153. El diario de Alex Harper

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Se me olvidó parte de mi rutina cuando practicaba y fui terrible. Entonces mi profesora dijo que quería que me quedara después de las clases. Al final esperé a que todos se fueran. Ella se sentó en el suelo a mi lado.

— No sé qué te pasa pero has sido un asco en esto por semanas— dijo ella—. La prueba es dentro de poco y no puedes hacer esto. Se te olvidó una rutina, no puedo creer que cayeras tan bajo. Tú solías memorizar todo inmediatamente, no sé cómo te pudo pasar algo así.
— He tenido unas semanas difíciles. Me acabo de comprometer— le dije y le enseñé mi anillo.
— Es un bonito y enorme diamante. ¿Qué hace tu prometido, es político corrupto?
— Es psiquiatra. Tiene su propio hospital y ha escrito libros.
— Genial. No entiendo por qué eso hace que se te olviden los pasos.
— No es él, es su hijo— dije—. No le gusta lo mío con su padre y cuando nos comprometimos, dejó de hablarnos. Por suerte lo hablaron y ahora ya no nos ignora pero sí me odia. Piensa que no soy digno de su padre y me he quemado el cerebro por días tratando de pensar en qué debería hacer para ganarme su aprobación.
— Pero no debe ser tan difícil ganarse a un niño.
— Lo golpeé el otro día— dije.

Me miró sorprendida y asustada.

— No es lo que parece— dije—. Él estaba siendo muy cruel y yo sólo quería que se callara... no controlé mi ira y me sentí tan herido que... lo hice. Debía ser sólo una bofetada suave pero pasé a rasguñar su cara con mi uña y... ahora su carita tiene una raya extraña.
— ¿Y su padre qué dijo sobre eso?
— Creí que me dejaría— dije—. No lo hizo pero yo lo hubiera entendido. Lastimé a su hijo. No hay día en el que no me sienta mal por eso aún cuando lo hablamos y su hijo me perdonó.
— Si te odia es porque no te ha perdonado.
— También lo creo. Entiendo cómo se siente, su padre es demasiado para mí...
— Nadie es demasiado para un bailarín— dijo ella—. Menos para ti. Eres digno de cualquiera, aún si tiene hospitales y libros. Demuéstrale que eres adecuado.
— ¿Cómo hago eso?— dije.
— A largo plazo, gana la prueba, pasa esa audición, toma tus clases y forma parte de una compañía de ballet. A corto plazo no sé, piensa en algo para impresionarlo. Y no vuelvas a golpearlo. A mí también me dan ganas de golpear hijos ajenos a veces pero está mal y mejor no lo hago. Los golpeo en mi mente. Deberías hacer lo mismo.
— Profesora, usted me asusta a veces— dije.
— Ahora ve a casa. Toma mucha agua, llama a tu prometido, has tus tareas y duerme al menos ocho horas.
— De acuerdo. Nos vemos mañana. Y gracias por la ayuda.

Salí. Estaba muy nublado. Suspiré. Me sentía ligeramente mejor. Caminé hasta la estación de autobuses tratando de apurarme para evadir la lluvia cuando un auto se detuvo enfrente de mí. Me sorprendió ver que era el señor Benette. Lo observé asombrado.

— Sube— dijo desde adentro.
— Ya casi llego a la estación. No hace falta— dije.

Entonces comenzó a llover.

— Sube— dijo y no se veía feliz.

Lo hice. Cerré la puerta y me puse el cinturón. Él comenzó a conducir.

— No tenía que llevarme— le dije—. Pero gracias por eso.
— No quería. Pero no podía dejarte en la lluvia.
— Gracias por ser una buena persona— le dije.

No dijo nada. Estuvimos así por unos minutos. Era muy incómodo.

— Lamento que Tom dejara su empleo— le dije.
— ¿Lo has visto?
— Le ayudé junto a Neil a llevar sus cosas a su nueva casa.
— Ah.

En un giro de eventos que sólo podían pasarle a alguien tan torpe como Tom y que yo no entendía bien, él se comprometió y como se iba a casar, dejó su empleo y se cambió de casa. Ahora vivía en la ciudad donde Neil vivía, cosa que era muy útil porque podría visitarlo cuando Neil y yo viviéramos juntos. Todo eso sonaba muy bien de no ser por que Tom se casaría con otro hombre. Es decir, traicionó al señor Benette para irse con un hombre gay. No sería tan malo de no ser porque era la tercera vez que le pasaba eso al señor Benette. Zac lo dejó para irse con Will. Después yo también lo dejé por Neil y por último Tom lo abandonó para casarse con un abogado importante. Entendía que él no estuviera feliz.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora