187. El diario de Alex Harper

47 9 26
                                    

Me sentía muy herido. Pero también molesto.

— No, esto no se quedará así— dije mientras me levantaba de la cama—, él siempre se queda con la última palabra pero no hoy.

Caminé fuera de ahí. Neil y Zac trataron de detenerme porque seguramente no entendían qué pasaba pero me seguí de largo. Bajé las escaleras. Crucé ese salón. Vi al señor Benette en su lugar en la mesa. Salí y me dirigí hasta él cuando me detuvieron. Era Tom.

— Alex, ¿Ya te sientes mejor?— dijo.

Simplemente lo observé.

— Sí— dije—. Así que ve a disfrutar de tu boda. Es hermosa. Debes pasarme el contacto de la organizadora.

Después seguí mi camino. El señor Benette me vio llegar a él. Jill se veía muy preocupada.

— Tenemos que hablar— dije.
— Ahora sí quieres hablar— me dijo él molesto.
— ¿Qué está pasando?— dijo Jill.
— Patrick, hablemos— le dije.

Me miró unos segundos antes de aceptar. Fuimos a la parte del jardín donde fue la boda, lejos de las mesas. Me detuve. Lo observé.

— No me disculparé— dijo.
— Lo sé, tú nunca haces eso— dije molesto—. Prefieres perder a todos los que te quieren en lugar de aceptar que estás equivocado. Y está bien, realmente no me interesa aunque esta vez sí deberías hacerlo. Porque no te conté sobre mis intentos de suicidio para que los usaras contra mí. Lo hice porque confiaba en ti. Porque quería que me conocieras más. No suelo hablar de eso con nadie porque me apena mucho. Antes no podía pensarlo siquiera. Neil me ayudó en eso pero es complicado...
— Y no por eso debes casarte con él.
— No lo hago para recompensarlo por ser bueno conmigo— dije—. Me casaré con él porque lo amo y me ama. La gente usualmente se casa por amor como tú lo hiciste.
— Mi relación con Jill no es igual a la que tú tienes con ese sujeto.
— Quizá— dije—. Pero no por eso hay menos amor. Quiero tanto a Neil como tú quieres a Jill.
— Él tiene el doble de años que tú.
— No es cierto— dije—. Es mayor que yo por 18 años. No es el doble.
— Cuando tú naciste, él estaba en la universidad.
— Y cuando yo sea un anciano de 60 años él será un anciano de 78 y a nadie le importará porque nos veremos iguales. Quizá hasta él se vea más joven, debes aceptar que para tener 38 está muy bien conservado.
— Aún así él no es bueno para ti— me dijo—. Tal vez ahora parece una persona respetable pero hizo muchas cosas antes y...
— La gente cambia— dije—. Para mejor. Quizá te parece imposible pero a él le pasó. Ahora es un respetado, exitoso y famoso psiquiatra. No me casaré con él por eso aunque admito que estoy muy orgulloso de todos sus logros. No tuvo una vida fácil y aún así logró mucho.
— Lamento que tuviera que pasar por eso pero sinceramente sigue sin gustarme como tu pareja y creo que jamás dejaré de pensar que es un error. Eres joven y vulnerable. Ahora que sé por todo lo que has pasado me lo pareces más y lo que necesitas es estar rodeado de amor de preferencia de tus padres.
— Pues ellos no me quieren y usted no es mi padre— dije—. No soy tan pequeño como para necesitarlos o tan idiota como para querer compensar su falta de amor buscando una persona mayor. Neil y yo somos increíblemente compatibles y funcionales, tanto que hasta da miedo porque jamás creí poder encontrar alguien así para mí. Él ha sacado la mejor versión de mí y no porque me lo pidiera, sino porque yo quiero ser mejor para poder ser digno de él. Y no espero que lo acepte o siquiera que lo entienda, sólo quiero que respete mi decisión. Yo respeto la suya de no querer solucionar sus problemas a pesar de estar equivocado, usted respete lo que yo creo.

Me miró muy sorprendido. Se había quedado sin palabras. Suspiré.

— Ya he tenido suficiente— dije—. Espero que usted también. Así que mejor evite problemas.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now