169. El diario de James (y el abogado)

54 12 30
                                    

Hablé con el doctor Hayworth un poco más sobre lo que viví en esos meses. El jefe de policía se quedó para escucharlo. Fue difícil. Pero no lloré. Me mantuve firme. Aunque eso me agotó mucho. Decidí dormir un poco. Cuando desperté mi cabeza daba muchas vueltas. No tenía ganas de nada así que me dediqué a ignorar todo a mi alrededor por un rato. Me concentré en contar las arrugas de las cortinas de la ventana. Hasta que el doctor Hayworth llamó mi atención.

— Tu abogado está afuera— me dijo—. Le explicamos el caso y escuchó las grabaciones pero...
— ¿Grabaciones?— lo interrumpí.
— La policía grabó tus declaraciones. Es bastante útil.
— ¿Para qué necesito un abogado?— dije—. No pedí uno.
— Sí lo necesitas. Quiere verte, ¿Puede pasar?
— Bien— dije de mal humor.

Salió. Entró un hombre joven, alto y rubio. Se veía muy serio, usaba un traje gris y era tan grande que resultaba un poco intimidante. Sí parecía un abogado. Me observó con sus ojos azules por unos segundos antes de acercarse.

— Soy Wallace Field, seré tu abogado— dijo, su voz era muy grave.
— Soy James— dije—, pero eso ya lo sabe.
— Lamento todo lo que te ocurrió— dijo.
— No lo lamente, sigo con vida. O mejor sí laméntelo, estoy comenzando a creer que estaría mejor muerto. No necesitaría un abogado. Y usted no estaría aquí.

El doctor Hayworth nos miraba muy sorprendido. Sin embargo el otro hombre siguió muy indiferente.
Su cara no tenía expresión alguna.

— No pareces temer ir a prisión— dijo.
— Realmente me da igual. Además me lo merezco. Por mi culpa murieron muchas personas— dije.
— No es tu culpa que murieran.
— De una sí lo es— dije—. Mandé a que mataran a un hombre.
— Lo sé, leí los reportes policíacos— dijo él—. Es por eso que querían mandarte a prisión preventiva.
— ¿Ya no quieren?— dije.
— No. De hecho algunos policías se alegran de que ese hombre esté muerto. Lo buscaban en todo el país por el homicidio de cinco personas.
— Seguramente mató a más— dije—. Todos los que me rodeaban habían matado gente, no me sorprende. Pero aún así murió por mi culpa, ¿Eso no debería meterme a prisión? Pensé que la fiscal me odiaba.
— Ella comprende la situación en la que estabas— dijo el abogado—. Entiende tu estado mental y sabe que al morir ese hombre tuviste la oportunidad de salvar a muchas personas.
— ¿Entonces no iré a prisión?
— La fiscal y yo somos viejos conocidos— dijo—. Estoy tratando de convencerla de que lleguemos a un acuerdo.
— ¿Y cuál sería ese acuerdo?— dije.
— Lo estoy negociando con tus padres, con el agente Campbell, con el jefe de policía y el doctor Hayworth— dijo.
— ¿Por qué con ellos?— dije.
— Porque ninguno quiere que vayas a prisión y están dispuestos a atestiguar a tu favor si hay un juicio en tu contra.
— No quiero un juicio, aceptaré la prisión— dije.

Nos miramos. Se veía enojado. El doctor Hayworth se acercó.

— Está en un estado mental complicado— le dijo al abogado—, así que no puede ver las cosas con claridad pero...
— Estoy harto de que asuman cómo me siento— dije—. Sí quiero ir a prisión. No le veo el problema.
— Doctor Hayworth, ¿Podría dejarnos solos?— le dijo.

El doctor lo miró fijamente.

— Sólo si Jimi quiere— dijo.
— Está bien— dije.

Salió del lugar. Cerró la puerta. Observé al abogado. Después de unos segundos de silencio, habló.

— Sé que probablemente piensas que esto solo te afecta a ti, que no importa si vas a prisión porque aparentemente tu vida no te interesa, así que ya no te importa nada. Ojalá que a tus padres tampoco les interesara. No tienes idea de lo mucho que sufren con esto. Ahora están allá afuera tratando de convencer a la fiscal de que eres una buena persona. Y no son los únicos. Tus amigos también lo hacen. Quizá no sabes quién soy pero créeme, tengo casos muchos más importantes que requieren mi atención y si estoy aquí es porque tu amigo Alex me pidió que te ayudara. Así que valora más a las personas allá afuera que sufren por ti y deja de tomar todo tan a la ligera.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now