154. El diario de Alex Harper

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A pesar de apenas ser mayo, en la escuela Laura ya estaba preparando a Lindsey, su secretaria, para que ganara las próximas elecciones y esperaba que el evento de aptitudes vocaciones les ayudaran a ganar adeptos. Yo decidí faltar el día de ese evento porque sabía que lo mío era el ballet. Así que fui a visitar a Neil. Él no había estado bien desde aquella plática con Zac durante la cena. Cuando llegué, se veía bastante preocupado. La razón: se sentía como un fracaso por no saber cómo manejar a Zac después de que le dijimos de lo nuestro.

— Debes dejar de preocuparte por eso— le dije—. No eres un fracaso sólo por un error.
— Pero fue uno muy estúpido— dijo—, ¿Cómo pude ignorar sus sentimientos así? ¿Cómo pude decirle que no era tan adulto? Lo es. De hecho a sus 19 años es más maduro de lo que debería y es porque su infancia no ha sido fácil. Con lo estricto que fue su padre y lo caótica que fue Katherine, no me sorprende que él sea tan lógico y organizado... y por eso lo de nosotros no le gusta, porque no tiene lógica y no es racional. Sé que apenas comenzó a explorar su lado sensible y no sé por qué en ese momento se me olvidó todo eso y me molesté con él. Como si no supiera el tipo de persona que es. Lo único que hice fue herirlo.
— Él hizo una escenita, sólo reaccionaste a ella— dije.
— Y hasta entiendo por qué lo hizo. De niño nunca se permitió expresar así sus emociones. Nunca perdió el control. Era un niño muy maduro. Además si decía que algo estaba mal era porque tenía razón, es muy listo. No la tenía en este caso pero su actitud no estaba injustificada. Y yo ignoré todo eso. No debería ser psiquiatra... no sé cómo podría ayudar a alguien más después de esto.
— Neil, estás exagerando. Te equivocaste una vez. Está bien.
— Yo no me equivoco. Nunca me había equivocado así. No le dan premios a la gente que se equivoca y yo tenía muchos... oh por dios, soy un fraude. ¡Pero si hasta recibí uno de parte del presidente!
— Tranquilízate— le dije—. Te estás estresando demasiado. Y sabes que si eso pasa comenzarás a comer como loco.
— No puedo evitarlo, todo me preocupa.

Estábamos sentados en el sofá. Se veía de verdad mal.

— Escucha, no soy un multipremiado profesional de la salud como tú— le dije—, pero creo que la razón por la que dejaste pasar todo eso es porque se trataba de ti mismo. No de otro de esos casos de tus pacientes que puedes tratar con imparcialidad porque no te afectan. Esta vez era algo personal. Y perdiste la perspectiva un poco, es normal. No tienes mucho tiempo siendo padre y no me sorprende que no sepas cómo lidiar con Zac en una situación así. De hecho nadie debería saber cómo manejar eso que pasó porque es demasiado complejo. Así que no te cuestiones toda tu carrera como psiquiatra sólo porque no pudiste identificar los sentimientos de Zac. Nadie pudo excepto Madie, pero porque le pasó algo parecido. Ni el propio Zac sabía qué pasaba. Está bien.

Me observó.

— Eres demasiado listo— me dijo.
— Y tú más— le dije—. No lo olvides. Si te relajas, pensarás con claridad.
— Tienes razón. Soy un buen psiquiatra. Esto es sólo una crisis.
— Una que ya superaste— le dije—. Zac está bien. Sólo necesita tiempo. Te ama.
— Sí, en algún momento va a querer hablar y debo estar listo para él. No puedo seguir sintiéndome miserable.
— Exacto. Te ama. En cuanto a mí, me odia y probablemente no cambie nunca...
— Eso no es cierto.
— Lo lastimé— le dije—. Emocional y físicamente. Recuerda que lo golpeé. Es más, Will sigue molesto conmigo por eso.
— Pero no querías hacerlo.
— Sí quería, por eso lo hice. Soy una pésima persona. Pero es que nunca he sabido cómo lidiar con los adolescentes... o con la gente.
— Él te perdonó por eso.
— Pues me sentiré culpable toda la vida. Y además... no me aprueba. Fue muy claro en eso.
— También dijo que podría cambiar.
— Presiento que no. La única manera es que yo me volviera como tú. Jamás recibiré un premio de manos del presidente. Y si él se vuelve presidente un día mucho menos porque me odia.
— Ahora el que está exagerando eres tú— me dijo.
— Es que esto es demasiado difícil. No creí que estar juntos fuera a desencadenar todo esto.
— Hay que darle tiempo. Las cosas encontrarán su sitio. Pero no hay que presionar nada. Él ya trató de irse una vez, podría hacerlo otra vez. Me siento tan mal por eso... de no ser porque apareció Will, se habría ido en la noche a quién sabe dónde. ¿Y si algo le hubiera pasado? No me lo perdonaría nunca...
— Pero no pasó— dije.

Rupturas de PasilloOù les histoires vivent. Découvrez maintenant