191. El diario de James

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En mi mente pasaron unos segundos simplemente, como un parpadeo. Pero no fue así. Pasaron varios minutos muy angustiosos donde Neil trató de reanimarme porque me desmayé. Cuando desperté él estaba a mi lado mientras Scott llamaba por una ambulancia y los demás me veían muy angustiados. Me reincorporé sintiéndome muy mareado pero con una sola idea en la mente.

— No, que no venga la ambulancia— dije.

Scott me miró.

— Jimi, no sabemos si estás bien— me dijo Neil.
— Lo estoy— dije tratando de tener el control de mi mente nuevamente—. Me siento bien. Fue sólo... otra de esas visiones.

Tomó de entre sus cosas una de las pastillas que yo tomaba en casos como ese. Me la ofreció y la tomé. La mujer me dio un poco de agua. Bebí. Me sentí mejor.

— ¿Qué fue eso?— dijo el policía.
— Estrés postraumático— dijo Neil.
— Estoy bien— dije—. Yo sólo... escuché algo que no quería saber... ¿Y mi teléfono?
— Yo lo tengo— me dijo ella, me lo ofreció—. Después de tu desmayo le dije a tu abogado que llamara luego y terminé la llamada.
— Bien— dije—. Gracias.
— ¿Qué te dijo?— me preguntó Scott.
— Que puedo ir por mis objetos personales— dije.
— Suena a una buena noticia— dijo ella.
— Lo era. Pero luego... ya no— dije.
— ¿Hay entre esas cosas algo que no quieres ver?— me preguntó Neil.

Era demasiado listo, no me sorprendía que lo dedujera.

— Clint puso dos propiedades a mi nombre— dije.
— Pensé que se vendería todo lo incautado— dijo el policía.
— Se venderá lo que se decomise de Clint— dijo Scott—. Lo que está a nombre de James no porque es de su propiedad y en vista de que lo declararon inocente, puede conservarlo.
— ¿Sabías eso?— le dije.
— Tenía la sospecha— dijo—. Me alegra que puedas sacar algo bueno de esta situación.
— No quiero esas casas— dije—. Pasaron cosas horribles ahí.
— ¿Por qué las puso a tu nombre?— preguntó la mujer.
— La mansión porque yo se la pedí— dije—. Le hice creer que a él se le ocurrió dármela pero realmente fue mi idea. Quería probar qué tanto podía manipularlo. No fue difícil. A él las cosas materiales no le importaban así que deshacerse de ella fue algo que no pensó siquiera.
— ¿Y qué hay de la otra casa?— preguntó el policía.
— No lo sé— admití—. No sabía que él me la dio. Porque la amaba. Era de su familia, sus padres vivieron ahí. Él regresaba a ella cada navidad. Simplemente no entiendo por qué le dejaría algo tan importante a alguien como yo.
— Quizá porque eres su esposo— dijo Neil—. Su única familia.

Odié escuchar eso. Suspiré.

— Lamento que hayas tenido que casarte con él— me dijo Scott—. Y también lamento que no puedas divorciarte.
— Está bien, no me molesta. Quizá un poco. Me está costando asimilar que de verdad me casé con él.
— Pero podrás divorciarte pronto— me dijo ella—. El tiempo pasará más rápido de lo que piensas. Ánimo. Será como si jamás hubiera pasado.
— No será así— dijo el policía—. Ojalá. Pero nada de eso podrá olvidarse, ¿Cierto?

Me miró.

— Nunca podré olvidarlo— dije—. Intentaré aceptarlo y vivir con ello. Neil dice que es lo que me queda por hacer.
— Lamento que no sea una solución fácil— me dijo Neil.
— Lo entiendo. Jamás creí salir de esto sin consecuencias. Sabía que me costaría. Pero no sabía que sería tan difícil. Volví a la escuela y lancé a un chico al suelo simplemente porque se acercó por atrás y tocó mi espalda. No quería lastimarlo, actué por instinto. Pero todos debieron pensar que lo odiaba.
— Quizá podrías explicarles— me dijo ella.
— Una de las condiciones para que pudieran dejarlo libre era no hablar del asunto— dijo Scott—. Debe fingir que eso jamás pasó y no puede hablarlo con cualquier persona. Oficialmente él nunca se involucró en eso. Hay un expediente pero muy pocas personas saben de él. Debe permanecer así.
— Jamás lo diría, odio hablar de esto— dije—. Además nadie me creería. Todo es muy inverosímil.
— Pero pensé que el director estaba al corriente con la situación— dijo Neil—. Él debía ayudarte.
— Aún cuando lo hiciera, estoy seguro de que todos siguen viéndome como una amenaza— dije—. Me culpan por la presencia de la policía en ese lugar. De la desaparición de mis amigos. De la muerte de Paul.
— No es tu culpa— me dijo Neil.
— Sí lo es— dije—. He pensado bastante al respecto. No sé si Garret me traicionó o si simplemente Paul fue muy desafortunado cuando trataba de huir pero... yo lo llevé a ese lugar. De no involucrarme, él hubiera escapado junto a los demás.
— Fue sólo mala suerte— me dijo Scott—. Una serie de coincidencias terribles. Nada es tu culpa. Tú no llevaste a ese chico a ese ambiente. No murió por ti.
— No se siente así— admití—. No puedo creerlo.
— Quizá pronto— me dijo Neil—. Por eso es importante que vayas a tus terapias sin falta.

Rupturas de Pasilloحيث تعيش القصص. اكتشف الآن