Rupturas de Pasillo

63. El diario de James (y una visita a la fábrica)

Molestar a los demás estudiantes me hacía feliz pero no era suficiente. Me reía haciendo que los lanzaran a la fuente pero dejó de divertirme. Además Laura estaba detrás de mí siempre para regañarme y Lucille se estaba quedando sin pretextos para defenderme. Sin embargo Bran se divertía mucho. También Letty. Como no debía pasar las tardes con nadie más, solía invitar a Gigi para hacer cosas. Me encantaba cómo no disimulaba estar enamorada de mí. Adoraba que me quisiera. En realidad me gustaba que todo el mundo me amara. Y si no era así, entonces debían temerme. Ambas situaciones era favorecedoras para mí. En todo caso yo estaba fuera de su alcance. Era intocable. Nadie podría hacerme daño excepto Clint. Pero trataba de no pensar en eso. Y cuando lo hacía bebía o le pedía a Bran un poquito más de polvito que iba a inhalar cuidadosamente y con calma en el baño de la escuela. Entonces me sentía mejor. Volvía a sentirme como un rey.

Como me aburría fácilmente decidí ir a visitar a mi gato. Botitas vivía maravillosamente. Le había comprado comida premium, tenía todos los juguetes que quisiera y uno de los guardias lo cuidaba especialmente. Bran y yo llegamos en mi auto una tarde después de clases. Entramos. Salí y corrí a buscar a mi gatito. Se veía muy feliz. Lo abracé. Estaba dándole mucho amor cuando un hombre se acercó a nosotros. Dijo que alguien buscaba a Clint.

— ¿Quién es?— dijo Bran.
— Un tan Grayson— dijo él.
— Es un socio de Clint— dijo Bran—. No debe saber que no está. Le diré que lo llame.
— Iré contigo— dije.

Mi humor era excelente gracias al gato (y las drogas). Nos acercamos a la puerta. La abrieron para nosotros. Un auto negro muy elegante entró. De ahí salió un hombre corpulento de como alrededor de 50 años, con una cicatriz en la ceja y con cara de malo. Probablemente era malo, ningún socio de Clint podría ser bueno. Vestía muy bien y tenía muchos anillos en sus manos. Nos observó y se acercó.

— Niño, ¿Dónde está Clint?— le preguntó a Bran, su voz era muy grave.
— Salió— dijo Bran, parecía un tanto abrumado.

El sujeto iba acompañado de tres sujetos enormes. Como Rocky pero más viejos y amenazantes.

— ¿Necesitaba verlo con urgencia?— dije.

Todos me observaron, sobre todo el sujeto. Me miró como si yo fuera insignificante.

— ¿Quién es esta muñequita y por qué me está hablando?— dijo mientras se acercaba a mí.

Bran entró en pánico. Sonreí. Yo sí sabía quién era él.

— Creo que no nos hemos conocido en persona— dije pretendiendo estar tranquilo—, soy James.
— ¿Por qué debería conocerte?— dijo despectivamente.
— Porque yo lo conozco bien— dije mientras acariciaba a Botitas—. Al menos sí financieramente. Administro a Clint. Sé todo sobre su dinero. Y el suyo. Pero me imagino que no quiere saber detalles de eso.

Él pareció un poco nervioso pero recobró la compostura. Sabía perfectamente que yo conocía cuánto se había estado robando. No era mucho pero era un hecho. Clint lo había dejado pasar porque no tenía tiempo para eso, esa suma parecía insignificante en comparación a todo lo que ganaba ahora que su imperio se expandió, sin embargo el punto importante era la confianza. Una que podría costarle la vida a ese tipo (que debía ser importante pero no tanto como Gerald) y pude comprobar que mis palabras le afectaron porque tenía una expresión de angustia increíble en la cara. No duró mucho así porque su nerviosismo se convirtió en ira. Me miraba como si quisiera matarme. Uno de sus hombres se llevó la mano a su bolsillo. Probablemente tenía una arma ahí.

— Yo no haría eso si fuera tú— le dije, traté de parecer tranquilo y feliz—. Porque hay vigilantes por todas partes.

El tal Grayson miró a su alrededor. No era una mentira. Incluso en los edificios altos habían tiradores. Clint los designó para más seguridad por si alguien atacaba algún día. Era probable ahora que su imperio era más grande.
Jamás pasaría, ese sitio era una fortaleza. Pero al parecer él no lo sabía.