111. El diario de Alex Harper (y muchos osos)

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Will me pidió que lo acompañara al centro comercial a comprar unas cosas un día antes de San Valentín. A lo que yo dije:

— Will, son las tres de la mañana, quiero dormir.
— Es que acabo de tener una idea genial— dijo feliz—. Pero necesito que me acompañes al centro comercial. Le regalaré algo muy lindo a Zac pero quiero tu opinión.
— Cualquier cosa que quieras darle le gustará— dije irritado—. Te ama. No necesito viajar tres horas para ayudarte a escoger un osito.
— No es un osito... ¿Crees que también le gustaría uno?
— Espera, si estás hablándome por teléfono en medio de la noche, ¿Dónde estás?
— En la terraza. Hace frío pero no podía hablarte de esto en mi habitación porque Zac escucharía y quiero sorprenderlo.
— Además él se molestaría porque lo despertarías. No hay nada más molesto que alguien interrumpa tu sueño.
— Perdón pero estoy emocionado— dijo.
— Entiendo. Bien, mañana iré a verte después de clases. Tienes suerte de que no deba ir a mis prácticas porque mi maestra usará todo el día para ensayar su presentación.
— Te esperaré— dijo.

Me fui a dormir. Al día siguiente casi me quedo dormido en el transporte público por culpa de Will pero pude mantenerme despierto. Llegué. No le avisé a Neil que estaría en la ciudad pero imaginé que podría sorprenderlo llegando de repente. Cuando llegué, Will me dijo que Zac no estaba porque él y Jason se fueron a ayudarle a Katherine con unas cosas de la cafetería. Era el día libre de Will así que tenía tiempo. Fuimos al centro comercial y dejamos el auto en el estacionamiento. Agradecí llegar porque en el transcurso del viaje mi adorable y emocionado hermano se la pasó hablando sobre los planes que logró organizar con George para la reunión de San Valentín.

— ¿Quiénes irán?— pregunté mientras recorríamos pasillos.
— Laura, Jason, George, Lucille, Lou, Ben, Zac y yo. Seguimos esperando que tú quieras ir.
— Realmente no sé si...
— Nos reuniremos en un bar que George eligió para jugar billar. Es todo.

Oh por dios. Sí irían a un bar.

— Creo que podré tomarme un momento de mi apretada agenda— dije—. Así que apareceré por ahí. Envíame la dirección luego.

Imaginé que sí nos daría tiempo de ir con ellos después de hacer todas las cosas que planeé para Neil. Aunque debía preguntarle a él si quería.

Ya mirando bien el centro comercial, noté que todo estaba repleto de corazones, chocolates y osos. Como si un unicornio acabara de vomitar.

— Hay muchas opciones por aquí— dije—. Cualquier cosa sería buena para Zac. Aunque si quieres darle algo verdaderamente útil, regálale un botiquín de primeros auxilios. Lo usará más.
— No le daré eso— dijo—. De hecho ya sé qué quiero darle.

Comenzó a sonar mi teléfono. Lo tomé.

— Alex, necesito tu ayuda— dijo Zac—, estoy buscando algo para regalarle a Will por San Valentín pero no me decido... hay demasiadas buenas opciones aquí...
— ¿Qué?— dije sorprendido—, ¿Estás comprando cosas?
— Estoy en el centro comercial— dijo—. Jason dice que lo mejor es que le regale a Will algo hecho por mí mismo pero...
— ¿Estás en el centro comercial? ¿Justo ahora, en este preciso instante?
— Sí, ¿Por qué?— dijo.

Eso era malo. Imaginé que lo de ir a ayudar a Katherine fue sólo un pretexto para poder ir de compras sin que Will lo supiera.

— Por nada— dije—, creo que se está cortando la llamada, te llamaré luego.

Guardé mi teléfono. Eso era malo. Ambos no debían verse o se arruinarían mutuamente sus sorpresas.

— ¿Quién era?— preguntó Will.
— Eh... un amigo mío de la escuela— mentí.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now