21. El diario de Zac

48 13 22
                                    

Estaba yo en medio de mis clases cuando Will me llamó. Me pareció extraño. Me salí para contestar. Me dijo que Jill lo llamó y le dijo que el día anterior Alex se había enfermado y que ella y mi papá lo ayudaron pero que para ese momento seguía enfermo y creían que lo mejor era que estuviera con nosotros. Así que ella estaba por llegar a nuestro departamento mientras hablábamos.

— Está bien, iré ahí lo más rápido que pueda— dije.
— Yo también. Nos vemos.

Tomé mis cosas y salí disparado. Cuando llegué, Alex ya estaba ahí. Se veía pálido y cansado. Aún así sonrío cuando me vio.
Will parecía muy serio. Fue a la cocina, lo seguí. Dejamos a Alex en el sofá.

— Perdón por tardar— dije—. Esta ciudad es una locura. ¿Alex está bien?
— Sí, sólo necesita descansar.
— No te ves feliz por eso.

Me observó.

— Es que como Alex estaba muy débil, tu padre lo ayudó a subir— me dijo—. No planeaba verlo, pensé que Jill vendría sola.
— ¿Él te dijo algo?
— No, sólo le agradecí por esto y él dijo “de nada”. Luego se fue. Ahora no sé si hice lo correcto. ¿Debí invitarlo a pasar? Porque llevó a mi hermano al médico, no debía pero lo hizo...
— Si se fue rápidamente es porque no quería estar aquí— dije—. Así que no debes preocuparte por eso. La prioridad es Alex.
— No quiere que lo lleve al hospital y yo considero que no es necesario pero sería mejor si pudiera estar ahí para poder vigilarlo mejor puesto que debo regresar...
— No te preocupes, yo lo cuidaré. Cuando llegue Jason me ayudará. Apuesto a que también Neil estará dispuesto a ayudarnos. No te angusties, lo cuidaremos bien. No estará solo en ningún momento y si empeora te avisaré de inmediato.

A Will no le quedó de otra más que aceptar aunque se veía bastante dudoso al respecto. Se fue pero no quería. Alex y yo le tuvimos que jurar que tendríamos cuidado.

— No te preocupes, te sentirás mejor pronto— le dije mientras lo cubría con una manta porque él seguía en el sofá—. Si tienes sueño podrías ir a la habitación de Will. O a la mía pero tendrías que caminar hasta mi departamento.
— Exageran demasiado— dijo—. Estoy bien.
— Pero estás muy pálido. Y tu piel ya es muy blanca de por sí.
— Tal vez estoy transformándome en un fantasma.
— ¿Qué significa eso?— dije asustado—, ¿Estás muriendo?
— ¡No, claro que no! Era una broma.
— Pues tus bromas me dan mucho miedo— dije.
— Es que no entiendes mi sofisticado y sarcástico sentido del humor— dijo.
— No y estoy bien así.
— Yo también así que puedes regresar a tus actividades diarias.
— Will me pidió que te cuide y eso haré— dije—. No te despegaré la vista de encima.
— ¿Te pidió que me cuidaras o que me acosaras?
— Ambas cosas me parecen correctas ahora.
— Zac, me asustas.
— Es por tu seguridad. Me quedaré contigo aunque no te guste.
— Algo así me dijo tu padre ayer después de que fuimos al médico. “Te llevaré a mi casa aunque no te guste, es por tu seguridad”.
— ¿Él dijo eso?— pregunté con curiosidad.
— Sí. Fue muy amable. Sé que te estás preguntando por qué no los llamé a ustedes pero es porque no quería causarles más molestias. Creí que para hoy todo estaría bien y no me siento particularmente mal... es sólo que parece que perdí todas mis fuerzas. Pero por favor no pienses que no les conté lo que pasaba porque no confío en ustedes. Lo hago. Pero sé que están ocupados y no quiero preocuparlos. Ya lo estoy haciendo ahora pero esto no era parte del plan.
— Está bien. Lo importante es que te recuperes— dije.
— Lo haré pronto. Además cuando tu padre se encontró con mi hermano hasta se me olvidó que estaba enfermo. La tensión era tanta que pensé que algo pasaría. Por suerte el señor Benette se fue rápidamente porque Jill se lo llevó del brazo.
— Qué alivio que no pasó nada. Hubiera sido terrible.
— Lo sé. Ya hasta estaba pensando en fingir un ataque cardíaco si las cosas se complicaban.
— Qué buena idea— dije.
— Lo he hecho antes y funciona. Soy un buen actor.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora