37. El diario de Alex Harper

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Aún no amanecía pero yo ya estaba despierto alistándome. Debía viajar bastante. Hacía frío pero no me importó. Tomé el autobús y viajé hasta la ciudad donde vivían mis padres. En el camino recordé muchas cosas. Todos eran buenos recuerdos, cosa que jamás pensé que pasaría pero ahí estaban, inundando mi mente de dulzura. Que Neil me amara y quisiera estar conmigo era tan increíble y bueno que nada podría quitarme mi felicidad. Sentía que estaba flotando en el cielo rodeado de suaves nubes. Quería gritar de la alegría y no podía dejar de sonreír. Me encontraba eufórico.
Entonces llegué después de un tiempo. Caminé por unas calles. Me encontré con la casa de mis padres. Pasé afuera pero no me detuve. No viajé hasta ahí para visitarlos. Seguí mi camino. El sol me sorprendió en algún momento. No me detuve. En algún momento de la mañana llegué hasta la casa de Ed pero tampoco me detuve ahí. Ese no era mi destino.

No recordaba que estuviera tan lejos pero cuando al fin llegué descubrí que efectivamente el cementerio se encontraba bastante alejado de mi casa, sobre una colina por si fuera poco. Subí con lentitud hasta entrar por unas puertas enormes. Busqué a Ed entre tantas lápidas. Lo encontré.

Metí mis manos en mis bolsillos y saqué muchos caramelos. Me senté a un lado de él y puse algunos sobre su lápida. El sol aún no era muy fuerte.

— Traje caramelos— le dije—. Tus favoritos y también unos que me gustan a mí. Para comerlos junto a ti como antes. Solía hacer eso cuando estaba contigo y te contaba cosas. Pues hoy hay algo muy importante que debo decirte. Antes de que lo sepa alguien más tú debes saberlo... aunque sospecho que Jason ya lo sabe... pero está bien, él siempre lo sospechó así que no cuenta. Esto te va a sorprender un poco pero... estoy enamorado.

Tomé un caramelo, le quité la envoltura y me lo metí a la boca.

— Recuerdo que me dijiste una vez que yo lograría enamorarme otra vez y no te creí. Pero debí hacerte caso, tú siempre tenías razón. Sé que me enojé mucho cuando me dijiste eso pero era porque parecía imposible... y lo siguió pareciendo por mucho tiempo hasta ahora. De verdad no tienes idea de todas las veces en las que pensé que nada volvería a estar bien... porque desde que te fuiste me volví un desastre.

No quería llorar. Pero era muy difícil.

— Yo no sé cómo funciona el mundo o por qué pasan algunas cosas— dije—. Posiblemente hay demasiado que no entenderé nunca... pero lo que sí sé es cómo me siento ahora. Y estoy feliz. Tanto que quiero ponerme a bailar. Amo a Neil y él me ama a mí. Me eligió. No puedo creer que lo haya hecho. Habrán dificultades pero estaremos bien. Si nos encontramos juntos nada podrá contra nosotros. Lo sé. Lo puedo sentir en mi corazón...

Respiré profundamente. Sonreí.

— Él te hubiera agradado. Es una increíble persona. Le gustan muchas cosas que a mí también y siento que mi corazón empieza a latir como loco cuando lo veo... de verdad estoy enamorado. Sé lo que es amar así. Te amé por mucho tiempo y conozco la sensación.

Tomé otro caramelo. Lo metí en mi boca después de quitarle la envoltura. Era de limón. Estaba tan ácido que hice un gesto raro con la cara.

— Jamás entenderé por qué te gustaban los caramelos de limón— dije—. Son horribles... en realidad creo que nunca entenderé muchas de las cosas que hacías o decías. Y está bien, no debo comprenderlas. Sólo debo mantener tu recuerdo en mi corazón por siempre. Así será hasta el último de mis días. Todas las cosas que vivimos juntos se quedarán en mi mente en una parte muy especial. Ed, te amaré toda mi vida. Pero creo que esta es la última vez que vendré a visitarte. Perdón por no hacerlo mucho antes pero me encontraba muy perdido... y no merecías verme así. Lo bueno es que me siento de maravilla ahora y creo que el mundo es un poco más brillante y especial de lo que fue por todos estos cinco años. Como si hubiera recuperado su color... como si resplandeciera.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora