95. El diario de James (en la mansión)

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Mi vida apestaba. Todo era un caos y no podía con él. Para hacerlo peor, tendría que volver a ver a Clint. No quería. Pero lo que yo deseara no importaba. Ya debía haberme acostumbrado a vivir así pero una parte de mí no quería. Esa parte de mi mente de negaba a darse por vencida.

Para empeorar todo, no podía dormir en las noches. Soñaba con Stefan. A él sí quería verlo. A la vez no, todavía no me sentía listo para decirle la verdad. Aunque había decidido hacerlo. Entre eso y la presión que me generaba que todos esperaban mucho de mí me tenían al borde de un colapso nervioso. Sin embargo Bran sabía qué darme para calmarme. Estaba tratando con cosas nuevas. No tenía idea siquiera del nombre que tenía las cosas que me daba. No me interesaba, sólo las inhalaba y esperaba que por un momento pudiera olvidar lo miserable que me sentía. Funcionaban. Hasta que ya no. Necesitaba algo más fuerte, no podía dejar de pensar en eso. O más cantidades. Pero Bran no quería darme porque temía una sobredosis así que debía conformarme con lo que él decidiera. No sabía si era bueno o malo pero gracias a eso soporté todos esos días. Llegó el día de ir a viajar hasta donde Clint estaba. Mis padres me dieron permiso. Mamá realmente no quería que fuera pero papá sí. Convencerlo no era difícil.
Además él había visto mucho a Bran por todo ese tiempo y le agradaba demasiado. Le tenía confianza. Quizá porque no sabía que Bran me daba mis drogas.

Muy temprano salimos de la ciudad ese día porque iríamos hasta otro estado. Nos llevaría el menos medio día de viaje en auto. Pero si no hacíamos escalas en ninguna parte podríamos llegar incluso un poco antes. Así que eso decidimos. Fue divertido. Sentía que podía hablar de cualquier cosa con Bran así que perder el tiempo durante el viaje fue fácil. Llegamos pasando el medio día a una zona boscosa alejada del centro de una ciudad. Sobre una colina estaba una casa enorme. Al parecer ahí es donde Clint se encontraba. Eso me pareció muy coherente, sí parecía la mansión de un mafioso. Le pregunté a Bran.

— Era del sujeto que traicionó a Clint recientemente— dijo él—. Ahora tiene un nuevo dueño.

Eso era fascinante: todo ese mundo con sus propias reglas y leyes. Era hasta... tentador.

Llegamos a unas puertas metálicas enormes. Habían dos guardias. Al vernos nos dejaron pasar. Después Bran aún tuvo que conducir un rato hasta llegar cerca de la mansión, el territorio que abarcaba era grande. Una vez ahí, detuvo el auto. Bajamos. Todo ese sitio era muy desconocido para mí. Bonito pero aterrador en parte. Imponente. Sí parecía un lugar digno de Clint.

— Hay que buscar a los demás— dijo Bran—, ¿Dónde estarán?

Se acercó a una persona que iba pasando. Le preguntó y él dijo que Clint salió para una reunión.
Regresó a mí.

— Creo que nos esperaban para más tarde— me dijo.
— Significa que tenemos tiempo hasta que llegue— dije—. Hay que buscar a los demás. No creo que se haya llevado a todos.
— Buena idea. Aunque realmente no sé donde podrían estar, es la primera vez que estoy aquí.
— ¿De verdad? ¿No habías venido nunca?
— No y para hacerlo peor creo que no conozco a nadie de por aquí. Todos deben ser empleados del anterior dueño.
— ¿Y eso es malo?— dije.
— No lo sé pero ya lo descubriremos. Hay que dar un paseo.

No entramos a la mansión. La rodeamos. Detrás de ella habían árboles y otros edificios. Comencé a preguntarme qué tan grande era el territorio que esas enormes puertas limitaban. Tenía sentido que fuera extenso, nadie excepto los que trabajan ahí debían enterarse de lo que pasaba en el lugar.
Me sentía bastante animado así que simplemente me dediqué a seguir a Bran. Nos dirigimos al edificio más cercano. Habían unas personas afuera. Nos acercamos. Entonces pude distinguir la silueta de Jack. Estaba igual que cuando se fue. No pude evitar sentirme muy feliz.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora