26. El diario de James (con Stefan)

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Pero de verdad me besó, no sólo eran sus labios presionando los míos. Me quedé sin aliento.
No sabía si él era bueno besando o si estaba tan desesperado por hacerlo que fue delicioso. Me derretí en su boca. Me sentía muy caliente. Toda esa situación era demasiado estimulante.
Y lo mejor era que a comparación con cuando lo hacía con Clint que no podía hacer nada porque me delataría, Stefan sabía cómo era yo. Así que no debía limitarme. Cuando descubrí eso, me separé un poco de él. Me miró mientras trataba de recuperar el aliento.
Rodeé su cuello con mis brazos y lo besé.
Quería tocarlo y que me tocara. Me molestaba nuestras ropas. Pero él ya estaba trabajando en eso. Sólo tuvo que darle un pequeño jalón a la parte superior de mi pijama para que los botones cedieran. Después acarició mi pecho mientras besaba mi cuello. Yo sentía que iba a correrme sólo por eso. Y no era el único así, por la excitación doblé mi rodilla y toqué su entrepierna. Había algo muy duro que exigía ser liberado. Y yo no podía desear otra cosa.
Deslicé mis brazos por su cuerpo hasta llegar a sus pantalones. Descubrí entonces que es difícil quitarlos mientras alguien acaricia lentamente tu espalda. Sólo tuve que tocarlo ahí para obtener una reacción de su parte.
Y eso fue todo lo que pude hacer porque no me dio oportunidad para más. Tomó el control y me besó mientras me quitó los pantalones y los arrojó al suelo. Separé mis piernas sintiéndome un tanto avergonzado pero mi excitación era más y me dejé llevar. Me urgía que entrara en mí o no lo soportaría más.

Entonces sentí su boca en mis pezones. Y exploté. Era inevitable, eso se sintió muy bien. Pensé que se detendría por eso pero parecía tan desesperado por tomarme que sólo siguió recorriendo mi pecho con su lengua. Eso era muy sexy, muy estimulante, muy intenso... y vendría algo mejor.
De no haberme corrido antes probablemente no habría aguantado eso.
Me sentía tan caliente y débil que no me moví. Sólo me dejé poseer. Era todo lo que quería. Que me tomara.

Él acarició mis piernas suavemente y fue una tortura. El placer estaba empezando a volverse doloroso. Como un delicioso sufrimiento. Deslizó sus manos por mis gluteos lentamente hasta llegar a donde yo deseaba que entrara. Por suerte él no era tan ingenuo como Clint (quizá sí pero también era más considerado) así que cuando le pasé un tubito pequeño supo qué hacer con él. El lubricante nos ahorraría mucho trabajo. También el condón. Así que después de esa pequeña interrupción, tomó mis caderas con sus manos y trató de entrar en mí. Respiré profundamente para no tensarme y hacerlo difícil. Por suerte entró lentamente y bien.

Sentía que me iba a morir. Me estaba dejando llevar sin limitarme, sin tener que preocuparme de nada, sólo dejando que el placer me dictara qué hacer. No tuvo que tocar mi miembro para nada para hacerme gemir como si eso fuera lo mejor del mundo. Volví a correrme después de que me penetró sólo un par de veces. Pero él no lo había hecho así que siguió moviéndose. Mi cerebro estaba como idiota recuperándose de lo placentero que acababa de ser eso que se quedó en blanco unos segundos. Regresé en mí cuando él se vino. La sensación fue extraña. Pero él no soltó ningun ruido, sólo tensó su cuerpo mientras respiraba junto a mi oído con dificultad... y por alguna razón eso me pareció muy sexy. Era muy diferente a Clint que solía ser bastante ruidoso en ese instante. Después ambos nos quedamos quietos y muy cansados en la cama. Él salió lentamente de mí. Yo me giré a mi costado y traté de recuperar el aliento. Eso no fue tan intenso pero sí increíblemente placentero.

Cerré los ojos e intenté tranquilizar a mi corazón que latía como loco. Entonces en medio de mi agitación sentí su respiración en mi cuello. Yo necesitaba un pequeño descanso pero él tenía otros planes. Definitivamente la resistencia de Stefan era mucho mayor a la mía y eso era muy bueno porque no quería que se detuviera. Pensé que volvería a tomar mis piernas entre sus manos pero en lugar de eso me tomó de los hombros y me sentó en la cama. Me sentía muy confundido hasta que entendí lo que quería hacer. Quería sentarme en sus piernas. Es decir, quedaríamos de frente pero sentados. Sólo de pensarlo me puse duro. Esa postura era muy sugerente... y lo sería de verdad.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now