125. El diario de James (con Garret)

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Me alejé de Laura mientras sentía la mano de Clint en mi hombro y muchas ganas de llorar. Pero no era momento de ser sentimental. Aún cuando lo que más deseaba era poder dar la vuelta y correr hacia ella para abrazarla. Para sentirme a salvo. Mientras me habló, observé que aún llevaba la cadenita que le regalé el pasado San Valentín. Eso y sus ganas de querer ayudarme me hicieron feliz. Era una buena amiga. Me tocaba ser así de bueno. Debía alejarme de ella para protegerla. Quizá no lograría ninguna de las cosas que había planeado pero definitivamente la protegería a ella, a Alex, a Lucille y a mis padres.

Fuimos a la salida. Los demás ya estaban en el auto de Clint. Me subí con ayuda de Stefan. Pensé que iríamos al gimnasio pero fuimos a la fábrica. Me vino bien porque al menos vería a mi gato. Cuando llegamos Clint se fue rápidamente. Todos tenían mucho por hacer así que debían dejarme solo. Se fueron y me quedé en el auto sacando algunas cosas. Al menos pude respirar un poco. Porque aunque había gente ahí adentro todos estaban ocupados (o fingiendo estarlo) porque Clint estaba ahí. Tenía reunión con algunos socios así que ya estaba acostumbrado a eso. Me dediqué a ver pasar a toda clase de personas seguidas de su propios guardias. Algunos rostros ya me eran conocidos.
Estaba en eso cuando alguien apareció frente a mí. Era Darren. Me sorprendió mucho.

— Hola— dijo, parecía de buen humor—, ¿Me recuerdas? Nos vimos en el club el otro día.
— Eres conocido de Stefan— dije tratando de parecer tierno e inocente.
— Así es— dijo—. Estaba por allá y te vi solito así que pensé que sería bueno que tuvieras un poco de compañía.

Eso me parecía sospechoso. Quizá Clint lo envió para descubrir algo de mí.

— Tenían cosas por hacer— dije—. Pero no tardarán. Eso es bueno, así podrás saludar a Stefan.
— Si es que quiere que me quede aquí— dijo él—. Porque podría alejarme como la última vez.
— Es que tiene órdenes de no dejar que nadie se acerque— dije—. Sólo hace su trabajo.
— Sí, es muy eficiente. Como siempre. No me sorprende que sea el favorito de Clint.
— ¿Lo es?— dije.
— Además de Jack, obviamente.
— Parece que los conoces bien— dije.

Me observó.

— No realmente. Es lo que todos dicen— dijo.
— Stefan me dijo que no solías estar por esta zona— dije—, ¿Qué te trae aquí? ¿Trabajo?
— Algo así— dijo de buen humor—. Creo que estaré por los alrededores bastante tiempo.
— ¿Y hasta ahora te ha gustado esta zona?
— Es interesante— dijo.
— Debe ser difícil andar por un lugar donde casi no conoces a nadie— dije.
— No tanto. No soy una persona muy sociable.
— Pero estás hablando conmigo.
— Pareces amigable.
— Me gusta hacer amigos— dije—. Aunque no puedo hacer eso.
— Cierto, no dejan que se acerquen a ti.
— Y aún si me dejaran, nadie se acerca a mí— dije—. Excepto por ti hoy.
— Pero es porque está bien que yo me acerque— dijo—. Soy confiable. Clint lo piensa. Así que puedo hacerlo. Los demás hacen bien en alejarse. No necesitan más problemas.
— ¿Significa que estás acercándote porque tienes el permiso de Clint?
— No exactamente. No tuve que pedirle permiso. Simplemente lo hice porque sé que a él no le molestará. No soy ninguna amenaza para ti.
— Qué bien— dije—. Me gusta tener más amigos.
— Sí, pareces ese tipo de persona. Eres bastante agradable.
— ¿Te lo parezco?— dije.
— Lo he visto.
— ¿Cuándo? ¿En el club aquella noche?

Nos miramos. Por un momento se le olvidó que no debe delatar que me sigue. No era muy listo.

— Así es— dijo—. Y hoy. Pareces agradable.
— Gracias— dije feliz.

Pareció menos tenso.

— ¿Te confieso algo? La primera vez que te vi pensé que eras mujer— dijo.
— ¿Yo?
— Te vi de lejos.
— ¿Crees que debo cortarme el cabello? Porque me lo han sugerido pero a mí me gusta.
— No, no deberías hacerlo. Te queda muy bien. Demasiado bien. Combina perfectamente con tu cara.
— Gracias— dije.
— Apuesto a que deben decírtelo mucho— dijo mientras me miraba fijamente—. Porque eres una persona hermosa.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now