31. El diario de Zac

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Cuando terminé de contarle mis inquietudes en torno a Will, lo miré. El profesor parecía muy sorprendido y hasta un tanto conmocionado. Por unos segundos sólo me observó sin decir nada.

—  Déjame ver si entendí— dijo muy serio—, tú quieres que te aconseje a ti, mi hermanito, sobre cómo puedes hacerle para acostarte con mi pervertido amigo de la universidad, ¿No?
— Yo no diría que Will es pervertido pero básicamente sí, sería muy bueno si...
— ¡De ninguna manera!— dijo molesto—, ¡Eres muy joven como para estar pensando en esas cosas, deberías concentrarte en tus estudios en lugar de Will!
— Pero Will es mi prometido.
— Y lo seguirá siendo hasta que te gradúes... no puedo creer que Will haya tratado de hacerte algo así...
— Pero está bien, nos casaremos así que...
— ¡No está bien, eres muy joven!
— Tengo 19 años— dije—. Cumpliré 20 en unos meses.
— ¿Y? Sigues siendo pequeño.

En ese momento golpearon la puerta. Él fue para abrir. Era su madre, la doctora Hermes.

— Zac, estás aquí— me dijo de buen humor—, qué placer verte.
— También me alegra verla, doctora— dije.
— ¿Qué haces aquí?— dijo ella—, y Lou, ¿Por qué pareces tan enojado?

Miramos al profesor.

— Porque creo que no quiero dejar a Zac a solas con Will jamás— dijo él molesto.
— ¿Por qué no?— dijo ella—, ¿Van a casarse, no?
— Así es— dije feliz.
— No me recuerden eso— dijo el profesor, luego miró a su madre—, ¿Qué haces aquí?
— Ben dijo que has estado muy ocupado y me dijo que viniera a revisar si no estás al borde del colapso— le dijo ella—. Pero si tienes energías para enojarte entonces debes estar bien.

Volvieron a llamar a la puerta. El profesor abrió. Era Madie. Al verme ahí se sorprendió mucho.

— Zac, ¿Qué haces aquí?— dijo ella.
— Vine a dejar el almuerzo— dije.
— Qué considerado— me dijo ella.
— ¿Y tú qué haces aquí?— le preguntó el profesor.
— Acompaño a tu madre— dijo ella—. Te diría que porque me preocupas pero en realidad sólo quería un pretexto para salir y dejarle mis responsabilidades a Will.
— Eso no parece justo para Will— dije.
— Está bien, me tocaba ayudarle a un pediatra y Will debe estar rodeado de bebés adorables ahora— dijo ella.
— Entonces si está bien— dije.
— Además Will se lleva muy bien con los niños— dijo la doctora Hermes—. En realidad él es tan agradable que todos lo quieren mucho. Aunque las enfermeras lo han estado evitando bastante.
— También algunas doctoras— dijo Madie.
— Y próximamente yo— dijo el profesor molesto.
— ¿Por qué?— preguntó la doctora Hermes—, tú adoras a Will.
— Lo adoraba— dijo él—. Pero eso era antes, cuando no intentaba manosear a mi hermanito.

Todos me miraron.

— ¿Qué?— dijo Madie.
— Está bien, es mi prometido— dije un tanto avergonzado.
— Sí pero para mí es raro— dijo el profesor—. Siento que quiero ponerle una demanda.
— Louis, estás exagerando— le dijo su madre—. Simplemente no estás acostumbrado y eres muy sobreprotector. Zac es mayor de edad y si él lo permite, Will puede hacer lo que quiera.
— ¡Entonces no lo permitas!— dijeron el profesor y Madie al mismo tiempo.

Eso verdaderamente fue raro. Ellos se miraron confundidos.

— Es que no deberías— dijo Madie.
— ¿Y tú por que te opones a esto?— le dijo la doctora—, entiendo que Lou lo hace porque es alguien que le gusta preocuparse por todo.
— No es por todo— se quejó el profesor molesto—. Es sólo por Zac porque Will podría usar sus poderes de seducción para atraparlo.
— Pues ya viven juntos así que ya lo atrapó— dijo Madie.
— Yo creí que el que estaba atrapado era Will— dijo la doctora—. Porque ya tiene un anillo en su mano.
— Es algo mutuo— dije.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now