era una novedad! El camino de la cultivación es cruel y fría" La voz antigua resonó por la mente de Li Shuma y empezó ah hablar.

"Cada cultivador tiene las manos manchadas de sangre, tu no serás una excepción ¡Nosotros los Zaraks tenemos que tener una mente fría y calmada! No podemos dudar ¿Acaso no fue por eso que aguantaste el castigo?"

Li Shuma sólo pudo sonreír de forma amarga y abrió sus ojos, empezó a mirar cada cuerpo, ver las heridas y ver como los gusanos se comían la carne podrida.

El Zarak tenía razón, en el camino de la cultivación la muerte es solo algo trivial. Miles de mortales mueren a diario.

Los cultivadores también...

Sin embargo si comparamos la muerte de los mortales con la de los cultivadores era claro los cuales sufrían más antes de morir.

"Tengo que sobrevivir..." Li Shuma dejó de dudar y siguió caminando, sus ojos pasaron por todos los árboles. Estando alerta por si algún ataque furtivo llegaba.

Sin embargo, él discípulo interno se detuvo y miró hacia atrás.

"¡Todos formen sus grupos, comiencen la formación ofensiva!"

Los sirvientes dejaron de dudar y cada grupo se reunió.

"¡A partir de este punto comienzan las muertes! Les deseo suerte" El discípulo se acerco al cargamento de píldoras curativas y las reunió en un punto.

Después aplastó una pieza de jade y desapareció, junto a las cajas.

Habían sido abandonados....












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